EL DOMINGO 24 DE FEBRERO DE 1957 JAMÁS PODRÁ OLVIDARSE EN CUBA

Written by Alvaro J. Alvarez

31 de octubre de 2023

Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE

Ese domingo se cumplían 84 días que el bandido de Birán había llegado en el yate Granma y ese día todavía estaban riéndose del gran engaño que le prepararon al comunista periodista del New York Times, Herbert Mathews cuando los había visitado, una semana antes (el 17 de febrero) para publicar ese domingo 24 en el N. Y. Times su famoso artículo, elevando a la fama a un miserable e incapaz terrorista disfrazado de revolucionario. 

Por cierto, que Mathews murió en Australia 20 años después sin aceptar que Castro no tuvo el menor empacho es desvelar cómo lo había engañado, planificando el paso de sus hombres una y otra vez, cambiándoles de indumentaria a menudo para dar la impresión de que los rebeldes eran centenares y que las tropas del ejército de Batista estaban perdiendo. 

Ese ardid había sido utilizado por el general Gonzalo Queipo de Llano en 1936, estando al frente del levantamiento en Sevilla, subió a los pocos regulares de que disponía en varios camiones y los hizo desfilar una y otra vez por las calles de la ciudad para impresionar al personal. Este militar estuvo en Cuba y luchó contra los norteamericanos en 1898 y sus restos fueron exhumados de la Basílica Macarena de Sevilla el 2 de nov, 2022 de acuerdo a la Ley de la Memoria Histórica del comunista y expresidente español J. L. Rodríguez Zapatero, quien no perdona ni los huesos de los anticomunistas.

Pero la grandiosa capital cubana celebró el 62 aniversario del 24 de febrero, fecha del inicio de la Guerra de Independencia (la guerra de Martí) con varios importantes eventos.

Uno, la inauguración en Bejucal de la Ciudad de los Niños, la gran obra del Padre Testé.

Otro, el Primer Gran Premio Automóviles de Cuba, ganado por Fangio con su Maserati 300S, (ganó $3,000) con pilotos de 11 países y alineados en El Malecón había unas 200,000 personas presenciando esa carrera de 500 km con los 17 mejores corredores del mundo (eran 19 pero dos no corrieron). La pista cubría desde el Parque José Martí (Calle G) hasta el parque Maceo (Belascoaín).

Juan Manuel Fangio, de Argentina, los británicos Stirling Moss (9° Lugar) y Peter Collins (4° Lugar), Eugenio Castellotti (campeón de Italia, 11° Lugar), los norteamericanos Mastern Gregory (campeón de USA, 7° Lugar), Harry Shell, Carroll Shelby (2° Lugar y $1,500)) y Phill Hill. Alfonso Cabeza de Vaca, Marqués de Portago (campeón de España, 3er. Lugar y $1,000). El belga Olivier Gendebien y Helburn de USA, en 5° Lugar, de Cuba, Alfonso Gómez Mena (6° Lugar). Los autos eran: 11 Ferrari, 5 Maserati y 1 Jaguar.

Fangio necesitó 3 horas, 11 minutos y 2 segundos para ganar a una velocidad promedio de 158.3 km/hora. El siguiente año, en 1958, no corrió porque lo secuestraron.

El Tercero, fue la gran velada artística de Gaspar Pumarejo en el Estadio de La Habana.

El gordo personaje del choripán produjo y transmitió en directo desde el Estadio del Cerro, su gran Festival 50 Años de Música Cubana, donde participaron artistas que estaban en la Isla y trajo, pagándoles todos los gastos, a otros 100 que estaban en el extranjero.

Los invitados no tendrían de qué preocuparse: gastos de boletos aéreos y estancia en La Habana corrieron por cuenta de Hogar Club y Escuela de Televisión, las empresas de las que Pumarejo era presidente y director, respectivamente. Procedentes de distintas partes del mundo, llegarían cerca de cien invitados entre músicos, periodistas y otras personalidades para estar presente los días 23 y 24 de febrero en el Estadio de La Habana (Cerro), con capacidad entonces para 40,000 personas.

Gaspar Pumarejo Such, nació el 8 de noviembre de 1913, en Santander (Cantabria) España. En 1921, la familia completa emigró a Cuba, su padre Miguel Pumarejo, su madre Flora Such González, sus hermanos Enrique, Laura, Miguel y Toly (1915-2006). En esa fecha Gaspar tenía ocho años y por supuesto continuó sus estudios primarios en La Habana. En 1930 con 17 años, comenzó a trabajar como dependiente de comercio en Humara y Lastra, en la calle Muralla, Habana Vieja, que era la más importante distribuidora de vitrolas, radios y discos de Cuba.

