EL INCIDENTE QUE DIO ORIGEN A LA DETENCIÓN DE MARTÍ EN 1869

Written by Libre Online

22 de agosto de 2023

Por Jorge Quintana (1958)

El 21 de octubre de 1869 fue arrestado José Martí. Ese mismo día ingresó a la cárcel de La Habana acusado de infidente. Un registro realizado, manu militari, en la residencia de Fermín Valdés Domínguez en la calle Industria esquina a San Miguel, donde se encontraba el bar Palermo, había permitido a la policía encontrar una carta suscrita por Martí a Valdés Domínguez dirigida a un compañero llamado Carlos Castro, en la que le recriminaban su apostasía como cubano y como discípulo de Rafael María Mendive a aceptar una plaza en el ejército español.

Aquel registro en la familia Valdés Domínguez tuvo su origen en un incidente ocurrido en horas de la tarde frente a la ventana de dicha casa. Conocemos el incidente por lo que han escrito sobre el mismo los biógrafos de Martí, que casi siempre han indagado en fuentes familiares o de personas de la amistad de Martí y Valdés Domínguez de aquella época. No habíamos encontrado nunca una versión del mismo en la prensa no digamos española, ni tampoco en la cubana, que como es de suponer no podía editarse más que en dos lugares en aquellos tiempos: en la manigua y en la emigración.

Hace unos días, revisando la colección de “La Revolución” de Nueva York, que se publicaba en New York como órgano de la Junta Cubana, encontramos una correspondencia fechada en La Habana el 9 de octubre de 1869 en la que se narra el incidente, que no alteraba gran cosa las versiones conocidas, pero que tiene el valor de ser fuente documental de aquella época.

La correspondencia de “La Revolución” dice así:

“De una carta de La Habana, fecha 9 del corriente, extractamos los siguientes párrafos:

Otro escándalo de igual naturaleza hubo en la tarde del lunes en la calle Industria esquina San Miguel.

Encontrábanse algunas señoritas y caballeros en las ventanas de la calle entretenidas en conversaciones familiares, y parece que alguna ocurrencia chistosa hizo asomar la risa a los labios de todos, a la sazón que desfilaban por la calle de la Industria los voluntarios del Batallón de Ligeros. Algunos de estos se empeñaron en creer que se reían de ellos, y se detuvieron en las ventanas a decir palabras indecorosas a las señoritas que estaban allí. Ellas contestaron que no se habían reído de nadie, pero los bizarros no quisieron creerlo, amenazándolas se retiraron del lugar indicado.

Habían transcurrido dos horas y ya ninguna se acordaba de la ocurrencia de la tarde, cuando se presentaron gran número de Voluntarios en la casa a pedir satisfacción por la burla que les habían hecho al transitar por allí y por las trompetillas que decían le habían dirigido los hombres. Todos procuraron convencer a los salvajes del error en que estaban; pero estos, calando bayonetas, penetraron en la casa. Las señoritas se accidentaron y era aterrador el cuadro que se descubría a los ojos de los que por allí transitaban. La casa fue registrada y esto aparece más escandaloso cuanto que se considera que es la de un sacerdote, el Pbro. Valdés Domínguez. Después de mil insultos sacaron siete presos de la casa. Entre estos dos sobrinos del citado Valdés Domínguez, uno de ellos Licenciado en Medicina: –los otros cinco estaban de visita en la casa. Todos fueron llevados a la cárcel y se les ha formado causa que ha pasado a un fiscal militar.

¡Bien por el gobierno de la divisa “de justicia y moralidad”! ¡Bien por su rectitud! ¡Bien por los bizarros voluntarios de la integridad!”. “La Revolución, N 56, Nueva York, sábado 23 de octubre de 1869, P 3, Cs 1 y 2 (Colección de la Biblioteca Nacional).

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