Cuba: Mambises nacidos en otras tierras

Written by Enrique Ros*

8 de noviembre de 2022

Una obra que reconoce la enorme contribución y el alto número de libertadores nacidos en otras geografías.

Las expediciones después del Zanjón (IX de IX)

OTROS BARCOS. OTRAS  EXPEDICIONES

Volvía a arribar a las costas cubanas el ya experimentado artillero Michael Walsh acompañado de 33 expedicionarios.

Ya estamos en 1898. En la cuarta expedición del Eureka el 26 de abril de aquel año llegaba el teniente Andrew Sommers Rowan con un mensaje del Secretario de Guerra de aquella nación para el Lugarteniente General de nuestro Ejército de Liberación, el General Calixto García para coordinar acciones combinadas contra las fuerzas españolas. El mensaje, dirigido a un oficial, y no al gobierno cubano en armas era un lamentable y, por supuesto, criticable desconocimiento al Gobierno de la República de Cuba en Armas por parte de las autoridades norteamericanas. Mal empezaba la cooperación de la nación vecina.

Las expediciones se harían coordinando la participación de fuerzas cubanas y norteamericanas. La primera de ellas llegaría en el vapor Leyden cuyo mando compartían el Comandante Eliseo Cartaya y el Capitán del ejército norteamericano J. H. Dorst. Ambos oficiales asumirían también la dirección de la segunda expedición del Leyden el 4 de mayo de aquel año. Desembarcarían cerca de Cárdenas. Nuevamente Cartaya y Dorst, comandarían la próxima expedición, el Gussie, que, zarpando de Tampa llegaba a Jicotea, cerca de Bahía Honda y Cabañas.

En la primera expedición que llega en el vapor Florida (mayo 25, 1898) vendrá como jefe de tierra el Gral. José Lacret Morlot y, como jefe de mar, el General de Brigada Joaquín Castillo Duany. En el segundo viaje del Florida llegaban como jefe de mar y tierra el General de Brigada Emilio Núñez al frente de 375 expedicionarios cubanos entre los que se encontraban el Coronel Manuel Martínez Amores, el Teniente Coronel Fernando Méndez Miranda, el Comandante Pedro Torres, el Teniente Frank Agramonte (expedicionario del Honor) y otros. Con ellos llegaba un escuadrón norteamericano compuesto por 50 militares al mando del Teniente C. P. Johnson; acompañaría el periodista del Herald Frederick Sonnerford.

Continuaban ya, con más frecuencia, las expediciones. El 22 de junio de aquel año 98 arribaba a la boca del Río Mani procedente de Tampa el vapor Wanderer. Diez expedicionarios llegaban en aquella embarcación, entre ellos el Coronel Baldomero Acosta y al Comandante Alfredo Lima, con armas destinadas a las fuerzas de Pinar del Río.

Una semana después volvía el Wanderer, en una nueva expedición organizada y conducida por el Coronel Federico Pérez Carbó con los mismos diez expedicionarios que no habían podido desembarcar al encontrarse con dos cañoneros norteamericanos que se negaron a ofrecerle apoyo. Ya, para entonces, el Coronel Baldomero Acosta era una figura familiarizada con la región occidental de Cuba, principalmente en la provincia de La Habana, y en el mes de agosto, llegaría en una pequeña goleta financiada por los emigrados cubanos de Cayo Hueso.

Cerca de una treintena de expedicionarios desembarcarían en Punta Alegre, en la costa norte de Camagüey. Entre ellos se encontraría quien, luego en la República, ocuparía la más alta posición ejecutiva: el Teniente Coronel Carlos Mendieta. Si esta expedición traía a un presidente de la etapa republicana, en la próxima llegaría el General Domingo Méndez Capote quien sería el primer vice-presidente de la República de Cuba.

El Wanderer, sería el medio utilizado para las tres últimas expediciones que llegarían a Cuba antes de lograrse la independencia de la nación las tres organizadas por el General de Brigada Emilio Núñez. La última de ellas desembarcaría por Caibarién, en la costa norte de Las Villas en 1898.

No es sólo el remolcador Dauntless el barco que se arriesga a llevar a la isla tantas expediciones. Hay otros, también, a los que tenemos que concederles amplio crédito por el continuo riesgo que asumen. Uno de ellos el remolcador Leyden cuyo primer viaje trae al Capitán del ejército norteamericano J.H. Dorst, junto a Baldomero Acosta como Jefe de Tierra y al Comandante Liceo Cartaya como Jefe de Mar quienes en el primer viaje desembarcaron a la playa el Salado en la costa norte de La Habana y llega con instrucciones de discutir con el General José María (Mayía) Rodríguez acciones conjuntas con las tropas norteamericanas ante un posible desembarco por Mariel. Aquel primer viaje se realiza el 2 de mayo del 98 y, dos días después realiza el Leyden su segunda misión y llegaba acompañado del capitán del ejército norteamericano J.H. Dorst y el Comandante Laureano Prado para coordinar acciones conjuntas con las tropas norteamericanas.

Le corresponderá al vapor Wanderer la alta distinción de prácticamente realizar las últimas cinco expediciones hacia Cuba antes que terminara la sangrienta lucha.

Su primer viaje parte el 22 de julio de 1898, organizado por el Coronel Federico Pérez Carbó con diez expedicionarios y contando con la participación del Coronel Baldomero Acosta  y el Comandante Alfredo Lima que zarparon de Tampa en la segunda quincena de julio del 98 arribando a la boca del río Mani (Mani de San Miguel, entre Bahía Honda y el Morrillo en la costa norte de Pinar del Río) y donde fueron recibidos por tropas dirigidas por el Comandante López pertenecientes a las tropas del Coronel Francisco Carrillo Vergel, entregaron las armas desembarcadas al General Pedro Díaz.

Será el propio Pérez Carbó quien dirige la segunda expedición del Wanderer el día primero de agosto de aquel año 98, junto con el Coronel Baldomero Acosta y el Comandante Alfredo Lima. Los tres últimos viajes finales de aquel barco se harán sin pérdida de tiempo. El tercero el 16 de agosto del 98 llevando a José M. Núñez con cuatro expedicionarios desembarcando en Cayo Francés, en la costa norte de Las Villas el 16 de agosto y llegaban con dos norteamericanos el Teniente Aherm y Frederick Sonmerford -un corresponsal del Herald; siguiéndole un cuarto viaje de aquel barco cuya tripulación incluía al General Domingo Méndez Capote, Vice-Presidente de la República en Armas, al Teniente Coronel Manuel Despag y el Comandante Alberto Herrera Franchi, junto a quienes llegaban los doctores José A. González Lanuza y Lorenzo G. del Portillo. Finalmente la última expedición se va a realizar el 22 de agosto del 98 en el Wanderer, esta vez comandado por el General Emilio Núñez quien coordinará las fuerzas con el Teniente Coronel Justo Carrillo.

Terminaban, así, las muchas expediciones marinas que movían armas, materiales y hombres hasta las costas de la isla de Cuba.

A bordo de los barcos Hawkins, Dauntless, Three Friends y otros partieron nuevamente hacia la isla varios de los que antes y después participarían en estas expediciones, como el general puertorriqueño Juan Rius Rivera, y el Coronel Miguel Betancourt Guerra.

Poco reconocimiento hace la historia de nuestra patria a figuras como el francés Alfonso Mieaux y el coronel peruano Temístocles Molina en aquel cuarto viaje del Laurada que traía entre prestigiosos expedicionarios al hijo de José Martí.

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