Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
El niño Ángel Arturo Aballí Arellano, nació el jueves 30 de septiembre de 1880 en una amplia casona de la calle Tello Lamar #8 casi en el centro de la ciudad de Matanzas. Su padre José Manuel Aballí y su madre María de los Ángeles Arellano. Fue bautizado por el párroco de la Iglesia Catedral de San Carlos según consta en el Libro de Bautismos de Blancos.
Cursó sus estudios primarios en el colegio El Siglo y después en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas obtuvo el diploma de Bachiller en 1894.
Marchó a La Habana para matricular la carrera de Medicina en el curso 1894-1895 en la
Universidad de La Habana. Obtuvo Sobresalientes en todas las asignaturas con la excepción de la Química General donde sacó un Notable.
Durante esos siete años logró diez premios y cuatro menciones.
Por oposición desde 1896 a 1900 figuró, junto al profesor José L. Yarini y Ponce de León, como alumno ayudante del Disector Anatómico de la Escuela de Medicina.
En 1900 Alumno Ayudante de la Cátedra de Medicina Legal y Toxicología, por oposición con el Dr. Antonio Gordon Acosta.
Al graduarse en 1901 era alumno ayudante, por oposición, de la Cátedra de Fisiología con el profesor Dr. Miguel Sánchez Toledo, en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes.
En noviembre de 1901, por decreto rectoral y por el claustro de Profesores de la Facultad de Medicina y Farmacia lo declararon Alumno Eminente, ganador del Premio Extraordinario, la primera beca de estudios concedida a un estudiante cubano.
En la Universidad de La Habana se graduó de Doctor en Medicina (1901) con el primer expediente y el premio Beca de Viaje, lo que le permitió ampliar estudios por dos años.
Esa Beca lo llevó a Universidades de Boston, Washington, Chicago y en Nueva York pudo ampliar sus conocimientos en Histología, Bacteriología y Hematología con Dunham, Park y Goldhorn. Luego estando en París pudo ampliar sus estudios de Pediatría con Marfan y Nobecourt. Al llegar a Berlín fue en Química, Anatomía Patológica, Pediatría y Oftalmología con Salkowsky, Somerfield, Orth, Baginski y Freff.
Todo este maratón le permitió profundizar sus conocimientos sobre Hospitales de Estados Unidos, así como en los de Francia, Italia y Alemania.
Según cuenta uno de sus biógrafos, el Dr. Aballí al principio tuvo la idea de dedicarse a la oftalmología, pero el vigoroso movimiento pediátrico impulsado por Czerny y Heuber en la Escuela de Berlín lo impresionó y le reveló su verdadera vocación.
En 1903 regresó a La Habana y comenzó a trabajar en el dispensario Tamayo.
Su carrera docente en la Escuela de Medicina de La Universidad de La Habana ha sido de las más brillantes desarrolladas en la Isla.
Desde 1904 estuvo de ayudante graduado de Anatomía e Histología Patológicas en el servicio del profesor Dr. Julio San Martín, manteniéndose en el cargo ganando las oposiciones hasta 1906.
El 16 de noviembre de 1906 fue nombrado profesor auxiliar jefe de Clínica Infantil de la Cátedra Clínica Médica y Patología y Clínica Infantiles, todos esos cargos también logrados por oposición. Sus oposiciones para dicha cátedra, contra los doctores Armando de Córdova y de Quesada, Luis Ortega Bolaños y otros distinguidos profesores, fueron notables por su brillantez.
Ya en 1908 era el encargado de la enseñanza del curso completo de Patología y Clínica Infantiles.
Después de ganar en 1923 el cargo de Profesor Titular de esa Cátedra, el Dr. Aballí impuso en ella sus modernas ideas, sus profundos conocimientos que abrieron nuevos horizontes a esa importante rama de la Medicina.
Como profesor durante 30 años al servicio de la Clínica que poseía en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes en 23 y L (luego Coppelia) agregó servicios de Consulta Externa, Lactancia, Anatomía Patológica, Laboratorio Clínico y Radiología, lo que permitió realizar investigaciones notables en los campos de la Gastroenterología (conocidas como “Doctrina de La Habana”), Neumología y Cardiología, principalmente, que alcanzaron prestigio internacional, para crear una verdadera Escuela Cubana de Pediatría. La Sala de Lactancia Manuel de la Cruz fue su obra.
