Una obra que reconoce la enorme contribución y el alto número de libertadores nacidos en otras geografías.
Combatientes de otras nacionalidades ( iV de V)
EL BRIGADIER VARGAS SOTOMAYOR Y LAS BATALLAS DE LOMAS DE TAPIA
Se distinguirá el chileno Vargas Sotomayor en varios de los 14 combates librados de abril a junio de 1896 en las Lomas de Tapia, a unos diez kilómetros del pueblo de Cabañas.
LOS COMBATES DE LOMAS DE TAPIA
El brigadier e historiador José Miró Argenter divide en tres etapas los 14 combates de Tapia, el primero de los cuales se produce el 14 de abril y el último el 24 de junio de 1896. Mencionemos, tan sólo, tres de los combates del Coronel Vargas Sotomayor. En el octavo combate comenzado el 26 de abril (1896) en las alturas del Rubí defendidas por las fuerzas del Teniente Coronel Pedro Delgado que se enfrentan a una columna española recién llegada a Cabañas el día anterior y hostigadas por el Coronel Vargas Sotomayor y la escolta del Brigadier Roberto Bermúdez. Las defendió desde las alturas del poblado de Lechuza. Fue este el último combate de abril del 96 con el que concluía la segunda etapa de la clasificación realizada por Miró Argenter en su obra Crónicas de la Guerra.
Volverá a distinguirse el chileno Vargas en el décimo combate de Lomas de Tapia que se produce el 17 de junio de 1896. Se conoce de movimientos de tropas españolas en Bahía Honda y Cayajabos dados, como en la operación anterior, por el General González Muñoz, y, esta vez, también por el General Melguizo de la Brigada del General Suárez Inclán. En Bahía Honda, la guardia del Brigadier Quintín Banderas y la del Brigadier Vargas Sotomayor se enfrentaron a una columna española. El ataque se mantuvo todo el día y se reanudó al amanecer del 20 de junio en lo que es conocido como undécimo combate en que los hombres de Bandera y de Sotomayor obstaculizaban continuamente los batallones del persistente González Muñoz. Participaban también en aquel undécimo combate las fuerzas del Teniente Coronel Pedro Delgado.
Volverá a sobresalir Vargas Sotomayor en el décimotercer combate (Rubí) el 23 de junio (1896) contra 10 batallones de las incansables tropas de González Muñoz. Los hombres de Vargas cubrieron el pequeño pueblo de Lechuza; Bandera y su tropa se desplegaron hacia Manuelita, mientras las de Pedro Díaz y Ducasse lo hicieron en Guásimal y Loma Verde al tiempo que el estado mayor, con todos sus oficiales, luchaban en el frente de Tapia que combatía simultáneamente en todo el escenario, en la bifurcación del camino de Manuelita, en Cerro Verde, en la loma de Socarraín, en Bejerano, en la Loma de Medina, en el Asiento de Reyes, sede del cuartel general insurrecto, y en otros sitios por donde avanzaba el adversario (Fuente: Diccionario Enciclopédico del Historial Militar de Cuba). En uno de estos encuentros el General Maceo resultó herido y a pesar de su condición continuó dirigiendo el combate hasta caer la noche.
LOS NUEVOS COMBATES DEL GENERAL
DE BRIGADA VARGAS SOTOMAYOR
Han terminado las batallas de las Lomas de Tapia. Ya el 25 de julio (1896) el chileno Sotomayor atacó el ingenio fortificado América cerca de Bahía Honda y 30 días después está incorporado a la pequeña columna que acompañaría a Maceo en su marcha hacia el extremo occidental de la provincia de Pinar del Río, como antes dijimos, en busca de la expedición del General de Brigada Rius Rivera. En septiembre participa en los combates de Montezuelo los días 24 y 25, a las órdenes del lugarteniente general Antonio Maceo. En estos encuentros combate contra una brigada española dirigida por el General San Martín, compuesta por batallones de los Regimientos San Quintín y Cantabria que incluía guerrillas montadas de Pinar del Río, contra las que tuvieron una importante participación las tropas del Brigadier Pedro Díaz que se había incorporado a las tropas de Maceo 6 meses antes (el 14 de marzo) en el ingenio Peñalver, cerca de Batabanó y marchó junto a él hasta la trocha de Mariel a Majana y en los de Tumbas de Estorino el 26 de aquel mes y en el de Ceja del Negro el 4 de octubre del 96.
Será esta, la Batalla de Ceja del Negro, una de las que libra el chileno Vargas Sotomayor en la que habrán de participar las fuerzas del Teniente Coronel José Ramón Villalón subordinadas a la del General Vargas. El encuentro se producía en aquel sitio situado a unos doce kilómetros de la ciudad de Pinar del Río comenzando en el lugar conocido como la Bodega de Guao donde las fuerzas comandadas por Vidal Ducasse pudo apoderarse de las alturas de Ceja del Negro resistiendo el fuerte ataque de las columnas españolas dirigidas por el General Bernal.
Tomada la altura Ceja del Negro las tropas de Bernal quedaron aisladas en la Loma de Murguía y fueron atacadas de inmediato por las del puertorriqueño Rius Rivera que pudo apoderarse de parte de la caballería de las fuerzas españolas. Con el valioso concurso de Vargas Sotomayor y Rius Rivera, el Mayor General Antonio Maceo se anotó una de las más valiosas victorias de su campaña de Pinar del Río.
Moriría Vargas Sotomayor, este heroico chileno, en un hospital de sangre el 9 de noviembre de 1896.
