En este libro se narra el increíble comportamiento y manejo de la situación
creada por la militarización soviética de Cuba que culminó con la instalación de los misiles de mediano alcance. El autor señala con el dedo acusador a los hermanos Kennedy y destruye el mito falsamente creado por los apologistas. Ros pone al desnudo ese mito y leyenda, para que se conozca la angustiosa y
sangrante realidad.
¿Quién plantea colocar cohetes en Cuba? (VI)
LLEGAN BARCOS
SOVIÉTICOS CON ARMAS Y COHETES
El viaje de Raúl Castro a Moscú, a comienzos de julio, ha dado frutos. Tarde en ese mes de julio los aviones de reconocimiento norteamericanos observaron unas hileras de barcos que salían de puertos soviéticos en el Mar Norte y en el Mar Báltico hacia Cuba. Este imprevisto aumento en el tonelaje despertó la curiosidad de agencias de inteligencia americanas.
Mucho de este tráfico desembarcaba en el Puerto de Mariel en la costa norte de la provincia de Pinar del Río.
Por sus agentes en Cuba, la CIA pronto supo que Mariel estaba siendo transformada, y que los cubanos que vivían cerca de los muelles habían sido forzados a dejar sus hogares y que centinelas rusos custodiaban los muelles. En agosto 24, antes de que el Senador Keating pronunciara el primero de sus muchos discursos alertando sobre la creciente presencia militar soviética en Cuba, el Departamento de Estado, a través del Director de Inteligencia e Investigación Róger Hilsman, informó que entre julio 26 y agosto 8, ocho barcos del bloque soviético habían arribado a Cuba y que tal vez los demás habían llegado de agosto 9 al 24 llevando cantidades de equipo electrónico y de construcción. “Por lo que hemos observado de estos embarques, aparece que mucho de este material irá para mejorar las defensas costeras y aéreas…cohetes iguales a los suministrados por los soviéticos a Irak e Indonesia”. Igualmente informaba la llegada de 3,000 a 5,000 técnicos militares soviéticos.
Cinco días después los Estados Unidos conocían que mucha de la carga dejada en Mariel y otros puertos contenían cohetes de superficie al aire (SAM). En agosto 29 un avión de reconocimiento U-2 volando sobre la provincia de Pinar del Río captó la primera prueba fotográfica de dos bases de cohetes SAM. El Director de la CIA McCone informó a Kennedy que, en su opinión, Rusia estaba preparándose para introducir cohetes ofensivos. Ni el Presidente ni sus asesores prestaron atención a esta advertencia.
Ahora es el Che Guevara y Emilio Aragonés los que viajan, como ya hemos mencionado, a Moscú a fines de agosto. No se van con las manos vacías. En septiembre 2 el Kremlin anunció -luego de la visita- que el gobierno cubano había solicitado su ayuda en armamentos y en especialistas para entrenar soldados cubanos, y que el gobierno soviético había aceptado suministrar ambas cosas. Fue el acuerdo público.
La llegada de estos armamentos a Cuba era detectada por las fotos tomadas por los U-2. El 3 de septiembre la Agencia Central de Inteligenciapresenta un informe de las «actividades militares soviéticas en Cuba». Se confirma la existencia de misiles en la isla y de barcos rusos en ruta hacia Cuba.
Para no alarmar al Presidente Kennedy, Nikita Kruschev, en Septiembre 4, envió al Embajador Soviético en Washington a visitar al Fiscal General Bob Kennedy. El mensaje era sencillo: Una promesa de que la Unión Soviética no crearía problemas a los Estados Unidos -en Berlín o en el Sureste de Asia-, durante la campaña electoral. Kennedy le habló de los armamentos recién enviados a Castro. Dobrynin afirmó no conocer que se hubieran enviado cohetes de ningún tipo a Cuba. No obstante, se envió un comunicado a la Unión Soviética diciendo que la introducción de misiles ofensivos de tierra a tierra en Cuba o de “cualquier otra capacidad ofensiva de significación” crearía un tema de graves consecuencias.
CUBA SE VA
CONVIRTIENDO EN
UNA FORTALEZA
La Unión Soviética continuaba convirtiendo a Cuba en una fortaleza. “Dedicamos día y noche a la preparación y traslado de esta fuerza. Tuvimos que usar 85 buques de nuestra marina mercante, y reunir en secreto estos barcos en siete puertos distintos del Mar Blanco, el Mar de Barents, el Mar Báltico, el Mar Negro, y otros”.
Mientras, a la Florida llegaban cientos de mensajes de refugiados cubanos afirmando que antes de abandonar la isla habían visto un intenso movimiento de camiones transportando objetos tubulares. Otros afirmaban haber visto con absoluta certeza, cohetes ya instalados. Podían estar fundamentados o no, pero eran cientos los informes. Los técnicos gubernamentales descartaron estos informes como alarmas manufacturadas por exiliados con la esperanza de “llevar a los Estados Unidos a una guerra con Cuba y de esta forma reconquistar su patria”.
Los informes de las agencias de inteligencia sobre la localización e identificación de los sitios en que se estaban emplazando los proyectiles eran continuos. En septiembre 6 se informa de “un total de 9, probablemente 10 emplazamientos de SAM”. Al siguiente día el Director de la CIA considera “la probabilidad de misiles de superficie a superficie, de tipo portátil en Cuba”. En septiembre 8 ya son 12 los emplazamientos identificados, y “consideramos que deben haber 25”. ¿Respuesta de Dean Rusk? “Debido a violaciones de U-2 en Saklalin y a las públicas promesas del Presidente de revisar los procedimientos” se aprobó reducir por el momento las operaciones de los U-2.224 No hay peor ciego que el que no quiere ver.
A su regreso, McCone encontró que durante más de un mes no se habían hecho vuelos de reconocimiento sobre la zona occidental de Cuba. En Octubre 14 dos pilotos de la fuerza aérea, completamente familiarizados con las modificaciones que el CIA le había hecho al U-2, entraron el espacio aéreo de la zona occidental de Cuba ese domingo. San Cristóbal encabezaba la lista de los puntos que reconocerían. Los pilotos eran Rudolf Anderson Jr. y Richard S. Heysel, de Michigan. Este viaje despertará a John F. Kennedy de su letargo.
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