EL COHETE POSTAL CUBANO

Written by Alvaro J. Alvarez

23 de mayo de 2023

En 1837 se produjo la llegada del Ferrocarril a Cuba, con el establecimiento de las primeras líneas del llamado Camino de Hierro o el Ferrocarril Habana-Bejucal y en 1839 se empezó a transportar el correo en este tramo y con la vinculación del correo a este medio de transporte se agilizaron considerablemente los servicios postales.

En 1913 los vuelos realizados por Domingo Rosillo (Key West-Habana) y Agustín Parlá (Key West-Mariel)

En 1914 el vuelo realizado por Jaime González Crocier (Cienfuegos–Habana).  En 1930 el establecimiento del Correo Aéreo Regular Nacional (Habana- Santiago de Cuba). 

En 1927 el establecimiento del Correo Aéreo Regular Internacional (entre Estados Unidos y Cuba). 

En 1930 el establecimiento del Correo Aéreo Regular Nacional (Habana-Santiago de Cuba).

Significaba la asimilación de la aviación como medio de transportación de los envíos postales. Fueron sucesos que revolucionaron vertiginosamente y dotaron de eficiencia al correo.

Recordemos la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y es aquí donde siempre se logran los inventos militares. En el período de la terminación de la Primera y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, se realizaron importantes cambios en la utilización de cohetes, los que inicialmente habían sido empleados como rutinarios e inofensivos servicios de señales, propagandas o salvamento, llegaron a ser usados como instrumentos de guerra. 

Fundamentalmente en Europa, existió una fuerte tendencia que pretendió aplicar al correo los adelantos técnicos en la rama coheteril, con el objetivo de acortar cada vez más las distancias en función del tiempo. Es así como varios países comenzaron a ensayar con el transporte de la correspondencia a través de cohetes.

Robert Hutchings Goddard (1882-1945) ingeniero, profesor, físico e inventor norteamericano a quien se le atribuyó la creación del primer cohete de combustible líquido, lanzado con éxito el 16 de marzo de 1926. Entre 1926 y 1941, Goddard y su equipo lanzaron 34 cohetes, alcanzando alturas de hasta 2.6 km y velocidades cercanas a los 885 km/hora. Aunque sus cohetes no fueron diseñados para uso postal sino militar o aeroespacial. 

Se irradian las experimentaciones con cohetes postales por Europa, extendiéndose a otros continentes.

En Austria, por Friederich Schmield, entre 1928-1935. En Alemania por el ingeniero Reinhold Tiling entre 1931 y 1932 y el también ingeniero Gerhard Zucker entre 1933-1935. En Italia en 1934 pero no sabemos por quién. En Inglaterra y Suiza por el ing. alemán Gerhard Zucker los realizó en 1934 y 1935. En Holanda, Francia y Bélgica por Charles Roberti entre 1934 y 1936.

En India, Stephen H. Smith, entre 1934-1936. En Australia por Alan Young en 1935.

En EE.UU. entre 1935 y 1936. En México en 1936 y en Cuba Antonio V. Funes lo intentó el 15 de octubre de 1939. También experimentaron en Canadá, Polonia y Luxemburgo.

El período pre-experimental se inició con el lanzamiento de los cohetes de la serie V1 al V6, entre los meses de julio de 1928 y mayo de 1930, en Austria. Por supuesto se subordinó el aspecto postal con respecto a la función originaria. 

A partir del 2 de febrero de 1931, con la utilización del cohete V7 Schmield, inició las pruebas para solucionar el problema del transporte postal entre poblaciones cercanas, separadas por cordilleras, lo que dificultaba y demoraba las comunicaciones. Concluye en 1933, con el experimento del cohete V18, en el que se aplica el sistema step rocket o cohetes superpuestos.

En Alemania en 1931, el Ingeniero Reinhold Tiling acogió la idea de transportar la correspondencia a través de cohetes y percibió tempranamente las posibilidades, en cuanto a rapidez, que ofrecía esta vía. Luego, el otro Ingeniero alemán Gerhard Zucker en 1933, desarrolló con el cohete Herta, el sistema que lleva su nombre, basado en el uso de cohetes auxiliares que, como potencia suplementaria, fueron utilizados para añadir fuerza en el momento del despegue, experiencias que más tarde aplicó en Inglaterra, en 1934.

