EL CENTRAL JARONÚ, EL COLOSO CAMAGÜEYANO

Written by Alvaro J. Alvarez

7 de julio de 2021

En Cuba, antes de 1959 había 161 centrales azucareros en producción. Durante la Segunda Guerra Mundial (1940-1945) el 60 % del azúcar que contenía el chocolate en barras o la leche condensada que consumían las tropas aliadas se elaboraba en alguno de esos ingenios cubanos.

La producción anual normal era de 5 millones de toneladas de azúcar, pero en 1952 superó los 7 millones. En 1958, último año de libertad antes que los malvados comenzaran a destruir a Cuba, la industria azucarera produjo más de 5 millones de toneladas de azúcar en solo 83,4 días de molienda. En 1959 se produjeron 6.8 millones de toneladas, pero en 1962 ya había caído la producción a 3.8 toneladas (5). Antes del comunismo, 122 (76%) de los 161 ingenios existentes en La Isla eran propiedad de cubanos, 36 de norteamericanos, 2 de españoles y 1 francés. La relación de estos centrales por provincia era: Pinar del Río, 9; La Habana, 13; Matanzas, 24; Las Villas, 50; Camagüey, 24 y Orient, 41. La producción en Toneladas de Azúcar y por Provincia: Pinar del Río, 197,000; La Habana, 449,000; Matanzas, 650,000; Las Villas, 1,103,000; Camagüey, 1,448,000 y Oriente, 1,744,000 para un total de 5,582,200 toneladas de azúcar.

Después de estos datos estadísticos podemos comprender mucho mejor que los 24 centrales de la provincia de Camagüey produjeron el 25.8 % del tonelaje nacional y los 41 de Oriente produjeron el 31% del total. Otro dato es que los 24 de Camagüey fabricaron mucho más azúcar que los 46 de Pinar, Habana y Matanzas, juntos. El 56,7% de la riqueza agrícola de La Isla, correspondía a la caña de azúcar.

Los tres mayores centrales en cuanto a capacidad de molida diaria era Jaronú el primero con 1,100,000 arrobas diarias (12,474 toneladas), le seguía el central Morón (Pina) con 1,000,000 arrobas diarias (11,364 toneladas) y el Manatí (un central oriental que está a la misma distancia de Puerto Padre que de Nuevitas) con 850,000 arrobas diarias (9,660 toneladas).

La Primera Guerra Mundial, repercutió en el sector azucarero cubano, porque la contienda bélica afectó severamente a la producción del azúcar de remolacha europea y aumentó la demanda y los precios del azúcar de caña en el mercado internacional por lo que Cuba se convirtió en el principal suministrador del producto. Grandes empresas norteamericanas invirtieron sus capitales en la construcción de colosos de la industria azucarera, entre ellos el Central Jaronú.

El Ing. Antonio González Mendoza y Montalvo (4) administrador general del central Cunagua, presidente de la Central Cunagua S.A.(2) y representante de los intereses de la American Sugar Refining Company (1) recibió un detallado informe donde le sugerían la construcción de una nueva fábrica en los terrenos de la antigua hacienda Jaronú, ubicada en el barrio de La Guanaja y perteneciente al término municipal de Camagüey.

Los especialistas estaban seguros que la hacienda poseía las óptimas condiciones para ejecutar la colosal empresa porque estaba ubicada en el punto central de un área de fértiles terrenos favorables para el cultivo de la caña, tenía grandes reservas de agua subterránea y la proximidad con el Ferrocarril Norte garantizaba la necesaria comunicación con el puerto Tarafa en la cercana Nuevitas. La selección fue aprobada por la directiva de la compañía y la empresa inversionista fue la Central Cunagua S.A. en su condición de representante de la compañía norteamericana antes mencionada y que González de Mendoza, ejercería como administrador general de la obra, tarea que acometería simultáneamente con las otras responsabilidades que ya atendía.