VICUÑA MACKENNA
EL CHILENO PRECURSOR
DEL GENERAL VARGAS SOTOMAYOR
En la década de los 60, España aspiraba a recuperar sus antiguas colonias de hispanoamérica, ya convertidas en convulsas pero firmes repúblicas. Su vista la fija en el Pacífico donde aún mantiene, como colonias, a Las Filipinas y varias islas. Como primer paso provoca un conflicto con Perú que termina en 1864 y luego, sin estar resuelta del todo aquella crisis, el 18 de Septiembre de 1865, fondeaba en Valparaíso (Chile), al que ya le ha ocupado las islas Chinchas, el buque insignia de la Marina de Guerra Española demandando que se les suministrara combustible.
Los marinos portuarios chilenos, al igual que lo hicieron durante el conflicto con Perú, se negaron a suministrarle carbón y otros combustibles. Se creaba una crisis de guerra. No un enfrentamienla, pero sí una crisis.
El 31 de marzo aquella ciudad indefensa fue objeto de un intenso bombardeo por la escuadra española.
Al iniciarse aquella tensión Chile fijó su vista en Cuba y Puerto Rico las únicas colonias que aún mantenía España en el hemisferio y, el Secretario de Relaciones Exteriores de Chile, Alvaro Covarrubias, decidió el viaje a los Estados Unidos, en misión especial, de Benjamín Vicuña Mackenna. La misión que llevaría a cabo Vicuña incluía la de fomentar una insurrección en aquellas últimas posesiones españolas en América.
Finalizaba el año 1865 cuando Vicuña Mackenna llega a los Estados Unidos. Se radica en Nueva York y hace contacto con la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico dirigida por el cubano Juan Manuel Macías y el puertorriqueño Juan Francisco Basora. Ya el 10 de diciembre (1865) Vicuña Mackenna le ha informado al Secretario de Relaciones Exteriores que, a título de empréstito, el gobierno de Chile podría sufragar el costo de una expedición aportando acaudalados y prestigiosos cubanos la mitad de esa operación.
Al llegar Vicuña Mackenna a los Estados Unidos a fines de 1865 junto con el cubano Juan Manuel Macías y el puertorriqueño Juan Francisco Bassora dirigían la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico.
Buscaba, también, la ayuda de Venezuela, gobernada en aquel momento por el Presidente General Juan Crisóstomo Falcón, y para ese propósito, el de su ministro en los Estados Unidos Blas Buruzuan que consideraba la posibilidad de alistar 3,000 hombres y el propio Mackenna iría a Cuba.
La petición fue rechazada por carta del propio Presidente Falcón a su ministro en fecha junio 26 de 1866 exponiendo las dificultades económicas de Venezuela en aquel momento, de ofrecer ayuda.
El primer paso fue para Vicuña la edición de un periódico en español. El 21 de diciembre (1865) se imprime el primer número de La Voz de América. El 30 de marzo de 1866, antes del cobarde ataque a Valparaíso, Vicuña Mackenna vuelve a dirigirse a su gobierno pidiendo fondos para comenzar una expedición armada sobre Cuba y Puerto Rico, pero el 9 de abril el ministro Covarrubias le informa que su misión había concluido.
No conocerá de inmediato Mackenna esta decisión del ministro y el 10 de aquel mes de abril vuelve a insistir en la necesidad de una expedición. Aún para mayo 3 no ha conocido Mackenna aquella decisión de Covarrubias de dar por terminada su misión, y el 20 de abril sintetiza con claridad las tres opciones, a su juicio, más adecuadas:
• Una expedición marítima a Las Filipinas
• Un ataque a los puertos de España
• Una expedición militar enviada a Cuba
Explica en detalle las conveniencias de cada una de estas opciones. Quien conoce las proposiciones de Vicuña es quien pronto será el Presidente de Perú: El General Mariano Ignacio Prado quien, en comunicación del 3 de junio de 1866 escribe a Vicuña expresándole que «la empresa es de tan alta importancia y de tan grandiosas consecuencias para nuestras repúblicas, que bien merece estudiarla concienzudamente. A ese fin, llegado el caso, me pondré de acuerdo con el gobierno de Chile, a fin de que en las operaciones se consulte el mejor orden y la mayor armonía posible».
Será, increíblemente, el 12 de mayo que Vicuña conoce que ha cesado su misión dejando en sus memorias esta frase: «Terminado así, con un golpe de hacha, mi trabajo sobre Las Antillas y mi misión a la vez.
El 21 de junio de 1866 abandona Vicuña Nueva York. Ese día se publica el último número de La Voz de América. Pero seguirá trabajando por Cuba en su patria nativa. Lo probará en menos de dos años.
El 10 de octubre de 68 se produce el levantamiento en La Demajagua y Vicuña sigue identificado con las figuras cubanas. Juan Clemente Zenea es uno de sus amigos. Lo es también Ambrosio Valiente, Comisionado Oficial del Gobierno Cubano en Armas ante el gobierno chileno. Vicuña, aquel amigo de la causa cubana, que fue electo senador por seis años en 1872 y alcalde de Santiago en aquellos años, morirá el 25 de enero de 1886. Su amor por Cuba lo iguala al del General Vargas Sotomayor. Tienen los cubanos una deuda de gratitud con estas dos valiosas figuras chilenas.
Hagamos un paréntesis para referirnos, muy brevemente, a los tristes episodios que se producen durante los largos y dolorosos meses que transcurren desde las primeras actividades de miembros de la Cámara de Representantes para destituir a Carlos Manuel de Céspedes, Presidente de la República en Armas y que culminan con su deposición en Bijagual y las que extensamente relatamos en nuestros anterior libro: «Céspedes: de Yara a San Lorenzo».
(Continuará la semana próxima)
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