EL 15 DE NOVIEMBRE SE ROMPE EL COROJO

Written by Adalberto Sardiñas

20 de octubre de 2021

La frase, tan repetida en los acontecimientos históricos cubanos, vuelve a tomar vigencia ante la planeada demostración de protesta de la disidencia cubana contra el gobierno espurio, fallido y violador de todos sus derechos. Se llevará a cabo, a nivel nacional. Y suena así: ¡El 15 de noviembre, se rompe el corojo!

Aquel grito que exclamó el capitán cubano, Fulgencio Duarte, el 15 de marzo de 1878, (¡el 25 se rompe el corojo!) durante la Guerra de Independencia contra la colonia, luego de la ruptura del diálogo, en Mangos de Baraguá, entre Antonio Maceo y Martínez Campos, y el consecuente rechazo del Pacto del Zanjón, con la famosa frase de Maceo a Martínez Campos “no nos entendemos”, resuena hoy, de nuevo, en la lucha por la libertad de Cuba. Los cubanos, no se entienden, no pueden entenderse con la dictadura. La libertad y las cadenas no se conllevan. No hay forma de conjugarlas.  Por eso, se lanzarán a la calle, el 15 de noviembre, contra viento y marea, para gritar al mundo su repudio al régimen que los oprime. Ya lo hicieron antes, el 11 de julio, y lo ratificarán ahora.

 ¡El 15 de noviembre, se rompe el corojo!

Ya el miedo quedó atrás. Miles de manifestantes lo dejaron claro en el movimiento espontáneo de San Isidro, y el desbordamiento en las calles, pidiendo libertad. No comida. No remesas. Libertad. Esa era la única aclamación que se oyó en ese julio memorable: Libertad. Y en noviembre, pese a todas las amenazas del gobierno, vendrá la segunda parte, riesgosa, pero necesaria.

Y este nuevo brío de emancipación, viene de abajo. Ha surgido, lentamente, pero con firmeza, al calor de las ansias de la nueva generación, a la que el comunismo le he negado todo, desde el disfrute de una vida normal, sin temor, a la que cada ser humano tiene un inalienable derecho, hasta la negación extrema de limitarles el acceso a un futuro mejor, truncarles un sueño de bienestar y progreso. La juventud cubana ha perdido todo tipo de esperanza. No cree en nada porque nada bueno y positivo emana de ese gobierno hacia ellos. ¡Nada!

Es precisamente por la existencia de este callejón sin salida, este laberinto interminable, que la juventud presente responde a esta infinita negación de derechos, con manifestaciones de resistencia en cada ocasión a la mano. Lo de San Isidro tomó fuerza y vida propias, difíciles de aplacar. La generación presente, armada con la fuerza de las comunicaciones disponibles, ha aprendido a usar el poder de la palabra. Ha aprendido, corajudamente, a decir ¡NO! Y del otro lado de sus costas, millones escuchan y respaldan.

 Hace unas pocas semanas, 12 miembros del equipo de beisbol cubano que fue a competir a México en los juegos de la Copa Mundial, desertaron y decidieron no regresar a Cuba. Todos entre 20 y 23 años de edad. Supuestamente los deportistas gozan del mejor trato posible que el régimen puede ofrecer; y, sin embargo, para este grupo de atletas, no fue incentivo suficiente como para hacerlos retornar. Les faltaba lo que querían tener, aunque fuera en cualquier tierra ajena: libertad.

En el caso de estos atletas, existe una curiosa contradicción: el régimen los consideraba muy suyos. Muy leales. Les llamaban “los patriotas”. Empero, 12 de los 23, decidieron ser patriotas del bando opuesto, del lado de la libertad.

El gobierno que preside Díaz Canel, designado por Raúl Castro, ausente de legitimidad, está en estado de desintegración. Pretende representar, y, actuar, en nombre de una revolución que dejó de existir hace muchos años. Lo integran, achacosamente, docenas de dinosaurios humanos, todos octogenarios, que viven del sueño de la Sierra Maestra, embobecidos por una demencia soñolienta que les arrebató el sentido común y que les hace creer que todavía sirven para algo.

Recientemente, en sospechosa coincidencia, en la misma semana de julio en que ocurrieron las históricas manifestaciones anti gubernamentales, murieron 6 de los generales dinosaurios. ¿Por qué en esa semana, los seis? ¿De qué murieron? ¿Del Covid?  ¿O, como piensa la mayoría de los cubanos en la Isla, los despacharon por mostrar cierta empatía con las manifestaciones populares? Todos fueron incinerados. No hubo reportes oficiales.

Cuando suceden estas cosas en regímenes violentos, que se rigen por la ley de la jungla, y no por los cánones de los métodos civilizados, la deducción lógica implica un deterioro, una desintegración paulatina, que, como el comején, va minando la estructura gubernamental hasta volverla totalmente irrelevante. En Cuba ya nada funciona. El gobierno ha sido totalmente incompetente para combatir el Covid-19. El sistema para el cuidado de la salud está en el suelo. The Free Cuban Medical Guild ha reportado, en días recientes, que 76 trabajadores de la salud, entre ellos algunos médicos, murieron después de haber recibido la primera de las tres dosis de la vacuna que se aplica en Cuba.

