El Hospital Calixto García y su historia

Written by Alvaro J. Alvarez

24 de enero de 2023

En 1566 solamente existía en La Habana un pobre albergue donde se asistía a los enfermos, de ahí la necesidad de construcciones de Hospitales para el aumento y la mejora de la sanidad en ese momento.

PRIMEROS HOSPITALES EN LA HABANA

En 1568 Pedro Menéndez de Ávila estableció una casa especial para militares y marinos enfermos o heridos procedentes de la Florida. De la fusión de ambas casas nació el Hospital de San Felipe y Santiago en la segunda mitad del siglo XVI. A partir de 1602 mejoraron las condiciones de este hospital, cuando fue dirigido por los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.

Aunque se conoce que el primer hospital fue creado en Santiago de Cuba, aún no ha podido determinarse si realizó actividades de enseñanza. Sin embargo, existen evidencias de que la actividad docente asistencial del Hospital Calixto García se inició precisamente entre los años 1744 y 1764, en su institución predecesora, el entonces Hospital Militar de San Ambrosio, donde el Dr. Carlos J. Finlay impartía docencia junto a otros prestigiosos galenos.

En este Real Hospital Militar de San Ambrosio de La Habana, se inició en 1797 la práctica de la disección anatómica en Cuba, con su enseñanza fuera de la Real y Pontificia Universidad de La Habana, así como la práctica y enseñanza a partir de 1823 de grandes intervenciones quirúrgicas, además de la enseñanza de la obstetricia, en 1825 y de la clínica médica, en 1834.

En 1721 se atendían en la Enfermería de Belén los enfermos de la marina y tropa de tierra. 

En 1763, con la llegada de la Armada del Conde de Ricla y de Don José de Aguirre se recrudeció de una manera notable la fiebre amarilla y otras enfermedades y fue necesario utilizar de nuevo el Hospicio de San Isidro y varias casas de alquiler para atender a los enfermos. Terminada la epidemia continuaron los enfermos de la Armada en San Isidro. 

En 1764, tenía la tropa de tierra por hospital, una casa principal llamada de San Ambrosio (situado en la proximidad del Hospicio de San Isidro) y en otras diez casas particulares, dos de los padres belemitas, una de Nicolás Trebejo y otra de Juana Josefa Miranda, de ellas cuatro eran de guano y deterioradas, por todas se pagaba un alquiler de $131 mensuales.

Al terminar este período el Hospital de San Ambrosio se encontraba en la calle de San Isidro, frente al Hospicio de este nombre, donde estuvo hasta 1899 el Anfiteatro Anatómico.

El 24 de febrero de 1895, al comenzar la Guerra de Independencia, las malas condiciones en que se encontraba el Hospital Militar de San Ambrosio, principal unidad de atención hospitalaria de la sanidad militar hispana en la isla, determinaron que el gobierno colonial, presionado además por el número elevado de bajas de las tropas en campaña sobre todo por enfermedades infectocontagiosas, construyeran en La Habana en terreno propiedad del Estado conocido por Alturas del Príncipe, un nuevo hospital, no como el viejo de San Ambrosio que poseía un único y grande edificio, sino de múltiples casetas o barracas, lo que facilitaba el aislamiento de los pacientes por enfermedades, compuesto por ochenta y una barracas, de las que estaban dedicadas cincuenta y nueve a medicina general, doce a enfermedades infecciosas, dos a fiebre amarilla específicamente, seis para convalecientes, cuatro para oficiales enfermos y el resto a actividades de dirección, administrativas y de apoyo. 

La metrópoli en su afán desesperado por retener la colonia envió a ella más de 200,000 soldados, el ejército más numeroso mandado por una potencia colonial europea a América. Casi la cuarta parte de ellos, unos 44,828 soldados, estuvieron ingresados en 1897 en el Hospital Militar Alfonso XIII, principalmente por presentar enfermedades infecciosas.

El número elevado de bajas de las tropas dentro del hospital, debido a enfermedades infectocontagiosas en su mayoría, se estimaba que tenía una mortalidad de 60 x 1,000 atendidos. Además, contaba con graves problemas de salubridad, ya que se situaba en las márgenes de la ensenada que recibía los desagües de las barriadas del Cerro, Jesús del Monte, Jesús María, los del Canal de Chávez y además conducía la sangre e inmundicias del Matadero.

Concluida la guerra en 1898, el ejército de EE.UU. ocupó el hospital y el gobernador militar John Brooke (1838-1926) dispuso la inversión de una elevada suma de dinero para la reparación general de la institución y su mejor equipamiento. Con el nombre de Hospital Militar Número Uno fue reinaugurado a principios de 1899.