En Cuba, la Comisión Pro-Primer Torpedo Aéreo Postal, el 22 de junio de 1939, presentó un informe a la Junta del Club Filatélico, donde recogió una panorámica sobre los cohetes postales lanzados en el mundo hasta ese momento. Incluyó proposiciones para el lugar de lanzamiento y a su vez, solicitó permiso y apoyo para experimentar, de manera oficial, con un cohete postal.

El informe fue enviado a Francisco Gómez, secretario de Comunicaciones para su estudio y acordaron aumentar el número de comisionados para garantizar la realización del importante experimento.

El Decreto No. 2339 del 21 de septiembre de 1939, firmado por el presidente de la República, Federico Laredo Bru, autorizó la confección de un sello conmemorativo por el Experimento del Cohete Postal Cubano, lanzamiento que por primera vez sería realizado en América Latina.

Aparentemente, a finales de la década del 30, el ingeniero Antonio V. Funes se interesó en proyectos exitosos de correo de cohetes extranjeros y por lo tanto, decidió crear su propio sistema con un propósito similar. Se desconoce por cuánto tiempo tuvo que buscar ayuda el entusiasta. No hay información sobre el calendario de desarrollo del proyecto. De todos modos, todas las obras principales se completaron a más tardar en septiembre de 1939. Poco después, todos los lanzamientos programados tuvieron lugar.

Antonio Funes, un experto en pirotecnia de DuPont, fue contratado por el Dr. Tomás A. Terry y García Montes (1901-1984) del Club Filatélico de la República de Cuba para proporcionar cohetes para el primer correo de cohetes de la nación.

El Club Filatélico de Cuba, realizó pruebas del cohete los días 1, 3 y 8 de octubre de 1939 en el Campo de Tiro del Ejército Constitucional en la Quinta Avenida del Reparto Miramar, muy cerca del mar, donde se probó el cohete con bastante éxito. Además, se imprimieron unas hojitas para conmemorar el evento.

El domingo día 1º, el cohete apenas se elevó 12 metros y explotó. Con su carga de 70 tarjetas postales, con la destrucción del cohete se perdieron 10 de los sobres. Los 60 restantes fueron publicados.

El martes 3, para el segundo vuelo, Funes superó los problemas de estabilidad al disponer seis motores de cohetes en pares alrededor del centro del cohete. Esto resultó en un vuelo exitoso de más de 600 metros y el cohete sufrió daños al caer. 

El tercer y último vuelo de prueba fue el domingo 8, al nuevo cohete que se le nombró Marilyn, en honor de la hija del Dr. Tomás Terry que acababa de nacer unas pocas horas antes de ese mismo día. 

Una anécdota, sobre este acontecimiento fue que la botella de Champán destinada para bautizar el cohete, se la tomaron en el hospital para celebrar la llegada de Marilyn, luego la botella fue llevada al lugar del ensayo, pero vacía. 

Se colocó en el lanzador con los sobres y luego de encender la mecha el cohete despegó a gran velocidad en la dirección deseada. Esta prueba resultó mucho más exitosa porque el cohete se elevó unos 200 metros y cayó al suelo.

Todo estaba listo para el primer lanzamiento oficial el domingo 15 de octubre de 1939 cerca de las 11 de la mañana y en los terrenos del Casino Deportivo de La Habana en el Cerro. El experimento fue llevado a cabo por el ingeniero y profesor Antonio V. Funes. Allí se encontraban funcionarios de la secretaria de Comunicaciones, diplomáticos, periodistas, filatélicos y cientos de curiosos. Una dama rompió una botella de champán sobre el fuselaje del cohete. Los miembros del Comité Gestor colocaron el paquete lacrado con los sobres y junto con el 

constructor posaron con el cohete para el fotorreportero Francisco Pérez del diario El País y después se alejaron. Funes encendió la mecha y se escuchó un atronador ruido. Entre una nube de polvo y piedras surgió el cohete, se elevó un centenar de metros, luego se inclinó, dio una voltereta y cayó.

