El FOCSA, la séptima maravilla de la ingeniería cubana

Written by Alvaro J. Alvarez

28 de julio de 2021

Sin duda alguna, el FOCSA es una maravilla creada por ingenieros y arquitectos cubanos, con capital criollo. Para que tengan una idea de su prodigiosa planificación, usted podía vivir perfectamente dentro de esa fenomenal manzana sin tener que salir de ella, a no ser para ir a una iglesia, a un hospital o al cementerio. Porque allí había de todo lo demás. 

Si el propietario tenía automóvil lo podía estacionar en su parqueo privado después de haber entrado por la calle M, al lado del Cine Focsa, porque había dos pisos subterráneos para ello.

Para subir a su apartamento, desde el propio garaje, el residente tenía la opción de hacerlo en alguno de los dos elevadores de servicio que allí estaban, o entrar por el Lobby situado en la misma esquina de M y 17, al frente del edificio. Al entrar saludabas a Bebo, el amable portero uniformado y entrabas a cualquiera de aquellos 4 enormes ascensores, marca Otis. Si Ud. era uno de los residentes de un penthouse, entonces tenía que tomar un pequeño elevador que lo llevaba directo hasta el piso 29.

Había una regulación, antes de ser robado el edificio en 1960, que no se podía entrar con paquetes por el Lobby, tenías que hacerlo por los elevadores de servicio. Aquí en Miami entran hasta con la basura y aperos de limpieza en los elevadores. ¡Cuba era algo increíble!

Con sus 34 niveles desde el cimiento a la cima y 10,000 m² de superficie, el Focsa se alza majestuoso en la manzana comprendida por las calles M, N, 17 y 19, en pleno Vedado. Su construcción comenzó en febrero de 1954 y se concluyó en junio de 1956. Entre la colocación de la primera piedra y el último toque de pintura, transcurrieron 28 meses. Desde el año 1952, Goar Mestre (1912-1993), propietario de CMQ Radio y TV, tenía la idea de construir un edificio de apartamentos para sus artistas y empleados. Para hacerlo compró por $700,000, el terreno del Club Cubanaleco, de los trabajadores de la Cía. Cubana de Electricidad y creó la Compañía de Fomento de Obras y Construcciones S A. (Focsa). Realmente quien logró esta venta fue el arquitecto Ernesto Gómez Sampera que consiguió cambiarles a los electricistas, su Club Cubanaleco en el Vedado por otro en la costa de Marianao, todos quedaron contentos y así se pudo construir el Focsa.

Los tres hermanos Mestre-Espinosa, Goar, Abel y Luis Augusto, se asociaron en el negocio. Se sumaron además José (Pepín) Mario Bosch Lamarque (1898-1994 (Pepín), presidente de la Casa Bacardí y Ernesto Gómez Sampera, que fungió como vicepresidente segundo y que fue el proyectista y arquitecto de la obra. Julián de Zulueta y Besson (1903-1987), propietario y presidente del Banco Continental. A mediados de 1954 tenía una difícil situación financiera (pérdidas de más de $500,000) debido a la compra del Banco Popular y por el crédito dado a la Compañía de Fomento de Obras y Construcciones S A. (donde él tenía intereses), para la construcción del Focsa que lo financió con dinero de su entidad bancaria y puso al Banco Continental al filo de la quiebra. Para salvarlo el Bandes le otorgó un crédito de 6 millones para respaldar esos préstamos al Focsa.

Participaron en esta gran obra el grupo de arquitectos formado por el español Martín Domínguez Esteban (1897-1970) y cubanos Ernesto Gómez Sampera, (1921-2004 después Gómez Sampera se radicó en Puerto Rico, donde siguió ejerciendo la profesión hasta su deceso el 19 de enero de 2004) y su esposa Mercedes Díaz. Los ingenieros civiles Bartolomé Bestard y Manuel Padrón. El ingeniero estructural Luis Sáenz Duplace fue quien dirigió las obras. Sáenz, Cancio y Martín realizaron análisis del subsuelo, hicieron taladros, estudios geológicos, pozos, pruebas de compresión y de carga directa en el terreno. El ingeniero eléctrico Fernando Menéndez y el ingeniero mecánico Gustavo Bécquer.