Por otra parte, el sistema alimentario está en perpetua crisis. No hay nada de nada, y, si algo existiera, habría que pagar un precio que la ciudadanía no puede afrontar. La gasolina escasea. Y también el jabón, el pollo, la carne, y por extensión, la mayoría de los insumos. He ahí, un gobierno disfuncional, en una miseria caótica, improductivo, viviendo prestado de las limosnas que México y otros países le remiten.

  El proceso de la desintegración ha comenzado. El espejismo de la calidad de la enseñanza ya no funciona. La propaganda falsa de la proeza biomédica ya nadie la cree porque ha resultado un fiasco. No hay medicinas para aliviar los males de la población, como se ha demostrado con la pandemia. El malestar social se intensifica a la par que el repudio contra el régimen.

  Los grupos disidentes que organizan las manifestaciones le han comunicado al gobierno sus planes. No le han pedido permiso, le han comunicado sus intenciones. El gobierno se opone, y, seguramente, apelará a la represión y detención masiva de los líderes y otros cientos de ciudadanos.

Va a ser interesante. Un régimen que se tambalea por desgaste, y un pueblo decidido a desmontarlo.

El 25 de marzo de 1878 se rompió el corojo. La guerra continuó, pero al final, Cuba logró su independencia.

En este 15 de noviembre, se rompe el corojo. No se logrará ese día la libertad, pero un paso más y llegamos. Tomó largo tiempo en 1878. Ojalá sea mucho más corto esta vez.

BALCÓN AL MUNDO

Donald Trump está en incesante campaña, casi semanal, desde que dejó la Casa Blanca en derrota. Sigue con lo mismo. Le robaron las elecciones. Está en el mismo estado de resistencia mental a la realidad, en que cayó Hillary Clinton después de su vencimiento.

  En un análisis objetivo, la administración de Trump fue positiva. Reclamó, con suficiente éxito, un balance igualitario en las relaciones comerciales con varios países, liberó la economía de pesadas restricciones, y su gestión, aunque muy debatible, trajo estabilidad a la cuestión migratoria con un acuerdo con el gobierno de México que funcionó, dentro de sus lógicas imperfecciones. Sus aciertos fueron más que sus desaciertos.

  Todo esto descansa en el pasado.

Sus intenciones presentes, de retornar al poder como candidato en el 2024, es harina de otro costal. La nación acepta sus principios, su espíritu nacionalista, su agenda en defensa de los intereses de América, pero rechaza su personalidad meteórica, displicente, grosera a veces, pero arrogante y pedantesca siempre.

Sería mejor, para la tranquilidad del país, un candidato que mantenga su visión, pero que observe la conducta y la decencia que demanda la primera magistratura de la nación.

El Partido Republicano tiene media docena de candidatos de calidad presidencial que saben cómo conducirse con clase.

Donald Trump es una figura muy importante para el futuro del partido, pero no como candidato esta vez.

Al margen sería más útil.

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¿Volveremos a los tiempos de Jimmy Carter? ¿La tasa de intereses al 21%, inflación al 12% y las largas colas en las gasolineras? Es más que posible, probable, que Joe Biden sea la reencarnación de aquel. Las cosas van por ese camino debido a las imprudencias del presidente. El derroche extravagante de un dinero que no tenemos, la política de economía verde, la prohibición de exportación de petróleo, y las restricciones a la producción petrolera interna,      agregados al plan de incremento de impuestos, significan malos augurios para la economía.

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  El experimento de capitalismo chino iniciado por Deng Xiaoping que sacó de la pobreza a cientos de millones de chinos, va en vía de desaparición. El presidente vitalicio Xi Jinping, comenzó la arremetida contra el sistema. Quiere el absoluto control de la industria bancaria, de los negocios medianos, grandes, y pequeños, especialmente en el sector tecnológico y de bienes raíces.

  Como consecuencia la economía china comenzó a dar tumbos, y ya la crisis en el sector de bienes raíces, importantísimo para el país, siente los efectos.  La economía china es fuerte, pero nunca al extremo que muchos creen. Sus piernas empiezan a doblarse por el creciente peso de sus muchos problemas. El conglomerado Evengrande Group, al borde del colapso, es sólo un ejemplo.

 ¿Se acuerdan de aquel aspaviento de los años 80s en que muchos economistas predecían que Japón sobrepasaría a USA como la primera economía mundial? Pues son los mismos que están prediciendo similar resultado, ahora con China.

  El tiempo los mostrará tan equivocados como lo estuvieron 40 años atrás.

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  Un flujo en reversa: los afganos huyen en masa por la frontera de Pakistán de la barbarie de los talibanes. Los terroristas acampados en Pakistán, regresan al paraíso Talibán, que les ofrece todo tipo de facilidades para la ejecución de sus crímenes.

  The tale of two cities…

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