Por María C. Rodríguez
Varios estudios han demostrado que nuestra apariencia tiene un impacto directo con nuestros ingresos. La apariencia incluye muchos beneficios.
El estilo y la nitidez de tu ropa, el brillo de tus zapatos, las arrugas en tu camisa, tu combinación de colores y muchos otros aspectos afectan tu apariencia personal. También contribuyen la manera en que te peinas, tu maquillaje y todos los elementos de tu arreglo personal. Sin embargo; el factor principal es la sonrisa en tu rostro, seguida de tu actitud y tu sentido del humor. Un buen sentido y una actitud positiva son particularmente importantes para escalar en el trabajo.
La tendencia evidente es que promoveremos al individuo que nos gusta por sobre el que nos hace sentir neutrales o negativos, casi sin tomar en cuenta las habilidades.
Las personas amables y optimistas, al abordarlas, agradan con más facilidad que las que se inclinan a ser melancólicos y hasta negativos. También es cierto que el individuo alegre y optimista logrará más y tendrá más cooperación de sus compañeros de trabajo que el negativo. Es un asunto práctico que los empleadores buscan a los que encajan, que consigue resultados y que es agradable tenerlos cerca.
Consejos
Logra que tu apariencia incluya una sonrisa, una gran actitud y un sentido del humor tranquilo. Mantén tu mente positiva y lograrás cosas positivas.
Asume la responsabilidad de tus propios errores, es el único medio de evitar que se repitan. Aprende a asumir tus propias deficiencias e incluso saber reír con ellas, es el primer paso para superarlas o cuando menos aprender a vivir con ellas. Un fracaso debe servir, ante todo, para recodar tu parte de culpa «si es que la hay» y aprender una lección muy importante para alcanzar el éxito en futuros proyectos y como persona.
Educa tu cabeza; el pesimismo y la falta de seguridad en tu persona propicia un círculo vicioso. Hay que adiestrar el pensamiento.
Cuando se metan dentro de ti ideas negativas sobre ti mismo «no me van a aceptar porque no soy apto» hay que hacer una pausa y detenerse y pensar positivamente «quizá no soy el mejor, pero puedo intentarlo» la seguridad se trasladará a tus propios actos y emociones, te hará sentir mejor y esto se notará en tus relaciones sociales y en la sintonía con los demás.
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