Curiosidades cubanas. TESTIGO DEL SACRIFICIO

Written by Alvaro J. Alvarez

16 de abril de 2024

Hace “50” Años, un testimonio escrito en 2011 por Tomás Fernández Travieso “Tommy”

Por: Álvaro J. Álvarez

El sol se estaba poniendo cuando salimos del juicio. Luis Fernández Caubí fue el único abogado que se atrevió a defender nuestro caso. El juicio duró sólo 20 minutos, fue interrumpido varias veces por el ruido de los tanques del ejército que salían de la fortaleza de La Cabaña (lugar de los juicios) corriendo hacia Playa Girón (Bahía de Cochinos), era el 17 de abril de 1961.

Cuando iban a fusilar, dejaban solamente en capilla a los condenados a muerte. El único que sabíamos ya estaba allí era Carlos Rodríguez Cabo. A su compañero de causa, Efrén Rodríguez López le pidieron 30 años. Lo habíamos dejado en la galera y cuando vino a despedirse de nosotros, muy apenado dijo: “Mira, perdonen que les diga esto, pero seguro ustedes no regresan salúdenme a Carlitos allá” (lo que significaba estar seguro de que todos estábamos destinados al pelotón de fusilamiento). No pudo pronunciar una palabra más mientras nos abrazaba llorando.

Esposados, cruzamos el puente levadizo. Abajo, en el pozo, un poste solitario se alzaba frente a una pared de sacos de arena. 

Virgilio Campanería Ángel y yo íbamos esposados juntos. Alberto Tapia Ruano iba solo.

Al llegar a la prisión, desde el patio al otro lado del rastrillo, muchos compañeros nos saludaron en silencio. Nos pasaron a través de una galera donde dormían los guardias, hasta llegar a la capilla (galera interior con cuatro celdas con un pasillo central).

Seguimos caminando por un largo pasillo. Cuatro guardias nos escoltaban. Cruzamos tres rejas, con gruesos candados. Al entrar en la capilla, desde una de las celdas, Efrén, con voz fuerte y decidida, nos saludó: “Parece que a mí también me quieren tronar, me elevaron la condena de 30 años a paredón. Además, Carlitos estaba muy solo y no podía abandonarlo”, añadió Efrén entre risas.

Efrén y Carlitos eran de Rescate Revolucionario. Virgilio, Alberto y yo éramos del Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE). Nos metieron en una celda con dos literas sin colchones y un agujero en el suelo que servía de inodoro.

Momentos después trajeron a Lázaro Reyes Benítez y Filiberto Rodríguez Ravelo, ambos de Güines. A Filiberto lo habían apodado “el marciano” porque, desde que lo arrestaron y lo llevaron a La Cabaña, insistió en que era un extraterrestre y que estaba en constante contacto con los marcianos.

Poco después trajeron a José Calderín quien, junto con Lázaro y Filiberto, fue llevado a otra celda. Finalmente trajeron a Carlos Calvo Martínez que tenía 21 años, Virgilio Campanería, tenía 22 y Alberto Ruano Tapia (Tapita), tenía 23 años. Carlos había sido acusado de colocar la bomba en El Encanto (la tienda más grande y mejor de Cuba) y lo pusieron en nuestra celda. Estábamos todos allí. Un guardia pronunció nuestras sentencias. Cambiaron mi pena capital a 30 años de prisión “porque esta gente no puede permitirse el lujo de dispararle a un menor”, me dijeron todos.

Yo ya no pude compartir los cantos y bromas de los demás, me convertí en el depositario de sus recuerdos, el enlace con la vida, yo sería el testigo de su sacrificio. Pasaron las horas, no sé cuántas, allí no existía el tiempo. Rezamos el rosario, todos teníamos rosarios.

Por fin resonaron tres cerraduras y resonaron pasos de botas en la capilla. El sargento Moreno llamó el primer nombre: “Carlos Rodríguez Cabo”. “ Presente “, gritó con firmeza. Lo escoltaron dos guardias con rifles hasta la puerta de nuestra celda. Nos abrazamos a través de los barrotes. Me confió a su hija y le dejaba su anillo que me regaló mientras me decía: “Ánimo, buena suerte para ti”. A los pocos minutos, el sonido de los fusiles FAL llenó la capilla, seguido de un único disparo de pistola. “El sargento Moreno era el que daba el tiro de gracia”, me habían dicho.

