Curiosidades cubanas. Fray José López Piteira, el primer Beato cubano y asesinado por comunistas

Written by Alvaro J. Alvarez

11 de junio de 2024

Tanto el historiador del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, fray Modesto González Velasco como Miguel Ángel Fernández González (ex-archivista de la parroquia de Jatibonico), han escrito sendas biografías de fray José López Piteira y sobre ellas está basado este escrito.

Emilio López Vilelo y Lucinda Piteira Romero, ambos procedentes del pueblo de Carballino en la provincia gallega de Orense, se casaron en 1903, él contaba 26 años y Lucinda, 18.

Se instalaron en Dacón (3 km al S.E. de Carballino), la aldea de la familia paterna y allí nacieron sus dos primeros hijos: Rosa, en 1904 y al año siguiente Francisco. 

Como en Galicia la situación económica no era halagüeña, de hecho, desde hacía más de 20 años, había una desbandada hacia América. La economía tradicional había entrado en crisis, mientras en Cuba estaba en alza. Es en este tiempo, cuando en las Antillas, empezaban a llamar “gallegos” a los españoles, el matrimonio López Piteira, como tantas otras, tomó el barco para cruzar el Atlántico en 1907 pero dejaron en Dacón a sus dos niños con los abuelos paternos. Se asentaron primero en Santiago de Cuba, donde en 1908 nació Pilar, luego pasaron a Jatibonico.

En febrero de 1906 se fundó el central Jatibonico y ese debe haber sido el motivo de la mudada desde Santiago, para trabajar en un área de mayores oportunidades.

Era una humilde casa de madera, seguramente de reciente construcción, que más tarde sería adquirida en propiedad por aquella pareja de emigrantes gallegos, ubicada en la calle del Comercio (hoy Cisneros), entre las calles de las Camelias (actualmente Simón Reyes) y de la Recedá (ahora Hermanos Agüero) donde el 9 de agosto de 1910 nació su 4ª hija, Purificación.

El quinto hijo y segundo varón, José López Piteira, nació el viernes 2 de febrero de 1912, en una construcción que ya hoy no se conserva puesto que todas las anteriores viviendas originales del primitivo Jatibonico dieron paso a las nuevas construcciones.

Entre los documentos que figuran entre los legajos del primitivo Registro de Ventas de Fincas Rústicas y Urbanas, del Departamento de Terrenos, de la compañía The Cuba Company, conservados en el Archivo, que está dentro de las dependencias del Museo Municipal de Jatibonico, están las copias de los contratos de compra de las propiedades de los solares #10 y #11 de la manzana #34, a nombre del padre de Emilio López Vilelo y de su tío materno, Camilo Piteira Romero, por valor total de 157 pesos de la época, los cuales fueron amortizados por ambos compradores en puntuales pagos anuales hasta 1918. Dicha propiedad fue conservada por la familia hasta finales de los años 40, cuando Lucinda, ya viuda, traspasó sus poderes a su hijo Francisco (Paco), que llegó a Cuba en 1920 y entonces residente en La Habana, para que procediese a la venta de esta.

José López Piteira, fue bautizado en la iglesia parroquial de Arroyo Blanco el 11 de noviembre de 1913, al igual que su hermana, por eso existe la confusión que nació en Arroyo Blanco, por haberse bautizado allí, pero fue en Jatibonico donde nacieron ellos dos.

Como Emilio había dejado atrás a sus dos hijos mayores y quizás ya había logrado hacerse de algún dinerito, en 1918 decidieron regresar para vivir en Partorvia (3 km al Sur de Carballino y 3 km al S.O de Dacón, en Galicia) cuando el pequeño José tenía unos 5 ó 6 años.

De vuelta a la patria tuvieron 5 hijos más: Agustín en 1918, Inocencio en 1921, Julia en 1924, José Benito en 1926 y Caridad en 1930. Algo interesante todos sus distintos hogares estaban muy cercanos, a 3 km uno del otro.

Se sabe poco de la infancia del cubanito, según sus biógrafos era rubio y bien parecido, de estatura media, con buena capacidad para los estudios, bondadoso, entusiasta y aficionado a la música, manifestó una vocación muy decidida desde el primer momento, a la que correspondió con una vida de piedad muy intensa. Según fray Modesto González Velasco, José siempre estuvo muy orgulloso de haber nacido en Cuba y de ser ciudadano cubano.

A los 14 años estudiaba la enseñanza general como interno, en el monasterio benedictino de Santa María de San Clodio en la ciudad de Leiro (7 km al SE de Partorvia). A mediados de los años de 1920, estaba de novicio en el convento de los padres agustinos de Nuestra Señora del Buen Consejo de Leganés en Madrid, donde el 20 de agosto de 1929, realizó sus primeros votos.

Luego pasó al Escorial para acabar la Filosofía y recibir la Teología. El 16 de julio de 1934, profesó los votos solemnes en ese histórico monasterio.

Desde 1931 se había desatado en España una persecución contra la iglesia (detrás de todo estaba la mano sangrienta de José Stalin). Turbas antirreligiosas, alentadas por el fanatismo marxista, incendiaban iglesias y conventos, el futuro inmediato no era nada prometedor para los creyentes, sin embargo, aquél hostil ambiente nunca logró amedrentar a José López Piteira ni a otros muchos que como él permanecieron fieles a su llamamiento.