Para la ejecución del proyecto fueron contratadas dos importantes empresas constructivas, la Víctor G. Mendoza, Ingeniero (3) y la Oreyano y Mendoza, contratistas, la primera encargada del suministro y montaje de la instalación industrial y la segunda, dedicada a la construcción del Batey del Central, las vías férreas y las grúas, así como del trazado general de las colonias cañeras que lo abastece-rían.

En los primeros meses de 1919, se comenzó las labores de la puesta en marcha del proyecto constructivo. Centenares de asalariados, entre ellos extranjeros, fueron trasladados al lugar y con incitada rapidez acometieron simultáneamente la edificación del central y las demás instalaciones de su infraestructura de apoyo. La primera instalación concluída en el propio año 1919, en Jaronú, fue el puesto de la Guardia Rural. Paralelamente en la construcción de la industria se edificó el Batey del central, que resultó ser un confortable poblado de 600 mts. de largo por 300 mts. de ancho, distribuído en 18 cuadrículas de 100 mts. por cada uno de sus lados.

Contaba además con las mansiones, viviendas y cuarterías donde habita-rían los funcionarios según su raza y rango, con parque, escuela, hospital, correo, tienda mixta, tintorería, fábrica de hielo, panadería, hotel, farmacia, entre otras instituciones sociales (clubes). Contaba también con su propio aeropuerto. La compañía, para garantizar el abastecimiento de materia prima, a la industria, realizó hábiles maniobras que le permitieron adquirir grandes extensiones de tierras a precios muy bajos.

Las áreas que generalmente se encontraban cubiertas de espesos bosques fueron sometidas a una depredadora labor de desmonte y luego convertidas en un enorme macizo cañero que llegó a 1,623 caballerías de tierras propias. Sus trabajadores en tiempo de zafra eran más de 9,156. El ingenio fue construído de acero con 3 pisos y los pasos de fabricación de un departamento a otro se producían por gavedad. El central fue proyectado de tal forma que pudiera aumentar su capacidad original en un 50 % sin necesidad de construir naves adicionales.

Los terrenos quedaron divididos en un verdadero mosaico de colonias cañeras y bateyes en los que se establecieron muchas familias campesinas y sobre todo un gran número de inmigrantes antillanos, estos últimos se convirtieron en la principal fuente de trabajo de las plantaciones. Muchos propietarios de fincas locales, convencidos de las grandes perspectivas que brindaba la agricultura cañera, barrieron con sus tradicionales formas de producción dedicadas al cultivo de frutos menores y cría extensiva del ganado para incorporarse a la prometedora fiebre azucarera y convirtieron sus tierras en cañaverales. La administración empresarial, desde el inicio, brindó especial interés a la transportación de la caña. Una complicada red de vías férreas de 165 Km. de extensión se construyó para la libre circulación de 15 locomotoras Baldín y 466 casillas, con capacidad para 30 toneladas de cada una. También un alto número de grúas cañeras completaban el sistema que garantizaría el tiro cañero entre las plantaciones y la industria.

A solo unos meses de haberse realizado la obra, en el mismo 1919, se llevó a cabo la primera zafra de la historia local, aunque solamente en lo que respecta a la cosecha de la caña. La molienda y la elaboración de dulces gramíneas se realizaron en el vecino central Cunagua, propiedad de la misma compañía. La industria y toda su infraestructura de apoyo, estuvieron en óptimas condiciones para comenzar a producir en los últimos meses de 1921. Por fin el 26 de diciembre de ese mismo año, el coloso Central Jaronú rompió a moler, se inició así, la primera zafra azucarera con Antonio González de Mendoza y Montalvo como administrador general.

En la primera zafra, el central sólo molió el 43 % de caña de acuerdo a sus posibilidades reales que era de 650,000 arrobas diarias. Esta situación fue el resultado del normal período de ajustes por el que transitaba el sistema de maquinarias así como por las limitaciones confrontadas en la recepción de la materia prima. En las zafras posteriores se produjo la estabilización de estos factores y el lógico y gradual incremento de los volúmenes productivos.

