Si alguien me dijera: «¿Tú sigues con la misma matraquilla de Cuba?” Le respondería al atrevido “¿De qué te apetece que escriba, de India o de Rawalpindi, Pakistán?

Los que no me quieren oír hablar de Cuba, si no son masoquistas, deben situarse a mil millas de distancia de mí.

Porque hasta si voy a pitchar quiero que las bolas las batee Roberto Ortiz antes que las reciba Fermín Guerra y si me van a tirar unas bolas que las lancen Pedro Ramos y Camilio Pascual.

Este que está aquí no soporta a una orquesta con acordeón y sin tumbadoras. Soy de los pocos seres humanos en este planeta que prefieren mil veces escuchar a Benny Moré o a Abelardo Barroso mejor que a Plácido Domingo.

Mientras, no existen unos cómicos en el mundo entero que me hagan reír más, que escuchar Trespatines y Aníbal de Mar en La Tremenda Corte.

No soporto a alguien que le haga muecas a un pastelito «refugiado» o a unas buenas papas rellenas. Denme un panque de Jamaica y una Materva y me lleno de alegría.

Vaya, al que le dé asco una Maltina con leche condensada yo le digo “¡Tú tá´ loco, mi socio!” No soy negro, pero siento que mi abuela fue Celia Cruz…

Soy de los que en el medio del Desierto de Sahara le preguntaría a todo el que vea: “¿Dónde me puedo tomar un cortadito?”

Lo primero que yo depositaría en «El Arca de Liborio» sería una pareja de tomeguines del pinar, dos jutias, unos gallos finos y unos tocororos.

Que otros tengan sus orgullos los míos son: Carlos Manuel de Céspedes, Calixto García, Guillermón Moncada, Quintín Bandera, José Martí y Antonio Maceo…

Lo primero que le compré a mi nieto Jaxon al nacer fue un pullover que decía: «I am made in U.S.A. with cuban parts»…

Qué delicioso es sentirme cuidado por San Lázaro, por Santa Bárbara, por la Caridad y por nuestro Patrono güinero San Julián. Y eso me lo aseguró mi madre.

Les juro que si todo lo cubano desapareciera yo me conformaría con una sola palabra para ser feliz y esa palabra es «¡Coñooooooooo!»

Y POR FAVOR: NO ME LO TIENEN QUE DECIR, ya sé que todas esas cosas han desaparecido de mi Isla, pero las disfruto hoy aquí en el exilio y las disfrutaré allá mañana, en una Cuba libre y soberana.