Las tres cerraduras se abrieron nuevamente, esta vez gritó: Efrén Rodríguez López: “Presente”, respondió. Me abrazó, a través de los barrotes, le estaba dejando el encendedor a su esposa.

Los FAL sonaron cerca, seguidos del sencillo “tiro de gracia”.

Virgilio fue el tercero. En nuestro último abrazo me dijo: “Tommy, voy a gritar un Viva Cristo Rey, Viva Cuba Libre y Viva el Directorio que van a hacer sonar sus cojones”. 

Alberto (Tapita) se aferró a mí “Yo espero ser el próximo”. Nos abrazamos mientras escuchamos a Virgilio cumpliendo su promesa, sonaron los FAL, esta vez hubo tres disparos de pistola.

Alberto Tapia Ruano, llamó Moreno. “La Virgencita me escuchó”, dijo alegremente Tapita y salió corriendo rápidamente. 

Carlos Calvo y yo nos quedamos solos en nuestra celda. “¿Crees que Tapita contó los tiros de gracia de Virgilio?, fueron tres. De todos modos, él va a verlo en el suelo, no hay tiempo para retirar los cuerpos entre ejecuciones”, afirmó.

El quinto fue Filiberto Rodríguez Ravelo, quien admitiendo su broma me confesó: “Ni siquiera los marcianos se pueden salvar del trueno (paredón) ahora”. Salió cantando el Himno Nacional. Le dieron dos tiros de gracia.

Lázaro Reyes Benítez, “Presente”. Me abrazó y se fue. 

José Calderín, “Presente”. El penúltimo abrazo y salió.

Carlitos Calvo fue el último. Ya sabía todo lo que había que saber sobre él, antes de que abrieran la reja me dijo: “Cuenta mis últimos disparos para que me cuentes allá arriba”.

Eran ocho en La Cabaña, hace 50 años

• Tomás Fernández Travieso nació en La Habana el 24 de septiembre de 1942, estudió en el Colegio La Salle y fue miembro de los grupos de acción del Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE) contra el régimen comunista, capturado y condenado a 30 años de prisión en la Causa 136/1961, de La Cabaña. 

Ocho de sus compañeros fueron fusilados el 18 de abril de 1961: Virgilio Campanería Ángel (1938), Alberto Tapia Ruano (1937), Carlos Rodríguez Cabo (1924), Filiberto Rodríguez Ravelo, Lázaro Reyes Benítez, Carlos Manuel Calvo Martínez (1940), José Ramón Rodríguez Borges y Efrén Rodríguez López.  

Autor en prisión de la obra teatral Prometeo Encadenado (Prometheus Unchained) sacada de la prisión clandestinamente, su hermano Ernesto, sacerdote jesuita ayudó a darla a conocer y fue puesta en escena el 20 y 21 de marzo, 1976 por el Grupo Prometeo de Miami Dade Community College. Debido a eso fue sancionado a una segunda condena. Tuvo el #27511 en el Presidio de Isla de Pinos donde estuvo en el Bloque 19 de Trabajos Forzados. Cumplió19 años de cárcel, llegó al exilio en octubre de 1979, obtuvo una licenciatura en Creighton University en Omaha, Nebraska. Luego viviendo en Miami, sacó una maestría en FIU. Fue este título el cual le permitió ser maestro de español en la escuela George Washington Carver Middle School.  

Su libro-novela El Silencio del Ayer lo presentó en 2009. Brindó testimonio para la película Plantados (2021) del director Lilo Vilaplana, quien contó Tomás casi no podía hablar por los recuerdos. Lloró como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante en aquella celda.

El fallecimiento de su esposa, Cecilia La Villa, también destacada anticastrista ocurrido en abril, 2020 le afectó mucho. Tommy, falleció en su casa de Westchester en Miami el 28 de marzo de 2024 a los 81 años. Pasaron 62 años, 11 meses y 10 días para que Tommy pudiera encontrarse con Carlitos Calvo y decirle cuantos fueron sus últimos disparos.

Nota.- Misa de despedida a Tomás Fernández Travieso. El viernes 19 de abril a las 10:30 am en Our Lady of Guadalupe en 11691 NW 25 St., Miami. Después el entierro en Our Lady of Mercy.

Temas similares…

0 comentarios

Enviar un comentario