Fue el fundador, organizador y primer director del Hospital Municipal de la Infancia de La Habana (en G y 27), al cual extendió su cátedra. Fundó y organizó el Hospital Antituberculoso de la Infancia, en La Habana, situado en la loma de San Juan, en el Km 8 de la Carretera de Bejucal.
En 1917 fue nombrado vicepresidente del IV Congreso Médico Nacional.
En 1918 asumió la dirección de la Revista Médica Cubana y fue electo Miembro de Número de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
En 1920 fue elegido Presidente de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana, en cuyo puesto se reeligió en 1922. En este año fue nombrado igualmente Miembro Corresponsal en Cuba de la Societé Medical des Hospitaux de París y al siguiente año verificó su ingreso en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, como Miembro de Número, para cuyo puesto había resultado electo, como ya se ha dicho, desde 1918.
Investigó acerca de los problemas de salud que más afectaban a la infancia, como las enfermedades diarreicas, la desnutrición y la tuberculosis. Por esta razón, decidió inaugurar un Dispensario Antituberculoso para Infantes, una Sala destinada a niños tuberculosos en el Hospital La Esperanza y posteriormente, el Hospital Infantil Antituberculoso, que luego se transformó en el Hospital Pediátrico General Doctor Aballí, en su honor, con capacidad para 320 camas. (En 1944 se inició la construcción del sanatorio de Topes de Collantes, por la reputación que desde la época de la colonia tenían las lomas de Trinidad para la cura de esta enfermedad por su temperatura fresca todo el año. Tenía una capacidad para 1,000 enfermos y comenzó a funcionar el 9 de mayo de 1954).
En 1924 fue honrado con el título de Miembro Corresponsal de la American Pediatric Society.
Presidió el VI Congreso Médico Nacional celebrado en La Habana del 14 al 20 de diciembre de 1924.
El Dr. Aballí estuvo entre los fundadores de la Federación Médica de Cuba, el 15 de octubre de 1925 fue elegido su primer presidente, el Dr. Juan Guiteras Gener, pero el 24 de octubre, nueve días después el Dr. Aballí ocupó el cargo de presidente y en 1926 fundó y dirigió el periódico El Cubano Libre, de corta duración, pero en cuyas columnas libró recia campaña, no solamente en defensa del gremio médico, sino de los más puros ideales nacionalistas. Su actuación como dirigente de los médicos en relación con el mutualismo, que dio origen a la huelga médica en las instituciones mutualistas, le ganaron justa fama en ese campo.
En 1927, presidiendo dicha Federación Médica, se le designó para la Presidencia de su Junta Nacional, desde cuyo cargo continuó sus esfuerzos en favor de la superación económica y social de sus compañeros de profesión. En 1928 fue nombrado delegado al Comité Ejecutivo de dicho máximo organismo colegial, en cuyo puesto resultó reelecto sucesivamente en 1930, 1932, 1934, 1936 y 1937, en este último año se le designó Contador del Comité Ejecutivo, cargo que desempeñó hasta 1939, en que pasó a figurar entre los miembros del Consejo Supremo.
Posteriormente el Colegio Médico de La Habana lo designó como uno de sus Presidentes de Honor.
En 1925, igualmente designado Presidente de la Delegación de Cuba al VII Congreso Latino Americano en México.
En 1926 fue nombrado Delegado e Invitado de Honor a la Conferencia de Teachers of Diseases of Childrens en Dallas, Texas.
En 1926 fue miembro honorario de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
En 1927 el Dr. Aballí, presidió el V Congreso Panamericano del Niño celebrado en La Habana.
La noche del 6 de junio de 1929, en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes el Dr. Aballí fue quien dio el discurso con motivo de la inauguración del servicio de Radiología y Fisioterapia, así como del anfiteatro de la Cátedra de Patología y Clínica Infantiles.
En 1927, presidiendo dicha Federación Médica, se le designó para la Presidencia de su Junta Nacional, desde cuyo cargo continuó sus esfuerzos en favor de la superación económica y social de sus compañeros de profesión.
Como faltaba en Cuba una institución que agrupara a todos los médicos que se dedicaban a la práctica de la especialidad de enfermedades en la infancia, el domingo 7 de octubre de 1928, se fundó la Sociedad Cubana de Pediatría.
