Una obra que reconoce la enorme contribución y el alto número de libertadores nacidos en otras geografías.
Temprana incorporación de los chinos en la lucha emancipadora (II de II)
El General Thomas Jordan poco después de desembarcar estaba al frente de las tropas mambisas que contaban con cerca de 400 chinos entre éstos se destacaban el Comandante Sebastián Sian, el Capitán Pablo Jiménez, el Sargento Quintín Rico y otros. El General Jordan hace constar en su parte de guerra de Minas de Juan Rodríguez un interesante episodio:
«Se dieron repetidas y sangrientas cargas al machete; el chino Sebastián Sian, del Batallón del Norte, dio muerte a tres soldados españoles con la culata de su carabina». No solo reconocía la labor de Sian sino que también mencionaba la importante participación de chinos en aquella batalla:
«A este puesto pertenecieron chinos como el Capitán Juan Díaz, el Apolo de todos ellos, de piel casi blanca y chinos como Pancho Moreno, que después de la toma de Mayajigua, cuando los españoles se atrincheraron en una casa de la plaza, era el sitiador más atrevido. Cargaba su trabuco con doble munición, y de día y de noche, aquel hombre, él solo, los retaba».
En los dos primeros años de guerra la provincia de Matanzas, rica zona azucarera, formada de negros esclavos y chinos contratados, estaba rabiosamente vigilada por la soldadesca española. El martes 2 de abril de 1870 el Diario de La Marina publicaba la siguiente nota:
«El Teniente Gobernador de Colón, Don José Vilchez, con la ilustración y actividad que le distingue, hizo recorrer muchas fincas de aquella jurisdicción, exigiendo a los colonos y chinos libertos, por Autoridad Competente, los documentos de policía, dando un resultado satisfactorio se han preso a centenares de chinos.
»Sólo en Majulíes y Banaguises, se han recogido la mayoría de los chinos que andaban huyendo por los cañaverales, ocasionando incendios ». Y dice orgulloso de la acción:
«En Bolondrón, Cabezas, Alacranes, Guamacaros y Corral Nuevo, la acción de los voluntarios entregados a la cacería de los contratados y esclavos, tuvo todas las características de una tremenda matanza.
»El movimiento de la insurrección se hallaba esta vez en aumento y los directores habían hecho contacto con las dotaciones de las fincas azucareras de Las Villas y hasta parte de La Habana.
Se extremó la dureza del procedimiento con fanáticas ejecuciones, hasta en parajes en los cuales no había nadie concertado para la rebelión».
José Cuan es un corajudo miembro de las filas del Coronel Francisco Carrillo y, después peleará con las de Adolfo Fernández Cavada. Participará en los encuentros de Rancho Veloz, Quemados de Güines, Ceja de Pablo y otros.
En la batalla de Las Guásimas, a la que antes hemos hecho referencia, fuerzas españolas integradas por más de 6,000 soldados fueron derrotadas por 1,300 soldados mambises entre los que se encontraban unos 500 chinos. En ese contingente se encontraba el valiente capitán chino Juan Sánchez (Lan Fu Kin) hombre de clara inteligencia que había sido soldado en China cuando la insurrección de Hong Chan Chong, y conocía la guerra. Le seguía el teniente chino José Pedroso y los sargentos Andrés (Kao-Lion), y José Fog; a Bartolo Fernández (José Bu) que lo habían contratado en Camagüey, participó en las batallas de Las Guásimas, Guáimaro y Cascorro. Con él tomaron parte en esos y otros encuentros Juan Sánchez (Laos Fu kim), que había obtenido el grado de capitán y había sido soldado en China, el teniente chino José Wu y un sinnúmero más…» todos pertenecían a las fuerzas del General Máximo Gómez.
INCORPORACIÓN DE LOS
PRIMEROS CHINOS El LAS
GUERRAS EMANCIPADORAS
Los primeros chinos que se incorporaron a la Revolución Cubana fueron los del área de Manzanillo. También se alzaron en la ma nigua los que llevaron más tarde para la construcción de las trocha locales y las trochas transversales. “En el ejército de Camagüey pelearon mandados por oficiales chinos hasta el grado de comandante, formando parte de la brigada del sur a las órdenes del Coronel Lope Recio. Estuvieron en todas las acciones que se dieron en ese territorio”.
En la toma de Nuevitas y en Santa Cruz los chinos prestaron gran servicio por su habilidad para hacerse de rifles y municiones pero fue en el ejército de Las Villas en el que el número de chino era mayor, y donde se distinguieron personalmente. En Las Villas los chinos combatieron a las órdenes del General Máximo Gómez, de Maceo, Roloff y Fernández Cavada.
