EL ARTE de la CONVERSACIÓN

Written by Libre Online

1 de septiembre de 2021

POR GUSTAVO TORROELLA (1954)

LA vida, dice un hermoso adagio, “es don de la naturaleza; pero vivir es un don de la sabiduría”. En efecto, el hombre recibe sus capacidades como regalo de la naturaleza; pero le queda a la inteligencia y a la voluntad consciente, la responsabilidad de dirigir esas dotes hacia su perfección, de esculpir, en esa materia prima que se nos obsequia, una obra de arte: ese es el don de la sabiduria.

Con la conversación pasa igual. El hombre aprende pronto a expresar en palabras sus ideas, sentimientos y deseos. La palabra, hoy en día, es casi un don natural que disfrutamos como legado de los esfuerzos que realizaron nuestros antecesores durante milenios para fabricarse un lenguaje que los sacara de la soledad individual y los comunicara entre si. Pero la sabiduría puede convertir esa materia prima de la palabra en la obra de arte de la conversación.

Saber conversar es más que saber hablar. El monólogo del hablador puede ser de mérito, pero no será conversación. Hay diferencia entre el buen hablador y el buen conversador. El buen hablador puede ser un hombre muy inteligente e interesante, que sabe contar cosas. Encuentra la palabra adecuada y el modo propio de decir las cosas con interés y amenidad. Pero el buen conversador es el que sabe alternar con otro en el uso de la palabra.

La conversación es una obra hecha en común, en cooperación. Conversar supone una situación en que participan varias personas. Hablar no. El buen hablador sólo necesita atención de los demás. El buen conversador, en cambio, demanda activa colaboración y en el uso de la palabra. Si uno habla y los demás solo escuchan, no hay verdadera conversación. Hay monólogo y no diálogo.

EL INICIO DA LA CONVERSACIÓN

¿Cómo empezar una conversación? Es conveniente que la conversación comience buscándose una línea de coincidencia o interés común con el interlocutor. Si es una obra en cooperación, lógicamente tiene que partir de la base de una coincidencia o comunidad de intereses o temas.

Esta línea de coincidencia tiene varias modalidades. Puede consistir en conversar acerca de una materia que ambos conocen y les gusta; puede ser un interés de uno por adquirir el conocimiento que el otro tiene; o puede consistir en tratar el tema personal del otro.

Podemos disfrutar de una conversación interesante si hallamos un motivo de interés común. Resulta imposible conversar amistosa o sinceramente con otro si no se coincide en una materia que satisfaga a ambos. Nótese que no hemos dicho que es necesario la coincidencia de tesis o conclusiones, sino de temas o motivos. La presentación de tesis o afirmaciones terminantes al inicio de la conversación, la impide o frustra en su nacimiento.

Quizás suceda que usted no sepa, al comienzo, de qué hablar con otro. No se preocupe; no hay que “romperse la cabeza”, ni “exprimirse el cerebro”, buscando un tema. Recuerde que no se trata de imponer un tema, sino de descubrir aquello que los otros saben, les gusta o les interesa. Es el otro el que ha de hablar de lo que sepa o le guste. Lo único que se ha de hacer es darle ocasión. Todo el mundo sabe algo bien, o mejor que nosotros; de todos podemos aprender alguna cosa.

CÓMO ELEGIR TEMA

PARA CONVERSAR

Los conversadores hábiles tantean los intereses y gustos del prójimo. Practican primero un sondeo, luego ensayan otro, hasta dar en el blanco, hasta “soltarle la lengua” al interlocutor. Algunos apelan al método directo de preguntarle discretamente al sujeto cuáles son sus aficiones e intereses. Más hábil e inteligente quizás sea descubrirlo a través de los indicios y datos que tengamos sobre el individuo. Hay algunas señales reveladoras de los intereses predominantes en el interlocutor, por ejemplo, su profesión, sus asociaciones, sus amistades, el modo de emplear el tiempo libre, sus lecturas, su figura corporal, su aspecto personal.

Otra pista para descubrir los intereses del prójimo consiste en recurrir a las ideas sugeridas por la circunstancia actual: ¿qué estaba haciendo o diciendo?, ¿qué tema se trataba? Tenga en cuenta el ambiente y la ocasión presente y relacione sus ideas con las reinantes, aunque sea como punto de partida de su cnarla. No quiere esto decir que limite o circunscriba sus temas a lo que están ahora tratando. Sino que enlace su conversación con el tópico ocasional, aunque después le imprima al curso de la conversación otra orientación. Para llevar a las gentes al terreno que usted quiera, tiene que empezar por ir a tu terreno.