Para ello, bajo la presidencia del Dr. Félix Hurtado Galtés y actuando como secretario el Dr. Carlos Hernández-Miyares, se reunieron en el anfiteatro de clases de la Cátedra los doctores Teodosio Valledor Campo, Agustín Castellanos González, Benito Vilá Gómez, Gustavo Cardelle Penichet, Julio Cabrera Calderín, Gustavo García-Montes Hernández, Gabriel Gómez del Río, Bernardo Cardelle Penichet, Emilio Alemán Vázquez, Emilio García Pérez, María L. Cubiña Rodríguez, José Prats García, Hipólito Dumois Cárdenas, Roberto Céspedes Le Batard, Domingo Gómez Tejera, Pedro Sánchez Toledo, Abelardo Codinach Segura, Evelio Molinero Cañas, Gustavo E. González Sastre, Felipe Casas Lajonchere, eran en su totalidad profesores, instructores y médicos de los servicios de la Cátedra.
Su único objetivo en aquella mañana era lograr constituir una sociedad científica integrada por médicos dedicados a la salud infantil.
Como homenaje especial de profundo reconocimiento fue nombrado su primer presidente el profesor Dr. Ángel Arturo Aballí Arellano quedando los 23 presentes como socios fundadores (cabe destacar que entre ellos había una sola mujer). Fue electo como vicepresidente el Dr. Félix Hurtado Galtés, como secretario-contador el doctor Carlos Hernández-Miyares, y como vocales los doctores Teodosio Valledor Campo y Agustín Castellanos González. En la primera sesión de la junta de gobierno fueron designados socios de honor los profesores Luis Morquio, de Uruguay, Pierre Nobécourt, de Francia, y Clemente Inclán Costa, de Cuba.
En enero de 1929 vio la luz el primer número del Boletín de la Sociedad Cubana de Pediatría como órgano oficial de la sociedad y de la cátedra de patología y clínica infantiles. Sus directores eran los doctores Ángel A. Aballí Arellano y Félix Hurtado Galtés. A partir de 1946 el boletín cambió su nombre por el de Revista Cubana de Pediatría.
Fundó y presidió la Sociedad Cubana de Pediatría y dirigió su Boletín. Fue el segundo presidente de la Federación Médica de Cuba en momentos difíciles del gremio médico cubano. Perteneció a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, a la Sociedad de Estudios Clínicos, a todas las sociedades de pediatría de Latinoamérica y a numerosas de Estados Unidos y Europa. Aunque no terminó el “Tratado de Pediatría”, con sus discípulos, que había prometido, colaboró en el “Tratado Enciclopédico de Pediatría”, de Schoessmann y Ffaundler y publicó los libros “Lecciones de Patología y Clínica Infantiles”, dos ediciones (1922 y 1924) y “Patología y Clínica Infantiles”, edición en dos tomos para estudiantes (1942). Sus monografías y artículos pasan del centenar. Admirado y querido por todos.
Considerado uno de los más eminentes pediatras de la historia de la medicina cubana, basaba su labor en los intereses de la nueva generación, teniendo en cuenta la atención, bienestar y felicidad de la niñez.
Tuvo una destacada labor como escritor científico, ya que realizó importantes aportes a la bibliografía médica cubana con la publicación de trabajos de diversos temas, entre estos: Médula ósea en la Anemia experimental; Patología y Clínica Infantiles; Anatomía Patológica de la Fiebre Amarilla y Terapéutica de los Trastornos Gastrointestinales del Lactante.
En 1935 fue nombrado director técnico del Hospital Municipal de la Infancia de La Habana, (luego en 1961 Pedro Borras Astorga) que fundó, estando en el cargo hasta 1947.
Este excelente Hospital estilo Art Déco, inaugurado en 1933, con capacidad de 500 camas, situado en 27 y G (Avenida de los Presidentes), fue construido por los brillantes arquitectos Félix Cabarrocas y Evelio Govantes. Increíblemente clausurado en 1988 y años después derrumbado por el Destructor en Jefe Fidel Castro y convertido en un parque. Los que querían a Cuba construían, pero los odiadores la destruyen.
Por cierto, en esta Avenida o calle G, empezaron en 1921 a colocar estatuas de expresidentes hasta 1936 que fue inaugurada. Luego del fatídico 1959 empezaron a quitar las estatuas para poner otras de líderes o comunistas no cubanos. El comunismo es un sistema contra natura.
El Dr. Ángel Aballí, en 1936 ocupó el Decanato de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional, cargo en el que fue reelecto hasta 1940 y cuyo edificio construido durante su decanato, lleva su nombre. Como Decano se destacó por su firmeza y valentía frente a los esfuerzos de sectores ajenos a la Universidad que pretendían crear la anarquía en ese alto centro docente.
Luego de morir en 1935 el uruguayo Dr. Luis Morquio, el Dr. Aballí fue considerado el primer pediatra de habla española.