Durante el proceso de diseño del edificio, tanto en sus líneas generales como en sus detalles, una estrecha colaboración entre arquitectos, ingenieros, estructurales, de instalaciones y de los ingenieros encargados de la ejecución de la obra, facilitó grandemente la solución de las dificultades, que una obra de esta magnitud presenta. La retícula que forman los elementos verticales de los muros sustentantes y las placas horizontales de los pisos, le permitían soportar los esfuerzos provocados por las cargas, los vientos y los cambios de temperaturas, sirviendo al mismo tiempo, a la perfección, de aislamiento entre las unidades y proyectando grandes espacios exentos que facilitaban la distribución interior de las diferentes unidades. Cinco depósitos de agua con capacidad de 300,000 galones de agua, con equipos de bombeo independientes aseguraban el abastecimiento del edificio, sin necesidad de emplear válvulas reguladoras de presión. Un depósito compensador aliviaba la descarga del edificio sobre la red general de desagües. La distribución del servicio eléctrico se hacía por medio de 6 cámaras de transforma-dores que disminuían al mínimo las caídas de voltaje. Una planta diésel aseguraba el servicio eléctrico cuando fallaba la corriente general.

Se utilizaron 35,000 m³ de hormigón, 120 km. de tubería plástica eléctrica para alambres, 300 km. de alambre eléctrico con aislamiento termoplástico tipo TW, y 500 km. de tubería de plomería. La cimentación del edificio se realizó sobre calizas coralinas, arenas consolidadas y margas con fracturas visibles.

Durante la obra se creó una hormigonera, lugar que después se aprovecharía para la piscina, siendo más económico y no siendo necesario el transporte de hormigón.

Después de realizar un estudio se compró una máquina de la firma Rosa Cometa, para producir en obra, los bloques de hormigón. En toda la construcción del Focsa no se utilizaron grúas.

Contaba el edificio con una pizarra automática (donde trabajaba Marta) para 500 teléfonos internos, que permitía 50 conversaciones simultáneas. Se instaló una planta eléctrica de emergencia de 200 Kilovatios, que podía mantener el servicio a los 8 elevadores, luces en pasillos, escaleras, bombas de agua, etc.

Capas de 7 centímetros de escoria de carbón de piedra sirvieron para resolver la acústica del edificio. El estacionamiento en los dos pisos de garaje tenía una capacidad para 500 autos.

La oposición entre los huecos de las ventanas y los huecos de sus terrazas acentuadas por las horizontales de los antepechos forma una composición agradable, como si fuera una enorme tela escocesa que iluminada en la noche resultaba una poderosa atracción de La Habana ya que es una de las vistas que al llegar por la tarde desde el mar se imponía al ojo humano.

Un sistema de pasillos, ubicados al fondo del edificio separaba el ingreso de la servidumbre y vendedores del ingreso de los propietarios. Cada apartamento con cocina y calentador eléctrico, tenía un servicio de 110 y de 220 volts.

El Focsa mide 121 metros sobre el nivel de la calle. En el momento de su inauguración fue el inmueble de hormigón más alto del mundo, superado solo por el edificio Marinelli, de Sao Paulo, en Brasil, con sus 144 metros de altura.

Muchas fueron las opiniones en contra de un edificio tan alto. Se dijo que sus vibraciones y oscilaciones podrían ser dañinas para la salud humana, y que su estructura de hormigón lo haría antieconómico a partir del piso 18. Ni lo uno ni lo otro. Las investigaciones demostraron que en caso de que vientos de 240 km/h azotaran al Focsa, su parte superior podría moverse no más de diez centímetros, lo que no resultaba significativo para la salud ni para el inmueble mismo. Y en cuanto a los costos, el ahorro fue de 5% en los pisos bajos y de 18% en los altos. Para lograr una majestuosa altura en la arquitectura de la torre central se necesitaban 6 pisos de altura y Gómez Sampera logró colocar en el 29 los penthouses, con la innovación de colocar otros penthouses en los pisos 30 y 31. Sobre estos tres niveles colocó los 3 pisos del Club La Torre.