El Dr. Julio San Martín Carriere (1854-1905) notable histólogo, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad y Concejal del Ayuntamiento de la Habana logró el 19 de junio de 1900 trasladar la dependencia del Hospital al Ayuntamiento y con el nombre de Hospital Municipal Número Uno.

Este cambio favoreció a la población pobre de la capital, pues dos hospitales municipales de pésimas condiciones, los de Aldecoa y Los Ángeles, fueron clausurados y sus enfermos trasladados al Número Uno.

En septiembre de 1900 se creó la Escuela de Enfermeras, tercera del país. A partir de 1902 los pabellones recibieron nombres, en su inmensa mayoría de grandes figuras de la medicina cubana, característica esta única en el país que se mantiene hasta el presente.

En diciembre de 1902 el Hospital Número Uno, contaba con el director, cinco médicos internos, diecisiete médicos de visita, un farmacéutico y diecinueve alumnos practicantes, sin contar con el ayudante de microscopía clínica y bacteriología.

En enero de 1903 se fundó el Boletín Clínico Mensual del Hospital Número Uno, primera revista publicada en Cuba como órgano oficial de un hospital. También en 1903, se organizó la Academia de Estudios de los Alumnos Internos del Hospital Número Uno, celebrando ocho sesiones por mes y ofrecía dos conferencias semanales.  

El Boletín Clínico Mensual del Hospital Número Uno, (1903-1904) se encontró que se lanzaron 12 números en el 1903 y un número de 1904. 

También en el mismo año 1903, comienza a publicarse la Revista de Medicina y Cirugía de la Habana, dirigida por el Dr. José A. Presno y Bastiony (director fundador), Catedrático jefe de trabajos anatómicos de la Facultad de Medicina.

En febrero de 1905 se creó el Laboratorio Central, que tuvo en sus inicios carácter de laboratorio nacional. En junio de 1906 se inauguró una sala destinada a leprosos. 

En 1908 comenzó a prestar servicios una sala de enfermedades de la laringe, oídos y fosas nasales, segunda del país.  En febrero de 1910 se inauguró en el hospital el Asilo de Ancianos Petronila Gómez, uno de los mejores de la República. En junio de 1910 en junio comenzó, en el Hospital, la enseñanza de la carrera de comadronas o parteras, adscripta a la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de La Habana.

Los alumnos de la asignatura de Patología de Afecciones Intertropicales, de la citada Facultad de Medicina y Farmacia, recibían en la sala de enfermedades infecciosas Lazear algunas prácticas.

Además, en la década de 1910, profesores de otras cátedras llevaban sus alumnos a practicar a los servicios del hospital cuyas jefaturas ostentaban. Así los de Clínica Médica, Patología General, Enfermedades Nerviosas y Mentales y Trabajos de Microscopia y Química Clínica, pero todo ello de manera no oficial. Esto sin embargo le va a dar al Hospital el carácter de docente, desde esta etapa tan temprana, lo que se mantendrá como su característica más relevante en el resto de su historia.

Cuando el eminente cirujano, el Dr. Enrique Núñez de Villavicencio y Palomino (1872-1916), fue nombrado secretario de Sanidad en mayo de 1913 por el Presidente Mario García-Menocal se propuso mejorar en todo lo posible la atención médica hospitalaria en Cuba y como parte fundamental de ese proyecto la reconstrucción del Hospital Número Uno.

El 30 de abril de 1914 con cuatro casas y cincuenta y nueve pabellones de madera, unidos entre sí por corredores del mismo material, el Dr. Núñez de Villavicencio Palomino acometió la tarea de sustituir dichos viejos pabellones por sólidas edificaciones de mampostería y personalmente concibió y planificó los trabajos de las nuevas construcciones, los que distribuyó por especialidades y propuso a la Junta Nacional de Beneficencia, que los aprobó por unanimidad, los nombres de las edificaciones así como los de sus salas. 

Su prematura muerte el 15 de septiembre de 1916 le impidió ver terminada lo obra. 

CAMBIO DE NOMBRE… HOSPITAL NACIONAL GENERAL CALIXTO GARCÍA

En junio de 1917 se le cambió el nombre Número Uno por el de Hospital Nacional General Calixto García, como siempre fue el deseo del Dr. Núñez.

El 17 de mayo de 1920, se inauguró en el mayor de los pabellones construidos, el Hospital de Maternidad e Infancia Dr. Enrique Núñez, actual Servicio de Ortopedia y Traumatología.