En 1946 le confirieron el diploma de miembro de honor de la Sociedad Cubana de Pediatría. Además, perteneció a varias sociedades científicas nacionales e internacionales.
Desde entonces, hasta 1949 en que fue exaltado a Profesor Emérito, se consagró por entero a la enseñanza y ejercicio de la medicina en su especialidad, aureolado por merecidísima fama y creando discípulos que como los doctores Hurtado, Valledor, Castellanos, Jiménez, Valdés Díaz, Casañas, Villasuso, Cardelle, Gómez del Río, Cabrera Calderín, Gómez Tejera y otros, disfrutan hoy del bien ganado prestigio.
Sus actividades desde aquella oportunidad fueron múltiples y variadas, aunque siempre dentro del campo de la Medicina.
El Dr. Aballí introdujo en el país la otoscopia y el uso del cistoscopio infantil; se hicieron las primeras transfusiones de sangre en niños, así como las primeras punciones lumbares, el estudio del líquido cefalorraquídeo, y las pruebas hepáticas, entre otras, procedimientos diagnósticos y terapéuticos de lo más avanzado en el mundo de aquel entonces. Dedicó estudios a las enfermedades diarreicas, la desnutrición y la tuberculosis, problemas de salud de los más agudos que afectaban a la infancia en el país.
Ostentó el grado de Gran Oficial de la Orden Finlay, la más alta condecoración para honrar a los científicos cubanos más relevantes.
En 1947 fue objeto de un magno y cariñoso homenaje nacional, propiciado por sus numerosos discípulos y admiradores del gremio médico cubano en ocasión de cumplir sus 40 años en el ejercicio de la enseñanza de la pediatría. El doctor Aballí perteneció a distintas instituciones científicas, tanto nacionales como extranjeras y recibió condecoraciones y otros reconocimientos por su valioso aporte a la ciencia y a la medicina en específico. Profesor Emeritus (1949-1952).
El Dr. Clemente Inclán y Costa (1879-1965 y Rector de la Universidad entre 1944 y 1962) junto al Dr. Ángel A. Aballí y Arellano, constituyen los dos sólidos pilares de la Escuela Cubana de Pediatría.
La antigua casa del Dr. Aballí, en la calle 17 # 609 entre B y C, en el Vedado, sin poseer grandes valores arquitectónicos, perdura como un homenaje silencioso a uno de los pediatras más prestigiosos e importantes de la historia de la Medicina cubana.
El Dr. Aballí se casó en la Iglesia de la Merced de La Habana, el 20 de marzo de 1908, con Corina Cristina García-Montes y Hernández, hija del Dr. José García-Montes (natural de Güines, Abogado y Secretario de Hacienda del presidente Tomás Estrada Palma) y de la habanera Teresa Hernández. De su matrimonio nacieron dos hijos: Arturo José y Corina Aballí García-Montes.
Desde los años ’20 el Dr. Aballí residía en la planta alta junto a su esposa Corina e hijos Corina y Arturo Aballí García-Montes. Su consulta privada estaba en la planta baja del edificio.
El martes 22 de julio de 1952 después de examinar a uno de sus pequeños pacientes en su consulta, se sentó detrás de su escritorio para escribir una receta. De pronto, cruzó los brazos sobre el escritorio, reclinó la cabeza sobre sus brazos e inesperadamente murió tranquilamente a los 71 años (supuestamente de un infarto al miocardio).
Una lamentable pérdida para la Pediatría cubana del eminente profesor, ensayista y uno de los más laboriosos médicos cubanos, el matancero Dr. Ángel Arturo Aballí Arellano.
En octubre de 1953, se celebró el VII Congreso Internacional de Pediatría, en La Habana, por lo que Cuba se convirtió en el primer país de habla española que celebraba este tipo de Congreso.
Estamos seguros de que el recuerdo del profesor Aballí estuvo en la mente de todos los que participaron en ese Congreso realizado 15 meses después de su fallecimiento.
Creemos que su hijo Arturo José también pediatra siguió con su consulta en el mismo sitio, aunque vivía en la 5ª Avenida #3606 de Miramar. Su hija Corina se casó con el Sr. Castro Montes.
El 27 de junio de 1958 el gobierno de Batista emitió el sello postal de 4 centavos Ángel Arturo Aballí. El 3 de febrero de 1960 el gobierno comunista lo reevaluó a 1 centavo.
El profesor Dr. Aballí fue en una época el primer pediatra del mundo hispánico.
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