Durante la década de 1950, se consideró el ingenio más grande y el mayor productor de azúcar de Cuba y del mundo. Entre 1919 y 1921 se construyó el poblado de Jaronú, en los terrenos de la antigua Finca de Jaronú, del otrora barrio de La Guanaja de la provincia Camagüey. Este poblado se fomentó también por la construcción del ferrocarril que unió al puerto de Caibarién con el puerto de Tarafa. Jaronú está situado a unos 18 kms. al Este del pueblo de Esmeralda. Como los comunistas cubanos acostumbran cambiar todos los nombres originales, ahora Jaronú se llama Brasil.

En la parte sur y central del batey estaba un área central de parque con una fuente ornamental, espacio asociado a la iglesia y a la casa del administrador, cada una de los mismas poseía una amplia vegetación conformada por palmas y otras variedades de árboles. Este sector ocupaba tres manzanas. Se encuentraba rodeado por los edificios de mayor importancia dentro del conjunto.

Durante la zafra de 1952 fue el tercero de los centrales cubanos en sobrepasar el millón de sacos de azúcar. Sus costos eran de $14.90 por cada saco de azúcar de 325 libras (4 centavos la libra), el segundo más bajo del país y sus activos totales estaban valorados en $16,604,516.

En 1958 estaba operado por Central Cunagua SA, filial de la American Sugar Refining Company, la mayor refinadora de azúcar de caña en EE.UU que poseía también en Cuba el central Cunagua.

Los suelos predominantes son los ferralíticos pardo rojizos (abundante concentración de hierro y aluminio) en ambos casos dotados de una elevada concentración de nutrientes que propician un generalizado nivel de fertilidad, propio para el desarrollo de la actividad agrícola y ganadera.

(1).- La American Sugar Refining Company, fundada en 1891 estaba bajo el control del grupo financiero compuesto por Rockefeller-Milbank-Bedford Whitney & Company. En 1958 Joseph F. Abbott había dejado de ser presidente de la Junta para ser sustituído por William F. Olvier, pero se mantuvo entre los directores. Tenía intereses remolacheros en EE.UU con 4 refinerías en la costa este y una en New Orleans para las que el Cunagua y el Jaronú suplían el 10 % del crudo. En 1919 le compraron el central Cunagua (fundado en 1917) al grupo Mendoza y en 1921 el Jaronú.

(2).-Empresa propietaria de los centrales Cunagua y Jaronú, era el 5to. grupo de importancia  y el 8vo. mayor propietario de tierras con 15,968 caballerías, que incluía Cayo Romano y Cayo Cruz. Su fundador Miguel González de Mendoza Pedroso y su hijo Antonio. Se especializaron en Lousiana y en Europa en el cultivo e industrializacion azucarera. Dueño del Central Santa Gertrudis, situado a unos 15 kms. al Norte de Colón, Matanzas.

(3).- Víctor era hermano de Miguel y estudió ingeniería en el Troy Polytechnic Institute de Nueva York.

(4).- Antonio González de Mendoza y Montalvo (1885-1957) ingeniero, fue administrador general y vicepresidente de Cunagua y de Jaronú. Claudio, Néstor y Fernando González de Mendoza eran presidente, vicepresidente, consejero legal y secretario respec-tivamente. El tesorero era el banquero Narciso Gelats. Antonio se casó el 9 de noviembre de 1911 con Cristina Kindelán y de la Torre, tuvieron 6 hijos: Margarita, Miguel, Victor, Antonio, Sergio y Jorge. Sus padres Miguel González de Mendoza Pedroso y María J. Montalvo Chacón.       Sus hermanas: Margarita y Micaela.

(5).- Roberto Álvarez Quiñones,  una vez contó: “que en 2002 Fidel Castro tuvo una rabieta debido a la ineficiencia azucarera y sin consultar a otros, levantó el teléfono y, cual emperador, ordenó al ministro de esa industria, desmantelar en dos etapas (2002 y 2004), 95 de las 156 fábricas azucareras del país”.

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