En 1921 contaba el hospital con dieciocho pabellones nuevos de mampostería, seis de ellos de dos plantas, además de diez pabellones de madera y cinco para enfermos tuberculosos, también de madera.

Con estas construcciones el Hospital Nacional General Calixto García quedaba convertido en la institución de mayores posibilidades de desarrollo y eso fue apreciado por el claustro de profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana el cual desde ese momento intensificó sus gestiones para convertirlo oficialmente en su Hospital Docente.

Quedaba así convertido de hecho el Hospital Nacional General Calixto García en el segundo hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, pero con muchas más posibilidades de impartir docencia que el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, que hasta ese momento había llevado la responsabilidad de la enseñanza clínica.

En 1882 se comenzó a edificar en El Vedado, en la manzana que hoy ocupa Coppelia, el Hospital Nuestra Señora de Las Mercedes, inaugurándose en febrero de 1886. Se diseñó con pabellones aislados y ventilados a patios interiores, siguiendo los criterios imperantes en la época para estas construcciones. Fue este hospital civil, pionero en varias esferas, aquí radicó la primera Escuela de Enfermería de Cuba, el primer Laboratorio de Rayos X y su primer director fue el reconocido Dr. Emiliano Núñez de Villavicencio y Álvarez (padre de Enrique), quien continuaría en sus funciones incluso después de la independencia de Cuba. 

La zona de la Rampa pasó a convertirse en una de las más céntricas y modernas de Cuba en los años 50, esta parcela se convirtió en el terreno más caro de Cuba y se decidió demolerlo en agosto de 1958 y edificar una nueva sede, en la Calle D entre 29 y Zapata. 

CONSTRUCCIÓN DE AVANZADA 

Las construcciones en el Calixto García continuaron sobre todo desde la llegada a la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, el 28 de mayo de 1926, del doctor Francisco M. Fernández y Hernández, profesor auxiliar de la cátedra de Enfermedades de los Ojos con su Clínica. 

A este bello aspecto que tomaba el Hospital se agregaron nuevas y muy importantes construcciones de mampostería. El conjunto fue construido cuidadosamente, atendiendo las normas arquitectónicas para la construcción de instalaciones médicas y sanitarias. Todos los pabellones estaban hechos con cimientos y cubiertas de hormigón armado y muros de ladrillos. Las columnas exteriores de las edificaciones eran de cantería sin vestir. Las paredes exteriores se terminaban con estuco a partir de una mezcla de polvo de piedras, cemento blanco y polvo de mármol.

Hacia el interior, cada esquina y ángulo fue cuidadosamente redondeado para hacer el espacio de fácil limpieza y así lo más sanitario posible. El diseño de los suelos varió según el uso. Las habitaciones se ocuparon con losa hidráulica imitación de mosaico, y los de las salas de operaciones, curaciones, etc.… de granito artificial monolítico.

Para facilitar la entrada de ventilación y luz natural, en los edificios donde se encontraba el Dispensario, el Salón de Actos y el edificio de Radioterapia, se hicieron lucernarios.

El poderoso ciclón que azotó violentamente la provincia de La Habana el 20 de octubre de 1926, dañó muchos de los pabellones de mampostería y destruyó los de madera. El activo nuevo secretario dio inmediatamente las órdenes necesarias para la reparación de los pabellones dañados, la reconstrucción de los de madera, así como que se iniciara la construcción de calles, aceras, plazas, jardines y se embellecieran convenientemente las avenidas.

También se le añadieron nuevos pabellones como la clínica y dispensario de Oftalmología Santos Fernández, el Instituto del Cáncer, que radicó en el hospital desde 1929 hasta 1949 que pasó al nuevo Hospital Curie y las cátedras de Fisiología, Física y Química Biológica, entre otras.

En diciembre de 1930 fueron demolidos los viejos pabellones de madera y casetas que constituían la Sala Romay de tuberculosis y trasladados los pacientes al Sanatorio La Esperanza y se estableció un Dispensario Antituberculoso con salida por las calles 25 y J al que se le denominó Esperanza Hernández de Fernández.

Los próximos años de la década de 1930 fueron, sin embargo, los más difíciles de toda su historia. El estudiantado universitario desde 1927 se había enfrentado a las aspiraciones reeleccionistas del general Gerardo Machado Morales y ese mismo año un grupo de ellos fue expulsado de la Universidad, lo que provocó enérgicas protestas, algunas llevadas a cabo en el salón de actos del Hospital. 