El Focsa tiene forma de Y y consta de tres partes fundamentales. En las dos primeras plantas, que forman la base del edificio, había tiendas de ropa y de víveres (el MiniMax), estudios de CMQ-TV, y de radio, agencia bancaria y publicidad, oficinas médicas y comerciales, restaurantes, cafeterías, farmacia, óptica, cine, dos clubes nocturnos (uno era el Scherezada), una oficina de correos, barbería (Windsor), peluquería, quincalla, ferretería, joyería (con ventana al Lobby), la dulcería Aliet, quiropedista (Rosabal), fotografía, tintorería, tiendas de ropa y de regalos. Muchas de estas oficinas estaban en la Mezzanina, que tenía una escalera volada por la calle M.

El edificio en sí, de forma semicircular tiene 28 pisos destinados a los 364 apartamentos (13 por piso y designados por la letra A, desde el extremo oeste hasta la letra L hacia la calle 19. Los de la letra M quedaban al lado de los elevadores, en el mismo centro del edificio). En el piso 29 había 7 penthouses y los pisos 30 y 31 ocupados por un townhouses en cada uno, que completa los 373 apartamentos del Focsa.

Los 364 apartamentos eran de 3 habitaciones (5xpiso=140) ó de 2 habitaciones (8xpiso=224), todos contaban con una pequeña habitación, con baño, para el personal de servicio. En la parte más alta y central del Focsa se encontraba el Club La Torre (ocupaba los pisos 32, 33 y 34) un club privado con su entrada y elevador al lado del restaurante Emperador, por la calle 17. Donde había salones de recreo, restaurante (en el piso 33), salas de masajes, oficinas y un mirador, sin duda el punto más alto de La Habana, como una atalaya encristalada desde donde pueden verse hasta los barrios periféricos de La Habana. Uno de los dos elevadores de servicio llegaba hasta el Club.

Formaban parte asimismo de la edificación parques y jardines interiores sobre todo, a nivel de la calle, en el área del Correo y de la Cafetería El Patio, que daba paso a la entrada de los estudios de CMQ-TV. Toda el área alrededor de la inmensa piscina eran jardines y allí el edificio tenía unos grandes espacios para que el aire pasara por allí para salir hacia la calle M, era una forma de aliviar la presión del aire sobre la estructura del edificio. Todos los peatones que caminaban por esa calle, sentían la fuerza del viento que les impedía caminar erectos. Hasta los vehículos que circulaban por 17, 19 y por M, se movían por el viento. Había balcones en todos los apartamentos, unos abiertos y otros cerrados (con costos adicionales por los propietarios). Si Ud. abría un poco aquellas ventanas de cristal con marcos de aluminio, el viento era muy fuerte.

El Focsa fue concebido para que vivieran y laboraran en sus áreas unas 5,000 personas. En su concepción se superó el concepto aislacionista de las grandes mansiones de los años 20, que eludía la trama urbana como ámbito de vida.

Los 4 elevadores del Lobby, paraban en 14 pisos, usted salía y caminaba por un pasillo que se encontraba en medio de dos pisos, para entrar a su apartamento, tenía que subir o bajar unos pocos escalones. Si había subido por cualquiera de los dos elevadores de servicio, situados en el garaje, entonces tendría que subir o bajar 2 pisos, porque las paradas de esos ascensores eran en solamente 7 pasillos, por tanto esos pasillos le daban servicio a 4 pisos.

Una escalera está ubicada cerca de la puerta principal que conduce al corredor de inquilinos, un segundo conjunto de escaleras está ubicado en la salida trasera del apartamento y conduce al corredor de servicio en un nivel diferente.