Gaspar Pumarejo, trabajando como jefe de Programación del Circuito CMQ fue el creador de Radio Reloj. Pumarejo tuvo la idea y se la propuso a Goar Mestre, propietario de la CMQ.

Los radioescuchas habaneros quedaron sorprendidos aquel martes 1ro de julio de 1947 cuando a las 6 de la mañana, escucharon un sonido continuo, similar al tic-tac de un reloj, que servía de fondo a la transmisión de la hora y las noticias cada minuto, intercaladas entre anuncios comerciales, había nacido, Radio Reloj. El estudio de la nueva planta estaba ubicado en la azotea del edificio de la CMQ, en Monte y Prado. En aquel pequeño e inadecuado local, había una mesa, un micrófono, un metrónomo y dos sillas.

Hace 73 años, el martes 24 de octubre de 1950 a las 9:30 am, desde la casa de su suegro, donde él vivía, en Mazón #52 y San Miguel, Gaspar Pumarejo y sus asociados comenzaron las transmisiones diarias de Unión Radio TV, a través del Canal 4. Los equipos eran de la marca RCA Víctor.

Fue la primera emisión de la Televisión Cubana, se le adelantó 55 días a Los Mestre y CMQ.

No obstante, su triunfo en blanco y negro, lo llevó a color a las seis de la mañana del miércoles 19 de marzo de 1958, desde el Hotel Habana Hilton, cuando salió al aire el Canal 12, Telecolor S.A., planta de Pumarejo, con tecnología de la RCA. Primera televisora a color fuera de los EE.UU. Transmitía diariamente unas veinte horas consecutivas, abarcando el territorio que va desde Matanzas a Pinar del Río. Debemos aclarar que los equipos y la antena de la TV a Color de Pumarejo fueron robadas por Fidel Castro y enviadas luego a la URSS.

Y, para inaugurar, se formó un tremendo fiestón. Allí estuvo la prensa del patio, pero también 18 periodistas neoyorquinos, 10 del Miami Herald y varios de la televisión norteamericana. Entre los artistas, Fernando Albuerne, Olga Guillot y Otto Sirgo.

Gaspar Pumarejo trajo a Lucho Gatica en 1957 para presentarlo en su Escuela de Televisión que salía al aire en las noches, por el Canal 2-Tele Mundo. Era el momento cumbre de Lucho Gatica en la Isla.

Dice Cristóbal Díaz Ayala: “Pumarejo tenía un instinto innato para contratar artistas. O traía figuras en el apogeo de la fama, como Sarita Montiel o Liberace, o buscaba figuras hasta entonces prácticamente desconocidas y las convertía en ídolos, como hizo con Lucho Gatica, Paco Michel y Luis Aguilé”.

Pumarejo, pionero de la TV en Cuba, tenía una extraordinaria capacidad publicitaria y era capaz, dicen los que lo conocieron de cerca, de perfeccionar una idea ajena y llevarla hasta sus últimas consecuencias. Sus programas no llegaban a la altura de algunos de los de la CMQ, como El Cabaret Regalías, con Rolando Ochoa como animador; ni Jueves de Partagás, con Enrique Santisteban; tampoco contaba con el capital ni la influencia de Goar Mestre, el magnate de Radiocentro, pero era simpático, convencía y a la gente le gustaba lo que hacía, se metía siempre al público en el bolsillo, un hombre capaz de hacer un espectáculo con el pan con chorizo “El Choripán”. 

Un día Pumarejo tuvo una de sus ideas geniales, decidió traer a La Habana, con todos los gastos pagados, a músicos cubanos dispersos por el mundo, a fin de que participaran en una jornada con el título de Cincuenta Años de Música Cubana. En el grupo vinieron Machito, Vicentico Valdés, Zenaida Manfugás y Antonio Picallo, que pudo reencontrarse con su madre tras 27 años sin saber una palabra sobre ella.

Pumarejo decidió agasajarlos con un acto monstruoso en el Gran Estadio de La Habana, el 24 de febrero de 1957.  Allí estaba Lucho Gatica que era, en esos días, la estrella de los programas televisivos del empresario que estremecía la radio, la televisión, los cabarets y teatros habaneros, siendo considerado por la prensa como “el mejor cancionero de habla hispana”.