Día a día las actividades revolucionarias estudiantiles se incrementaban. Por Decreto Presidencial de 15 de diciembre de 1930 el general Machado clausuró la Universidad de La Habana por tiempo indefinido, lo que alejó la gran masa de estudiantes de medicina del hospital y anuló las actividades docentes hasta el 12 de agosto de 1933.

En 1933 el estudiantado y buena parte del profesorado de la Facultad de Medicina se destacaron en los hechos que se sucedieron vertiginosamente y que llevaron a la presidencia provisional de la República al doctor Ramón Grau San Martín, profesor de la Facultad de Medicina, quien desde 1923 explicaba en el Hospital su cátedra de Fisiología. 

El Dr. Grau durante sus 127 días, le concedió a la Universidad de La Habana su tan ansiada autonomía. Depuesto dicho gobierno el 15 de enero de 1934 se produjo la primera huelga médica en Cuba en la que perdió la vida el Dr. José Elías Borges Carreras, destacado líder de la Federación Médica Nacional, quien fue autopsiado en el pabellón Gordon y años más tarde el Colegio Médico Nacional, construyó en el hospital un hermoso edificio destinado a la atención de los médicos, con el nombre de Pabellón “Borges”, inaugurado en diciembre de 1949.

EXCELENCIA EN LA ATENCIÓN MÉDICA HOSPITALARIA

En esos momentos el Hospital Nacional General Calixto García era sin dudas, la unidad más importante de la atención médica hospitalaria en el país, no sólo por el elevado número de sus camas, sus majestuosas edificaciones, la belleza de su conjunto arquitectónico (muy semejante al de los principales hospitales de Europa) sino también por la calidad científica de la atención médica en él prestada. Muchas de las cátedras de la Facultad de Medicina radicadas en sus pabellones dieron origen o consolidaron verdaderas Escuelas Cubanas en especialidades como Cirugía General, en las Salas: Mestre, Enrique López, San Martin, Costales, Fortún y Salón Menocal. 

La Especialidad de Medicina Interna, en las Salas: Weiss, Torralbas, Landeta, Yarini, Clínicas Alto y Bajo, Santos Fernández, Bisbé y Bacallao. La Especialidad de Dermatología, en las Sala Luaces. La Especialidad de Parasitología, en la Sala Domingo Cubas. La Especialidad de Obstetricia, en la Sala Enrique Núñez. La Especialidad de Medicina Legal, en la Sala Carlos M. Céspedes. La Especialidad de Psiquiatría, en la Sala Valdés Anciano. La Especialidad de Hematología, en la Sala Alberto Recio. La Especialidad de Neurocirugía en el antiguo Instituto del Cáncer. El pabellón Gutiérrez transformado en unidad Clínico-Quirúrgica de mujeres a la que se le dio el nombre de Clínica “Francisco M. Fernández”.  El pabellón Cowley, que albergó en su planta baja el servicio de Pediatría con el nombre de “Albertini” y en la planta alta uno de cirugía con el de Bacallao, años más tarde cedido este último a la cátedra de Terapéutica con aplicación a la Clínica.

En 1937 se fundó del Instituto de Medicina Tropical, en el pabellón Domingo Cubas, por el profesor Pedro Kourí Esmeja y sus colaboradores los profesores José G. Basnuevo Artiles y Federico Sotolongo Guerra, primera institución de investigaciones científicas con la que contó la Facultad de Medicina.

CENTRO DE SALUD Y DE FORMACIÓN  UNIVERSITARIA

Por Decreto Presidencial de 9 de noviembre de 1940 el Hospital comenzó a ser regido por una Junta de Gobierno integrada por cinco profesores de la Facultad de Medicina, dos médicos del Hospital y el Secretario de la Junta de Gobierno de dicha Facultad, lo que lo hacía en parte una unidad universitaria, aunque no completamente, ya que los acuerdos de su junta de gobierno debían ser aprobados por el Ministro de Salubridad y Asistencia Social y los pagos tanto del personal como de las atenciones del hospital, eran efectuados por la pagaduría de dicho Ministerio.

No fue hasta 1943, que, por un nuevo Decreto Presidencial, el hospital pasó a ser regido completamente por la Universidad de La Habana, por conducto de la Facultad de Medicina. A partir de entonces recibió oficialmente el nombre de Hospital Universitario General Calixto García. Formada su Junta de Gobierno por 7 profesores de la Facultad de Medicina designados por su claustro y los acuerdos de dicha Junta, aprobados por el Decano de la Facultad.