Hay temas que disfrutan universalmente el interés de todas las personas. El tópico más atractivo para cada cual es. sin duda, su propia vida y las cosas y personas que le importan. En general, el interés suele concentrarse en torno a las cosas y personar más cercanas a nuestra vida. Por esta razón los conversadores hábiles empiezan con temas relativos a la vida personal y familiar, con tópicos relacionadas con su vida o trabajo. Si analizamos el estilo de conversación de las personas que tienen éxito en las relaciones humanas, observaremos que acostumbran a iniciar la charla preguntando al interlocutor por su vida y por las cosas que le son queridas.

Cada sexo tiene intereses peculiares. Este es otro indicio para eligir temas atractivos al prójimo. Háblele a los hombres y a las mujeres lo que le interesa a cada sexo. El psicólogo E. K. Strong ha analizado los Intereses de miles de hombres y mujeres durante muchos años y ha recogido en su voluminosa obra «Vocational interests of Men and Women» los resultados siguientes. Los intereses promedios de los hombres son por las actividades científicas, mecánicas; las actividades físicas, como el deporte y la cacería; las ocupaciones políticas, legales y militares; actividades comerciales y financieras: ciertas formas de entretenimiento como: hacer chistes, fumar, la pelota, el billar, el poker, el ajedrez, etcétera.

Los intereses promedio de las mujeres son por las actividades artísticas, musicales, literarias; modas y trajes; actividades de asistencia social; trabajo de oficina: la enseñanza; actividades del hogar y la familia; y ciertas formas de entretenimiento como fiestas, conciertos, excursiones, visitas, animales domésticos, etc.

Desde luego, estos son intereses promedios, lo que significa que podemos encontrar dentro de la normalidad hombres con algunos inteteses femeninos y mujeres con algunos intereses masculinos. Para nuestro objeto lo que importa es el hecho de que el sexo de la persona, por lo común, es un indicio revelador de sus intereses y nos da, por lo tanto, una llave más para abrir una conversación.

SUGERENCIAS PARA ORIENTAR

UNA CONVERSACIÓN

Los temas de la conversación tienen como los seres vivos, nacimiento, desarrollo y muerte. Después que un tema ha estado cierto tiempo desplegándose entre los interlocutores, a menudo languidece y se agota. Algunos hacen esfuerzos por prolongarle la vida. El latoso es el “médico” que trata de alargarle la vida al tema agónico. Otros hacen equilibrios, divagan, pactan la mirada ansiosamente por el salón para ver de dónde surge una aportación interesante. El más tenaz pronuncia algunas palabras tontas, repetición de conceptos que ya se han comentado antes. Es el momento de introducir un nuevo tema. Es curioso: con las culturas y los estilos pasa algo parecido. Cuando una cultura o una forma artística ha agotado su impulso creador, se dedica a manejar el tópico, el lugar común, a repetir las mismas formas e ideas que antes.

Dominar el arte de cambiar el tema oportunamente, es parte de la técnica de todo buen conversador. ¿Cómo introducir un nuevo tema? Cada persona tiene algunos temas favoritos, cosas que sabe bien y de las que le gusta hablar. Un método de orientar la conversación y renovar los temas es hacer hablar a los otros sobre sus temas preferidos, interrumpiendo discretamente al que ha hablado demasiado.

Si usted nota que le cuesta trabajo aceptar las reglas de la conversación, y que muestra más bien tendencias a incurrir excesivamente es algunas de sus formas viciosas como el monopolio de la misma o «lata», el egocentrismo, el afán contradictorio, la discusión, el reproche, el pesimismo, el resentimiento y el chisme,  es  señal de que no ha alcanzado su madurez de su sentimiento de comunidad y de su personalidad, o bien que hay desajustes y conflictos en usted que requieren usa reeducación personal.

Para terminar, vaya una última recomendación: condimente la conversación con buen humor, para darle sabor. El buen humor es el mejor lubricante de los desajustes y fricciones en las relaciones humanas. Cultive un espíritu jovial y contribuirá a su longevidad. Suprima el exceso de gravedad, empaque y rigidez. No se tome excesivamente en serio. No le dé tanta importancia a sus cosas, vea el lado cómico de las cosas, especialmente el suyo.

Temas similares…

Recompensa

Recompensa

Por  Charles Hazel (1934) ¡Cinco mil francos! Déjate de bromas... Es demasiado. A ese Alí, después de...

0 comentarios

Enviar un comentario