Lucho cantó, con su estilo único, voz bellísima y personalidad gratísima. Luego Pumarejo le preguntó a Lucho sobre el tiempo que llevaba sin ver a su madre y cuándo volvería a verla. “Hasta enero”, respondió el artista, “que es cuando podré viajar a Chile”. Pumarejo le tenía una sorpresa. Dijo, haber hecho una conexión en cadena con Chile y que podrá ver a su madre por televisión. En efecto, una señora, con el rostro muy serio, apareció en una pantalla gigante y le hablaba a su hijo. Lucho se frotaba los ojos, no daba crédito a lo que estaba pasando. Pumarejo, sin darle tiempo a reaccionar, develó el truco, la señora estaba allí mismo, en el estadio, porque en secreto las trajo a ella y a su hija (hermana de Lucho) desde Chile.

Lloraba Lucho, lloraba la madre, lloraba Pumarejo, lloraban las 30,000 personas que colmaban el parque de pelota y lloraban los televidentes. El hombre del choripán era el héroe de la jornada.

El tremendo espectáculo fue montado por Rodney el coreógrafo de Tropicana.

Pumarejo se había anotado otro punto en su ascendente carrera en la TV cubana y la de sus empresas. Por supuesto los músicos regresaron felices, con la energía y motivación suficiente para seguir poniendo muy en alto la música cubana, en todo el mundo.

Rosendo Rosell decía sobre Pumarejo muchas cosas y todas buenas, cómo que al nacer lo adivinaron y por eso le pusieron Gaspar, como a uno de los Reyes legendarios, porque Pumarejo era dadivoso hasta el exceso. Le gustaba nominarlo como el Gordo de Oro, era elocuente y veraz.

Gaspar Pumarejo tenía que estar contento, muy contento, contentísimo, porque se anotó esos días una serie de grandes éxitos que aumentaron la ya gran popularidad de sus dos bloques de programas por el Canal 2, Hogar Club y Escuela de Televisión. 

El control remoto desde el Estadio de La Habana estuvo bajo la producción de Héctor Beltrán, aunque tuvo algunos fallos de cámara, algo muy raro tratándose de Beltrán, uno de nuestros más capacitados productores, fue un programa diverso y emotivo como todo lo que organizaba Pumarejo. 

El espectáculo artístico del festival estuvo dirigido por Roderico Neyra “Rodney”, el mítico productor de los fabulosos espectáculos de Sans Soucí y Tropicana. Rodney llevó al escenario especialmente montado en el Estadio para la ocasión, cuatro fastuosas producciones de Tropicana: Estampas del pasado, para presentar los ritmos y géneros tradicionales cubano como el son, danzón, danzonete, sucu-sucu y campesino; Evocación, con selecciones de las figuras femeninas de las grandes zarzuelas cubanas, con su habitual desfile de bellezas y despliegue de vestuario; Pregones con los más notables temas inspirados por los vendedores callejeros y Música negra, con los mejores temas afrocubanos.

En el espectáculo, los actores María Brenes y Otto Sirgo fueron coronados como Miss y Míster Televisión, como ya venía siendo tradicional desde que apareció la televisión en Cuba.

Otto lucía elegantísimo en su frac y María tenía el porte de una verdadera Reina.

Al parecer, los músicos invitados recibieron el homenaje que sus colegas cubanos le ofrecían sobre el escenario, aunque algunos aparecieron en otros espacios de radio o televisión, como el Show de la Medianoche, que patrocinaba la revista Show. Allí acudieron Gilberto Valdés, Pancho Cárdenas, Raúl del Castillo, Humberto Cobo, Olga Socarrás, Vilma Valdés, Emma Frómeta, Johnny Álvarez, Miguel Portillo Abuelito, Zenaida Manfugás, Ruddy Castell, Hilda de Carlo y otros.

Los músicos cubanos invitados recibieron muchas muestras de simpatía y gratitud. Justo Luis del Pozo, alcalde de la Habana los recibió en el Palacio de los Capitanes Generales (situado en la manzana de las calles Tacón, O’Reilly, Obispo y Mercaderes), los hijos y descendientes de veteranos mambises, reunidos en asociación, honraron al músico José Quintín Bandera y también a Gaspar Pumarejo por la iniciativa. Pero ellos eran músicos y se sucedieron algunos encuentros con colegas y amigos, como los que organizaron con algunos de los compositores e intérpretes del feeling, donde la música no faltó. Muchos aprovecharon para los deseados encuentros familiares y también para tomar el pulso a la música, viviendo de nuevo la noche habanera.