La Clínica del Estudiante, inaugurada el 28 de enero de 1949 en el antiguo pabellón de penados. Como Hospital Universitario General Calixto García, en los primeros años de la década de 1950, estaba integrado por algo más de 30 edificaciones, con más de 40 servicios de Consulta Externa, 10 Salones de Operaciones, 8 Salas de Cirugía General, 18 Salas de Medicina Interna y 31 de Especialidades, contando con 1,200 camas. Pero se iba acentuando el hacinamiento de los enfermos en las salas con la solución a medias de las camas en los pasillos centrales. 

Por esos años gracias al impulso de la Asociación de Médicos y Alumnos Internos del Hospital Universitario General Calixto García (AMAI) y con la colaboración de todos sus profesores y médicos, vio la luz en enero de 1949 el primer número de Archivos del Hospital Universitario, una Revista Médica Bimestral, que llegó a ser considerada una de las mejores de Cuba en su época, la cual completó su último volumen (XIII) en diciembre de 1961. Su primer director fue el Dr. Rafael Cowley Campodónico, director del Hospital. El Comité Editorial lo integraban los Drs.  Rafael Inclán Guas, Ignacio Macías Castro (1920-1998), Virgilio Beato Núñez (1916-2018), Gustavo Vázquez Rosales, Fernando Pérez Montes, Armando Nart-Bargos. 

En esta publicación está contenida lo mejor de la labor científica realizada en el hospital durante la década de 1950 y si a ella unimos la recogida principalmente en publicaciones como: Revista de Medicina y Cirugía de La Habana del profesor Dr. José A. Presno Bastiony; Archivos de Medicina Interna de los profesores Pedro A. Castillo Martínez, Clemente Inclán Costa y Luis Ortega Bolaños; Archivos de Medicina Infantil del profesor Dr. Clemente Inclán Costa, órgano oficial del servicio de pediatría del hospital y por tanto otra de sus publicaciones periódicas y Revista Kuba de los profesores Pedro Kourí Esmeja y José G. Basnuevo Artiles, órgano del Instituto de Medicina Tropical y la cátedra de Parasitología y Enfermedades Tropicales, se concluye que el aporte científico del Hospital General Calixto García durante los años de las décadas de 1920 a 1950 es el mayor realizado en un hospital cubano con y solo  comparable con el llevado a cabo por el otro Hospital Universitario, Nuestra Señora de las Mercedes, heredero del Real Hospital San Felipe y Santiago conocido también como Hospital San Juan de Dios.

A pesar del cierre de la Universidad en 1956 los servicios hospitalarios de las cátedras continuaron prestando asistencia médica dada por profesores y trabajadores en general. En 1959 se reiniciaron las actividades docentes, pero el Hospital, la Facultad de Medicina y el Colegio Médico Nacional quedó convertido en centro de una intensa lucha.

El 2 de febrero de 1959 la FEU y un grupo de profesores, bajo la consigna de impulsar la depuración y la reforma universitaria, tomaron la Facultad de Medicina, destituyeron de hecho a todo el profesorado y nombraron una dirección revolucionaria. Este suceso se conoce con el nombre de El Colinazo y va a repercutir en el Hospital donde también se destituyó su Junta de Gobierno y se nombró una dirección revolucionaria.

Suspendidos de empleo y sueldo y sometidos a juicio disciplinario los profesores desafectos en septiembre de 1960, ingresaron por concurso nuevos profesores, que ya trabajaban en las cátedras, los que unidos a algunos viejos maestros que permanecieron en la docencia, asumen junto a la labor docente los servicios asistenciales del hospital hasta normalizarse todas las actividades y ser proclamada oficialmente la reforma universitaria del centro superior habanero el 10 de enero de 1962.

El hospital contó desde 1972 con la Unidad de Terapia Intensiva (UTI), la primera creada en Cuba, Unidad de Cuidados Intermedios (UCIM), Máxilo Facial, Estomatología, Servicio Social, Biblioteca-Hemeroteca y algo de extraordinaria relevancia: el Centro Nacional de Referencia para Donación de Órganos. 

Hoy en el hospital Calixto García “no hay nada, pero todo se resuelve con dinero”. Escenas dantescas aparecen reflejadas en medios alternativos o narradas por los propios pacientes que cuentan la odisea que se vive en este centro de salud que no es más que el reflejo de la hipocresía de ese régimen. Los medicamentos y otros insumos no existen, las personas sufren por la falta de todo tipo de material, pero las historias reflejan que con dinero “todo aparece en el Calixto García, al igual que en cada centro de salud de la Cuba comunista.

Una vez más se comprueba la farsa del comunismo, donde impera la incapacidad, la mentira y la corrupción a todo nivel. Solamente engañando a los tontos útiles, es que pueden presentar unas cualidades inexistentes.

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