La prensa ofreció una opinión favorable del hecho. Fue considerado como experimento científico de indudable importancia que situaba a Cuba como exponente del progreso. Aunque en la práctica no se obtuvo el resultado esperado. 

La comunidad filatélica de Cuba y otros países pudieron preservar algunos materiales que están directamente relacionados con el correo experimental de cohetes. Todo esto te permite hacer una imagen bastante detallada.

Cuba se convirtió en el primer país del mundo en realizar oficialmente el experimento de enviar correspondencia mediante un cohete postal, el 15 de octubre de 1939. Asimismo, el sello empleado para ese propósito fue el pionero con la temática a nivel internacional.

A pesar de que ya se habían realizado envíos similares en otros países, eran de forma privada y se utilizaban sellos comunes. La oficialidad en nuestro país está dada, precisamente, por la emisión postal del Ministerio de Comunicación. 

El lanzamiento del cohete postal, que por primera vez ocurrió en América Latina, estuvo bajo la iniciativa del Dr. Tomás A. Terry, Rafael García y Ernesto Bello, destacados coleccionistas e integrantes del Club Filatélico de Cuba. Ellos se interesaron por el tema desde 1931, cuando se inauguró este modo de transporte de correspondencia en Austria. Sin embargo, no fue hasta junio de 1939 que la Secretaría de Comunicaciones aprobó tal propósito.

Según los datos sobrevivientes, los misiles de correo de Funes diferían la simplicidad de diseño, tenían un cuerpo cilíndrico con un cabezal cónico, dividido en dos compartimentos. La carga útil se colocó en la parte de la cabeza y todos los demás volúmenes se transfirieron al motor de combustible sólido. El tipo de motor y su combustible es desconocido. 

En la sección de la cola del cohete, se adjuntaron estabilizadores de longitud larga en forma de X. La longitud total del cohete no superó el diámetro unas decenas de centímetros. Según los cálculos, un cohete a lo largo de una trayectoria balística podría volar varios kilómetros. No había controles, por razones obvias.

Esta prueba no tuvo los resultados que se esperaban, aunque el cohete postal finalmente no se adoptó en el mundo, constituye parte de la historia de Cuba y su tradición de aplicar las innovaciones que surgían en el extranjero.

El Dr. Tomás Andrés Terry proviene de una familia de canarios, su abuelo materno José María García-Montes se radicó en Güines. Su bisabuelo paterno fue Tomás Terry Adán (1808-1886) de familia irlandesa y genovesa, pero nació en Caracas y emparentado con el expresidente peruano Fernando Belaunde Terry.

Llegó a Cuba acogiéndose a una oferta del gobierno español que le ofrecía a todo hombre blanco mayor de 16 años, una caballería de tierra y suficiente dinero para sobrevivir hasta recoger la primera cosecha. En Cienfuegos se casó con Teresa Dorticós y tuvieron 10 hijos, y se hizo multimillonario. Su central azucarero Caracas, fue el primero en tener luz eléctrica propia, sus empleados y esclavos hablaban muy bien de él.

Su bisnieto Tomasito, como era conocido Tomás Andrés, fue el único hijo de Blanca García-Montes y Hernández y de Andrés Terry Gutiérrez, su casa estaba localizada en la calle 21 #661 esquina “A” en El Vedado. 

Se casó con Herminia Saladrigas y su hija Marilyn fue la que nació el 15 de octubre de 1939, unas horas antes del lanzamiento del cohete. Su familia salió de Cuba en los primeros años del castro-comunismo y vivían en Chicago, aunque Tomasito no los acompañó por cuidar a su madre. El 12 de septiembre de 1982, la Sociedad de Filatelia de Cuba le dio en Miami una cena homenaje. 

A pesar de su doctorado y su amor por la filatelia a Tomás Terry se le recuerda como el Hombre Cohete.

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