El Día de San Valentín. A LOS 100 AÑOS AÚN SIGUE IMPARTIENDO AMOR ENTRE SUS SERES MÁS QUERIDOS

Written by Germán Acero

7 de febrero de 2023

Esta mujer parece que hubiese sido hecha de roble porque a sus 100 años Marujita Rodríguez, que nació en el Municipio de San José de las Lajas, aún está supremamente consciente y vigorosa de la vida y, lo que es aún más importante, también sigue repartiendo amor entre sus cuatro hijos y el resto de su familia.

Lo único que la atormenta es que no sabe el paradero de algunos familiares que aún viven en Cuba y que sus diez hermanos, quizás, ya murieron sin que ella supiera porque sus hijos prefirieron no darle esta clase de noticias para que élla no se deprimiera.

 Lo más triste es que no pudo celebrar sus  cumpleaños de los 100 años porque ahora se encuentra muy enferma y devastada por una severa artritis que le impide, en ocasiones, no poder caminar.

“Hace un tiempo rechacé una invitación de mis hijos para celebrar mis 100 años en Miami, porque ya no tengo fuerzas suficientes para eso y, desde luego, no estoy en esa clase de celebraciones porque viajar me hace mucho daño en estos momentos”, comentó vía telefónica.

“El pasado 29 de enero, cuando cumplí mis 100 años, mis hijos me hicieron la fiesta de este onomástico a través de lo que ellos llaman las redes digitales. Los vi bien y muy felices”, recordó Marujita, quien no tiene mucha instrucción educativa.

“Del centro donde recibió sus primeros estudios nombraba a sus  primeros maestros que fueron Consuelo Eleola y Juana María Travieso, bajo la dirección de Alfonsina Suárez”, recordó Marujita.  

“Hoy me comunico con mis hijos mediante teléfonos celulares o la internet, lo cual me tocó aprender a manejar, para estar con ellos diariamente dialogando y viéndonos”,  confesó.

“Mi familia me ayuda demasiado, y en fechas como la Navidad y el Año Nuevo me envían víveres y alimentos. No me puedo quejar. Y el San Valentín, que es una fiesta grande allá, la pasaré aquí con mis pocos familiares”, sintetizó.

“Este 14 de febrero, lo dedicaré a rezar por los míos. Y a darle gracias por todo lo bueno que son conmigo. Esa ayuda, inclusive, también se la extiendo a mis otros familiares que viven en mi vecindario y a mis amigos”, reiteró.

“Nunca tuve vicios en la vida. Fui muy sana.  A mis hijos, en medio de esta pobreza, siempre los alimenté. Y los obligué a que fueran a la escuela. Y que tuvieran moral y deseos de superación tal y como lo han hecho porque ahora son profesionales allá”, recalcó.

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