Ambos llegaron desde Cuba y vivían en Miami, desde hacía varios años, pero siempre estuvieron comprometidos con la causa cubana, ella desde su trinchera y él desde la suya, apoyándose mutuamente en la lucha por la libertad de Cuba, especialmente en momentos en que la tiranía comunista se afianzaba cada vez más en el poder después de 1960.
Raúl Tápanes Estrella fue siempre una figura clave en esa relación. Como periodista, mantenía la fe en que algún día la democracia regresaría a la isla. Contaba además, en todo momento, con el apoyo espiritual y personal de su esposa Edith, quien participaba activamente en todas las campañas políticas que se organizaban en Miami con ese propósito.
Pero el destino, después de casi 60 años de un matrimonio lleno de amor y felicidad, les tenía preparada una dura prueba: la peor de todas. Edith fue diagnosticada, de manera súbita, con una enfermedad terminal.
Juntos enfrentaron con valentía ese cruel destino, hasta que finalmente la muerte alcanzó a Edith en Miami, ciudad donde había luchado por tantos años para salir adelante tras haber tenido que abandonar Cuba, luego de la llegada al poder de la tiranía de los hermanos Castro.
“Esto ha sido muy duro para mí. Se me fue la otra parte de mi vida, la que día a día me llenaba de felicidad. Fue toda una historia de amor eterno”, expresó Raúl Tápanes Estrella durante las honras fúnebres en una funeraria de Miami.
Allí, en medio del dolor, fue velado su cuerpo, acompañado por amigos y seres queridos que acudieron a despedirla. Luego, sus restos fueron sepultados en un cementerio de la ciudad, donde Raúl Tápanes evocó, con profunda emoción, los momentos vividos junto a Edith Tápanes.
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