El 6 de abril de 1935 fue ordenado subdiácono y diácono el 8 de septiembre de 1935, el mismo día en que Cuba celebraba la fiesta a su patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre.

Tan sólo le quedaba un año para terminar sus estudios y poder realizar su sueño de ser ordenado sacerdote.

Francisco Fanco, por cierto, no se sublevó contra la República, sino contra el gobierno del Frente Popular, que era un gobierno que no cumplía con la Constitución. Grandes próceres estaban denunciando esta situación: Unamuno, Gregorio Marañón, Ortega y Gasset, Clara Campoamor, Salvador de Madariaga y Pérez de Ayala, que veían como los socialistas bolchevizados de Francisco Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a una rebelión contra la Constitución de 1931.

En el otoño de 1936 la guerra no iba bien para la República, lo que obligó a Manuel Azaña a un cambio de Gobierno. Se hizo cargo del poder el socialista Largo Caballero. Bajo su gobierno proliferaron los asesinatos y crímenes de todo tipo, él fue el responsable directo de poner en manos de los milicianos el orden público, su gobierno toleró y coordinó todos los crímenes, las matanzas no fueron imprevistas, fue parte de un plan perfectamente premeditado.

Debido a los acontecimientos de la persecución religiosa el 18 de julio de 1936, fray José fue detenido junto con los 107 agustinos del monasterio de El Escorial y el 6 de agosto de 1936, conducidos y encarcelados en la prisión de hombres #2 San Antón, que era el colegio de Escolapios o escuelas Pías de San Antón, en la céntrica calle de Hortaleza #63 de Madrid, ahora convertido por los comunistas, en una cárcel.

Después de innumerables esfuerzos protagonizados por sus familiares ante funcionarios consulares cubanos y del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República, se le presentó a fray José la posibilidad de conseguir la libertad, por ser ciudadano cubano, pero esta fue su respuesta: “Están aquí todos ustedes que han sido mis educadores, maestros y mis superiores, ¿qué voy a hacer yo en la ciudad? Prefiero seguir la suerte de todos y sea lo que Dios quiera”.

Fray José y los otros religiosos pasaron casi cuatro meses de privaciones y de sufrimientos. Tras ser juzgados sumariamente a cargo de “tribunales populares” fueron condenados por su simple condición de religiosos. Su nombre fue incluido en una “saca de la muerte” (así llamaban al grupo de personas que sacaban para fusilar) y en la mañana del 30 noviembre de 1936, cuarta sacada en ese mes que les tocaba a los agustinos.

Les ataron las manos, después de haberles despojado de todo, siendo conducidos en camiones a Paracuellos del Jarama, a las afueras de Madrid, hacia el N.E. y junto a otros 50 agustinos fueron fusilados. Todos ellos dieron verdaderas muestras de entereza y fe cristiana ante los propios verdugos que los mataron, tanto es así que éstos quedaban admirados de su valor y fortaleza cristianas.

Fray José López Piteira tenía 24 años. Fue beatificado por el papa Benedicto XVI, el 28 octubre de 2007 junto otros 98 agustinos y de ellos 70 inmolaron su vida en Paracuellos de Jarama, el 7, 18, 28, 30 de noviembre y 14 de diciembre de 1936.

Ese día en la Plaza de San Pedro había miles de personas y familiares de los 498 beatificados entre ellos de Miami, los sacerdotes Francisco Villaverde y Luis Pérez, juntos a German Miret, Julio Estorino y Luis Baralt, quienes allí conocieron a familiares del Beato como: el actual fotógrafo de Miami, Wenceslao Cruz Blanco, su esposa, hijo y su suegro Roberto López (hijo de Francisco López Piteira un hermano del Beato), Lucía una nieta del hermano José Benito, su esposo Miguel Ángel.  Allí estaba también alguien muy importante Miguel Ángel Fernández González, que cómo vivió en Jatibonico hasta 1996 pudo aportar muchos datos sobre el Beato y llevó para regalar a los familiares, bolsitas con tierra de la tumba del Beato en Paracuellos.

Entre aquellos comunistas odiadores contra religiosos, opositores políticos o militares estaban: Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri (La Pasionaria), Francisco Largo Caballero, Manuel Muñoz Martínez, Ángel Galarza, Luis Companys, Rafael Alberti, Margarita Nelken, Mijail Koltsov y Nikloski Alexander Orlov ambos soviéticos y miembros de la NKVD (luego KGB).

Carrillo y La Pasionaria huyeron de España en 1939 y regresaron en 1977 gracias al presidente Adolfo Suárez, entonces ambos fueron diputados y presidentes del legalizado Partido Comunista Español (PCE) y murieron en sus camas, como el otro asesino de Cuba.

Muchos años después el presidente Rodríguez Zapatero, siempre preocupado por ocultar la verdad de aquellos 5,800 asesinatos de Paracuellos de Jarama y decenas de miles más, creó en 2007 la Ley de la Memoria Histórica, para borrar una parte de la historia y reescribir otra.

Tanto Santiago Carrillo como La Pasionaria tienen calle y bustos en varias ciudades. 

Francisco Largo Caballero tiene calle en 12 capitales españolas y una estatua en Nuevos Ministerios en Madrid. ¡Pero los agustinos solamente tienen tumbas!

¡Los comunistas ni olvidan ni perdonan!

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