Kristallnacht o ‘Noche de los cristales rotos’
Por María C. Rodriguez
El 9 de noviembre de 1938 se produjo en Alemania una ola de salvajismo y violencia contra la comunidad judía. En la Alemania gobernada por los nazis, esa fatídica noche, según las cifras oficiales, murieron 91 personas, se quemaron 191 sinagogas, 7,000 comercios fueron saqueados y 26,000 judíos fueron arrestados.
Desde la llegada de Hitler al poder en 1933, la comunidad judía había visto reducidos sus derechos y cada vez estaba más claro que el gobierno del Tercer Reich pretendía convertirlos en parias, marginados culpables de cuanto mal había azotado alguna vez a Alemania. En agosto de 1938 el gobierno canceló el visado de residencia de todos los extranjeros, expulsando a 17,000 judíos a Polonia entre los que se encontraba la familia Grynszpan. Herschel Grynszpan residía en París y, ante la noticia de lo que le había pasado a su familia, disparó contra el diplomático Ernst von Rath.
Hitler convirtió la muerte del diplomático en un ataque contra Alemania del que todos los judíos eran culpables y el gobierno impulsó y animó a la población a tomarse su venganza por la fuerza.
Investigaciones posteriores apuntan a que se dejó morir a von Rath, que llegó al hospital estable, o incluso que se aseguró su muerte para tener un pretexto con el que atacar a los judíos y avivar los sentimientos antisemitas de la población.
La llamada Noche de los Cristales Rotos fue para muchos el comienzo del Holocausto judío y una prueba flagrante de que los discursos antisemitas promovidos por el régimen nazi de Adolf Hitler habían calado en la población.







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