Los 18 de Francia: Filiberto Rico (clarinetista y director), Ruddy Castell (cantante y director), 

Raúl Zequeira (cantante y director), Antonio Picallo (cantante), Humberto Cobo (cantante), José Quintín Banderas, el hijo del general mambí (saxofonista), Leopoldo Picolino Junco (saxofonista), Rodolfo Jordán Fernández (saxofonista), Guillermo Fellove (trompetista), Luis Gody (pianista), Rogelio Barba (pianista), Aldo Jova (percusionista), Emilio Boza “Bombón de Chocolate” (percusionista), Rafael Ruiz (contrabajista), Nora Peñalver (bailarina), Johnny Álvarez (bailarín), Ramiro Arango (empresario) y Cirilo Alfonso Horta.

Los 15 de España. – Gilberto Valdés (director), Raúl de Castillo (cantante), Hilda de Carlo (cantante), Maño López (compositor, cantante y director), Candita Batista (cantante), la ex Mulata de Fuego Olga Socarrás (bailarina y cantante), Emma Frómeta (vedette), Vilma Valdés (vedette), Zenaida Manfugás (pianista), Miguel Ángel Portillo “Abuelito” (bongosero), Rafael Guillén (compositor), Juan Lugo Machín (hermano de Antonio Machín), Antonio García Robleda y el doctor Marino Barreto López. Viajaría también el español Manuel Aznar, director de Radio Madrid. Les recibió al pie de la escalerilla del avión, entre otros, el músico Humberto Gelabert, quien, como su pariente Raúl Zequeira, tuvo una orquesta en París, y por su condición también de militar en Cuba, pudo acceder a la pista del aeropuerto habanero.

Los 7 de México. – Miguel Ángel Pazos (pianista y director), Pedro Luis Santos Carbó (director), Everardo Ordaz (pianista), Gilberto Urquiza (guitarrista y director); completando la lista de nombres Nina Cassola, Paco González y Adolfo González. 

Los 2 de Venezuela. – Kiko Mendive (cantante) y Manolo Monterrey (cantante). 

1 de Costa Rica. – Benito Beltrán.

1 de Tuquía. – Marino Barreto (pianista y director).

Los 49 de Estados Unidos.- Lázaro Quintero, Carmelina Delfín, Nilo Sierra, René Hernández, Arsenio Rodríguez, Gilberto Ayala, Vicentico Valdés, cantante, Graciela Pérez, Norma Festa Calvet, Óscar Calvet, pianista, Carlos Spaventa, Emilio Reyes, Alberto Socarrás, Francisco Chino Pozo, bongosero, Mario Bauzá, Francisco “Machito” Gutiérrez, cantante, Félix Soloni, Gilberto Supervielle Nafia, cantante, José Chiquito Socarrás, cantante, Osvaldo Alén, pianista, Pedro Vía, Freddy Alonso, Wilfredo Ellis, Roberto Vázquez. También Enrique Avilés (pianista y director), Ferdinand Fredd y Alonso Legido (pianista y director), Gilberto Ayala (pianista), José Mora (pianista), Francisco “Pancho” Cárdenas (pianista), Aída Robles (pianista), Carmelina Delfín (pianista y compositora), Nilo Sierra (contrabajista), Argelio Curbelo (contrabajista), Antar Daly (cantante y compositor), Guillermo Pérez “Macucho” (cantante), Nina Franco (cantante), Antonio Tony Escollies (bongosero), Frank Ugarte (secretario del Gremio de Músicos de Nueva York), Héctor Sánchez, Antonio García, Fabio Valdés, Yolanda Segurola y Norberto González. De la Orquesta Oriental Cubana, Cresencio Gutiérrez (director), Roberto Tata Vázquez (trombonista) y Eugenio Vázquez (manager). Y dos futuros fundadores de la Orquesta Novel: Wilfredo Willy Ellis (pianista) y Eddy Rodríguez (cantante y arreglista).

Desde Nueva York volaron 3 invitados no cubanos: los portorriqueños, Tito Puentes (timbalero y director) y Catalino Rolón (promotor) así como el argentino Carlos Spaventa (cantante). 

También llegaron con ellos: el periodista Gonzalo de Palacio. Los músicos José “Babby” Quintero (director de un sexteto), Miguel Ángel Ruíz del Vizo y Gregorio del Vignau “Goyito” (pianista y director de una charanga en Nueva York. 

Todos estos grupos viajaron en Cubana de Aviación, el martes 19 o el sábado 23. 

Fuente de información: Revista Bohemia, Diario de la Marina, Gladys Palmera y Rosa Marquetti.

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