Por María C. Rodríguez
DATOS Y REFLEXIONES SOBRE LA REVOLUCION FRANCESA
EL ASALTO A LA BASTILLA
En el año 1765, Luís XVI se convierte en rey de Francia, continuando y agudizando un período caracterizado por el absolutismo real, los gastos excesivos, la fastuosidad y el derroche, que la vida cortesana exigía. En contraste a la opulencia en que vivían el alto clero y los cortesanos, sobre el pueblo, con severas carencias e inmerso en la miseria, la injusticia y la arbitrariedad, descansaba la economía francesa.
Aunque Luís XVI intentó corregir la situación que prevalecía en Francia, las mismas personas que le rodeaban, entre ellas su propia esposa, María Antonieta, acostumbrados a una vida fácil y exenta de preocupaciones, presionaban ante el rey para evitar los cambios que la nación demandaba.
La estructura social de Francia estaba constituida por los Estados Generales, divididos en Primer, Segundo y Tercer Estado. El Primer Estado correspondía al alto clero, el Segundo, a la nobleza y el Tercer Estado o Estado Llano lo conformaba el pueblo: burgueses, obreros y campesinos.
Entre los intelectuales de Francia se contaban Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Diderot, Locke, entre otros. El pensamiento filosófico de dichos personajes estaba en desacuerdo con el gobierno absolutista, con la concentración de poderes y con la división de las clases sociales.
El 14 de julio de 1789, el pueblo de París, movilizado en apoyo a la Asamblea Nacional, tomó por asalto la Bastilla, y luego la destruyó.
La Bastille había sido durante años el bastión de muchas víctimas de la arbitrariedad monárquica. Allí se encarcelaban sin juicio a los parisinos señalados por el Rey con una simple Lettre de cachet.
Era una fortaleza medieval en pleno París, cuyo uso militar ya no se justificaba. En los Cuadernos de quejas de la ciudad de París ya se pedía su destrucción y en 1788 se había decidido su cierre, lo que explica que tuviera pocos presos en 1789.
En el momento de su caída, el 14 de julio de 1789 sólo acogía a siete prisioneros; pero su caída en manos de los revolucionarios parisinos supuso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y el punto inicial de la Revolución francesa. A partir de entonces, cundió la agitación social por toda Francia, atacándose propiedades privadas, a cobradores de impuestos y a latifundistas, no
limitándose, por lo tanto, a la lucha contra la Corona.
El orden y el caos reinaban al mismo tiempo.
0 comentarios
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.