Antonio (Pancho) Moreno, el chino que tanto se distinguió en la toma de Mayajigua, cargaba su trabuco con doble munición y murió de las heridas con las que había conquistado el grado de comandante. Se producen escenas impresionantes. Una de ellas la del chino Tancredo que cayó prisionero en Santa Rosa y no permitió el insulto de un oficial que lo hizo prisionero. Tancredo que «no pudiendo el tenerse en pie por sus heridas, al oír el oficial español que ¡o calificaba de «chino manila» saca del pecho, donde lo guardaba como su único bien y título de orgullo, su diploma de oficial cubano; frente a frente miró a su adversario, y con voz vibrante le replicó: «¡No es un chino manila; no; es un teniente del Ejército Libertador de Cuba! ¡Fusílenme!.
En la provincia central otro chino, Juan Anelay, «el loco», fue el encargado por las fuerzas de Las Villas de quejarse ante los miembros de la Cámara y del gobierno por la mala distribución que se había hecho de las armas desembarcadas en distintas expediciones. Cuando expresó esta queja en un lenguaje sencillo, pero convincente, fue aclamado «en medio de exclamaciones y un entusiasmo arrebatador. Por el campamento lo pasearon en triunfo miles de brazos fraternales». Poco después Tancredo cayó prisionero en Santa Teresa y, amarrado lo mataron, a palos, mientras gritaba “¡Viva Cuba Libre!”.
Se distinguirá en aquellos combates el Comandante Siam, el chino más viejo de la revolución, que sirvió de reclutador entre los miembros de su raza. Otro valeroso miembro de aquel grupo era el teniente Pío Cabrera quien en las Nuevas de Jogosí fue uno de los oficiales que con 60 hombres atacaron y desalojaron al enemigo que se había refugiado en Cayo de Monte y fue herido en el brazo. Participaría Pío Cabrera en la Guerra Chiquita tomando parte en la acción de Buena Vista que tendrá a su cargo proteger la retirada con algunos soldados; el grueso de las fuerzas estaba ya a salvo; sus compañeros le advirtieron que era hora de abandonar la posición; el enemigo se acercaba cada vez más; dentro de poco se le haría imposible escapar. Pío le dice al grupo que lo acompañaba: ¡los que quieran, que se retiren!. Pocos lo hacen. Pío ve a las tropas españolas que avanzan y dispara, una y otra vez, a los cincuenta soldados españoles que se le enciman. Muere así combatiendo el chino Pío Cabrera.
DESTACADOS
COMBATIENTES CHINOS
Hubo figuras brillantes entre los chinos que se incorporaron af Ejército Libertador y cuyas acciones han sido ignoradas o injustamente poco reconocidas. Una de ellas, en Oriente, era el capitán Liborio Wong (Wong Seng), quien había sido médico botánico de una] dotación cerca de Manzanillo, y se batió en Cauto Embarcadero Minas de Tunas y Guáimaro.
Julio Sanguily contaba en sus fuerzas con batallones completos de chinos; quienes integraban una importante porción de la infantería. Cuando Ignacio Agramonte, General en Jefe de las tropas camagüeyanas, organizó su famosa caballería, los infantes que apoyaban la acción de esas fuerzas, que eran los rancheadores de los escuadrones camagüeyanos, eran cantoneses y fukineses, y constituyen más tarde algunas compañías compactas que participaron en las campañas invasoras organizadas durante la Guerra de los Diez Añal por el propio Máximo Gómez.
Siguen transcurriendo los meses; va decayendo el entusiasmo en las filas de la insurrección. Estamos en 1877. Se comenta que hay entabladas conversaciones de paz sin independencia. Son, todavía sólo rumores pero pronto serán realidades. El 10 de febrero de 1878 en el campamento de San Agustín, en la provincia camagüeyana, al Comité del Centro y el General en Jefe español Arsenio Martínez Campos, acordaron y firmaron el acuerdo que habrá de constituir el Pacto del Zanjón. Semanas antes Máximo Gómez había dejado en su Diario sentada esta afirmación: “Me abandonan. Me estoy quedando solo”. El Comité del Centro lo componían: el Brigadier Rafael Rodríguez, Ramón Trujillo Pérez y Juan Spotorno, ex-diputado; el Brigadier Manuel Suárez, el Teniente Coronel Ramón Roa y el Coronel Enrique Mora.
«El comité redacta las proposiciones -que leídas y explicadas a todos los que se encuentran aquí presentes-, dijeron que estaban conformes. La copia se encuentra en hoja suelta».
En el tercero de los artículos de Pacto de Zanjón quedaba garantizada la libertad a los contratados o colonos asiáticos que se hallen hoy en las filas insurrectas.
Hubo activa presencia de culíes chinos en nuestras guerras redentoras. Era, como vemos, hora de ofrecerles el debido reconocimiento.
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Continuará la semana próxima)
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