Los apartamentos tenían un sistema de ventilación interno mediante un conducto en el falso techo, que usted podía regular mediante una rejilla de madera. Ese aire entraba por un cajón de aire en la parte de atrás y al lado de la puerta de servicio de cada apartamento. Este cajón o espacio libre iba de arriba hasta abajo de todo el edificio permitiendo esa ventilación.

El Focsa es una unidad vecinal que pasó a ser el primer exponente habanero de una ciudad dentro de la ciudad, de una isla habitada y autosuficiente, equipada con todos los servicios sociales. Se calculó su inversión total en 10 millones de pesos o de dólares porque valía igual al peso.

El Focsa constituyó una operación inmobiliaria fenomenal. La mayor y más ventajosa operación de venta de inmuebles que se ejecutó en Cuba en todos los tiempos. Cuando se dio fin a la obra, en junio de 1956, se habían vendido ya locales por un millón de pesos y se había recuperado 3 millones por la venta de apartamentos.  En octubre de 1957, esto es, 16 meses después de la conclusión del edificio, estaban vendidos todos sus locales para oficinas y comercios, asícomo la totalidad de sus apartamentos. Los apartamentos más baratos eran los de abajo y aumentaban su precio unos $30 por piso. Los de (2+1) costaban unos $20,500 y los de (3+1) $21,500. Como dato curioso, los que primero se vendieron fueron los apartamentos más altos y el 20% de los compradores los pagaban al contado. El organismo Fomento de Hipotecas Aseguradas (FHA) financió el 80% del costo de las viviendas y el 60% de los locales comerciales, como se consideraba mínimo el riesgo

En Semana Santa se iluminaba una Cruz desde abajo hasta arriba en el frente del Edificio.

Nota: Por supuesto el edificio FOCSA fue robado por los eternos constructores de ruinas y cambiado su nombre para Manuel Fajardo.

Durante la década del 60, hubo dos oportunidades de salida del país….¡gratis! para todos los propietarios que quisieran viajar en Cubana de Aviación hacia España a cambio de dejarle sus apartamentos a Fidel Castro. Para ello pusieron una oficina de inmigración (ellos nunca dicen Dpto. de Emigración) en el Lobby del FOCSA, allí te retrataban, te daban el pasaporte y en guaguas te llevaban para el aeropuerto de Rancho Boyeros. Yo conocía a muchos de estos propietarios-viajeros que regalaron sus apartamentos con tal de abandonar el país.

Había otra opción, la jefa de los chivatos del edificio era la venezolana y ascensorista Dalia, que todos los meses visitaba a los propietarios, que no se habían ido para España y llevaba una lista de casas o apartamentos situados en otros sitios de la capital para que te mudaras y dejaras tu apartamento. Esa presión existió durante más de dos décadas porque durante distintas etapas el edificio fue ocupado por becados, que lo destrozaron todo, o por técnicos de los países socialistas. Por supuesto todo eso fueron las grandes ideas del Comandante en Jefe del Ministerio de Ruinas. Otra de las grandes estupideces cometidas fue el cerrar con paredes de madera la parte de abajo del edificio por donde salía el aire hacia la calle M, para construir almacenes. Esto le causó enormes daños estructurales al edificio, yo vi caer ventanales y hasta aleros hacia el área de la piscina. En el 2000 se rompió un cable de un ascensor y mató a una persona. Entre el 2002 y el 2003 una compañía española fue contratada para reparar piso por piso.

Desde principio de los 70, no había agua corriente a no ser una hora al día. El agua de las cisternas estaba contaminada con agua del mar. Los elevadores, funcionaba uno solo y a veces. En unos pocos años destruyeron aquella 7ma. maravilla de la arquitectura/ingeniería cubana. 

He visto un video filmado en 2020 donde se ven en las escaleras de servicio, las paredes rotas con las cabillas oxidadas a simple vista.

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