De Girón a la Crisis de los Cohetes: La segunda derrota

Written by Libre Online

6 de agosto de 2024

Las organizaciones  revolucionarias (XIII)

EL DIRECTORIO ESTUDIANTIL 

REVOLUCIONARIO (DER)

En los primeros días de abril de 1961 está alzado en la Sierra Maestra, Alberto Muller, Secretario General del Directorio Estudiantil Revolucionario. Habían sido semanas de gran actividad y mayores desengaños.

Para organizar la ayuda logística del alzamiento están, a mediados de marzo, en Bayamo y Manzanillo (el punto de acceso a la Sierra), Miguel García Armengol e Isidro (Chilo) Borja. Pero las armas ofrecidas por “los sectores aliados” no aparecen. Esperan, en las costas, las armas que no llegan.

Tienen los jóvenes del Directorio que improvisar una especie de “clearing house” con otras organizaciones revolucionarias (Unidad, Organización Auténtica (O.A.), MRR, MRP, Triple A) para un acopio de armas.

Están con ellos, como radiotelegrafistas, Enrique (el Negro) Casuso y Armando Acevedo. El 29 de marzo regresa en ómnibus de Bayamo a La Habana, con falsa documentación y vestido de miliciano, García Armengol. Lee en el titular del periódico que sostiene el pasajero que está sentado a su lado, una noticia que lo anonada: “Ocupan Arsenal de Armas y Fábrica de Bombas”. Conoce, entonces, que han sido detenidos Virgilio Campanería, Alberto Tapia Ruano y Tomás Fernández Travieso. Para el Directorio en la isla era el comienzo del fin. Lo fue, también, para todas las demás organizaciones y para la nación cubana. Una debacle que se había iniciado el 18 de marzo con la detención de Rogelio González Corso, Humberto Sorí Marín, Rafael Díaz Hanscom, el Ñongo Puig, Mingo Trueba, Rodríguez Navarrete y Eufemio Fernández, y culminaría con el desastre de Girón.

El 17 de abril de 1961 sorprende, infiltrados en Cuba, a distintos dirigentes estudiantiles.

Al día siguiente del desembarco son detenidos, como millares de cubanos, en distintos lugares y por diversas razones, Manolo Salvat, Rafael (Chichi) Quintero, Manolín Guillot, Julito Hernández Rojo, Ernesto Fernández Travieso y otros. Alberto Muller está, en esos momentos, alzado en la Sierra Cristal, en Oriente.

Los jóvenes estudiantes llevan identificaciones falsas. Salvat, Rafael Quintero y Manolín Guillot son llevados al G-2 y, luego, a La Cabaña. Al no ser reconocidos y poseyendo documentos que los acreditan como otras personas son dejados en libertad.

Julito Hernández Rojo, que fue el primero en quedar libre, hace contacto nuevamente con Salvat que se había refugiado en la Nunciatura. Sale de su refugio y en los días siguientes, tratando de reestructurar el aparato estudiantil, trabajó con el propio Julito y Juanín Pereira. La organización se había casi destruido por la cantidad de presos y asilados. Luego, a fines de junio, Hernández Rojo lleva a Guantánamo a Salvat y éste, brincando la cerca, penetra en la Base Naval. Lo siguen José Antonio González Lanusa, Rafael Quintero y Ernestico Fernández Travieso. Llegan a Miami el primero de julio. También llega Isidro Borja. Aunque maltrecho, dejan funcionando en Cuba al DRE. La labor de reorganización del grupo estudiantil en la isla la va a desarrollar principalmente, Juanín Pereira.

Pero va a sufrir el movimiento estudiantil, en Cuba, un serio quebranto. La organización ha sido infiltrada.

El agente infiltrado había comenzado a trabajar dentro del DRE en labores sencillas en cuadros o células inferiores. No había causado daño alguno cuando los que recién salen del territorio estaban en la isla al frente de la organización. Al abandonar la isla muchos de los más altos dirigentes del Directorio, el agente, Ramón Medina Bringuier (Mongo), pasa a ocupar posiciones de responsabilidad.

El 6 de noviembre de 1961 el Directorio ha organizado una infiltración. Se realizará por un punto en Pinar del Río en que estará esperando Juanín Pereira. Cuando el barco llega a la costa no están las luces que indicaban que todo estaba bien. El barco se retiró. Luego se supo por qué no estaban encendidas las pequeñas luces. Juanín había sido descubierto, delatado por Bringuier. Allí, en el puerto designado para la operación, aparecía al siguiente día el cadáver de Juanín Pereira. Un nuevo mártir del Directorio Revolucionario Estudiantil.

No abandonan los estudiantes, en el exterior, sus otras responsabilidades. Constituyen Delegaciones en gran número de naciones latinoamericanas que dan a conocer, en universidades y en distintos foros, la realidad cubana. Se empeñan en quebrar en la mente de los jóvenes del continente el mito del “heroico guerrillero”, imagen más inspirada por el Che Guevara que por la propia de Fidel. Realizan los jóvenes del Directorio intensas campañas en Latinoamérica.

Alberto Muller, su antiguo Secretario General, que también había ocupado las más altas posiciones en las distintas organizaciones estudiantiles que precedieron la constitución del Directorio, había sido apresado, y, poco después, Miguel García Armengol y otros, por las autoridades cubanas. Habían estado alzados, como antes dijimos, en las montañas de Oriente. Van a ser juzgados. Se pide para ellos, paredón.

Sus compañeros del Directorio inician la más intensa campaña para impedir que se les aplique la máxima sanción. Declaraciones en la prensa, mítines en las universidades, manifestaciones callejeras en las principales capitales del continente, contactos con gobiernos para presionar a Castro. Movilizando al estudiantado chileno en la protesta contra el posible fusilamiento de Alberto Muller se encontraban Nelson Amaro, Alejandro Portes y Rafael Oller, del Directorio Revolucionario Estudiantil que habían asistido como Delegados al IV Congreso de Estudiantes Latinoamericanos. En la Universidad Técnica de Santiago retaron a los miembros de la embajada castrista a un debate público, que les fue rechazado provocando una reacción de burla a los representantes castristas.

La campaña tiene éxito. No se le aplican a Muller ni a los demás la pena capital. El juicio de García Armengol se pospone para diciembre. Por supuesto, sería ingenuo pensar que todo este gigantesco y meritorio esfuerzo no hubiera contado con el respaldo de la Agencia.

Pero esa ayuda solo la reciben los estudiantes cubanos para algunas de sus infiltraciones en Cuba y su intensa labor de propaganda en la América Latina. Lo demás lo realizan con los fondos que, con grandes esfuerzos, pueden conseguir.

No se detienen los estudiantes cubanos exiliados. Se organizan para concurrir a otro encuentro. Esta vez en Brasil.

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