EL COLMILLO ATÓMICO

Written by Libre Online

19 de octubre de 2022

CAP. XXXII DE XXXII

Mientras yo me despojaba del chaquetón de lana y sacaba de sus compartimientos las piezas del fusil, Tilson se parapetó cerca de la ventana, que quedaba en línea con el despacho del mayor Kirov y comenzó a espiarlo a través de los poderosos lentes de unos prismáticos.

─Es puntual ese hijo de puta ─murmuró en ruso─. ¿Te falta mucho, muchachón? Cuanto antes acabemos la fiesta, mejor.

A qué negarlo, me molestó eso de que me llamara «muchachón». Yo ya era el agente Delta y prefería que se dirigiera a mí como tal. Pero supongo que para un veterano de su calibre yo no era más que un rookie todavía, y probablemente se sentía responsable de mí.

Ya yo había terminado de ensamblar las piezas del fusil. Lo había logrado en menor tiempo de lo normal porque, como ya he explicado, era sólo el esqueleto del arma: el mecanismo de disparo con el cerrojo, la mirilla y el cañón. Algo muy parecido al que había utilizado el actor Edward Fox para dispararle al general De Gaulle en la película Chacal. Por tanto, no era un fusil común, sino uno alterado por expertos armeros para suplir las necesidades del momento.

Toqué a Tilson en un hombro para hacerle saber que ya estaba dispuesto. El hombre me miró de arriba abajo, asintió con la cabeza y se apartó un poco, cediéndome el espacio frente a la ventana. Solamente traía dos cartuchos conmigo, aunque se suponía que me bastara con uno; eran proyectiles de cabeza hueca.

Me cuadré a dos pies de distancia de la claraboya (evitando así que alguien pudiese divisar mi silueta en la ventana desde afuera) y expulsé todo el aire que guardaba en los pulmones, no volvería a respirar hasta después del disparo.

Alineé la mirilla, que ya había sido ajustada de antemano, sería un tiro de trescientos cincuenta metros a través de la plaza y sin viento que desviara la trayectoria del proyectil. Me enfoqué en la ventana del despacho del mayor Kirov y esperé a que el hombre se detuviera, como era su costumbre, ante el tragaluz para observar a los transeúntes que caminaban por la Plaza Lubyanka, tres plantas por debajo de su nivel.

Tenía una expresión reflexiva en el rostro cuando comencé a oprimir el gatillo del arma muy lenta pero inexorablemente…, hasta que el fusil se descargó.

One shot. One kill, pensé.

No fue necesario el segundo disparo.

***

Como es lógico pensar, al conocerse su muerte muchos se preguntaron quién demonios había eliminado a Kirov. ¿Un contratista independiente? ¿Un agente de la CIA, o tal vez del MOSSAD israelita? ¿Un doble agente del MI6 británico…?

¿Sus mismos rivales dentro del Directorio S de la KGB?

En fin, las especulaciones fueron múltiples, pero los más enterados comprendieron que La Cuadrilla había acabado de enviar un mensaje claro y contundente a todos nuestros enemigos alrededor del mundo:

¡Nadie atenta contra Estados Unidos, sin pagar un alto precio!

FIN

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