CUBA ES, POR DERECHO PROPIO, MIEMBRO DEL MUNDO TERRORISTA

Written by Adalberto Sardiñas

2 de enero de 2024

No importan las alcahuetas y perversas gestiones del presidente de México, López Obrador, para sacar a Cuba del grupo de países terroristas, la incuestionable realidad es que esa nación, por indiscutible derecho, lo es.

Hace pocas fechas, López Obrador prometió cooperar con el presidente americano, Joe Biden, para arribar a una solución en la crisis migratoria que se agudiza cada vez más en la frontera sur de esta nación. Ambos mandatarios están preocupados. Y se entiende. El factor humano está en juego en la persona de cientos de miles que aspiran a una mejor vida. Es un anhelo universal muy delicado y complejo cuya solución no es fácil. Todos lo sabemos. Pero lo que no sabemos es la mejor manera de alcanzar una solución justa y aceptable. López Obrador, con una amplia trayectoria en la demagogia política barata y chabacana, ofrece su cooperación a Biden, sin ofrecer detalles, pero, eso sí, en cambio, interpone una condición. Está dispuesto a hablar con el presidente americano, siempre que éste acceda a considerar el levantamiento de las sanciones a Cuba, empezando por lo que él llama “el embargo”. 

Quiere López Obrador que Biden ordene al departamento de Estado que saque a Cuba de entre los países que cooperan con el terrorismo. Y aquí comienza el cinismo de la perversa oferta. El presidente de México conoce la naturaleza maligna del régimen de La Habana, como sabe, de igual manera, dónde radica el nido de los carteles de la droga que asesina, asola, y angustia a sus conciudadanos. Pero, en lugar de preocuparse en aliviar esta tragedia nacional, ocupa su tiempo y atención en vergonzoso celestinaje, abogando por la redención de una dictadura despótica, que sí, de hecho, es, miembro del mundo terrorista. He ahí, de plano, la deshonesta duplicidad del señor López Obrador.

Por consideraciones de índole económica, sobre todo por los efectos en sus relaciones con la Unión Europea, el régimen cubano, apoyado por los países de gobiernos izquierdistas, de América y Europa, trata de desvirtuar la realidad, negando sus nexos con esas actividades dentro del grupo terrorista que por largo tiempo ha martirizado a un sin número de naciones en diversas partes del orbe.

En realidad, Cuba, o, mejor dicho, su gobierno comunista, ha sido siempre un país terrorista en adición de cooperar con otros de lo misma calaña. Desde el principio de su instalación en el poder, comenzando la década de los 60’s, el gobierno de los hermanos Castro, ordenó asesinar a oponentes políticos, entre ellos, Rolando Masferrer y José Elías de la Torriente, asesorando también a los hermanos Ortega, de Nicaragua, para asesinar al expresidente Anastasio Somoza.

La dictadura de La Habana nunca ha dejado de ser un estado terrorista. Lo fue, lo es, y lo seguirá siendo, hasta que deje de existir.

Por sus 65 años de maligna existencia se ha mantenido en el poder mediante el terror. Se lo ha impuesto por todo ese largo tiempo al pueblo de Cuba. Se lo ha transferido, material e intelectualmente, por asesoramiento, y práctica directa, a Venezuela, que va siguiendo a pie juntilla sus métodos de terror. ¿No son estas actividades propias de un estado terrorista?

En fechas recientes, los eventos que se han desarrollado en la escena global, todos deplorables, han servido para que Cuba, y sus compinches miembros del bloque terrorista, se hayan lanzado de bruces en apoyo de los agresores. Búsquese un acto abusivo, deplorable, e injusto, y ahí estará el gobierno de Cuba apoyándolo.

No ha habido nación más rabiosamente defensora de Rusia en su brutal e injustificada agresión a Ucrania, que Cuba. Es más, Cuba ha sido el trompetero mayor en América, en la defensa y justificación de Rusia, cuando la inmensa mayoría de los países la han condenado por esa agresión a una nación vecina libre y soberana.

¿Y qué decir de la agresión de Hamas, una organización terrorista, a Israel? Pues, al igual que en el caso de Ucrania, Cuba defiende la agresión de los terroristas, la justifica, y, tergiversando, grotescamente, los acontecimientos, proclama al mundo su solidaridad incondicional con ellos, mientras culpa a Israel de ser el agresor. 

En cada ocasión a la mano, el gobierno de Cuba no desperdicia la oportunidad de confirmar su naturaleza terrorista. Lo hace cada día y cada noche en la Isla depauperada e irredenta. El terror es su más efectiva herramienta para suprimir las ansias de libertad de ese pueblo. Lo hace en Ucrania. En el Medio Oriente. Y en Venezuela. Es el modus operandi habitual de los terroristas, del cual Cuba no se puede desunir porque es parte esencial de su existencia. 

Todo esto es conocido y verificado por distintas agencias de investigación a nivel internacional. No es por fabricación prejuiciosa. Ni por coincidencia. Ni tampoco por arbitrarias decisiones del departamento de Estado del gobierno americano. Es por la absoluta certeza de que el estado cubano es participante en el apoyo al terrorismo global, por lo que se encuentra en la lista negra que lo señala como tal, y de la cual no debe salir, hasta que abandone su maléfica nefaria conducta mantenida a través de un largo período histórico.

Dado el aval de tantas agravantes intervenciones del gobierno cubano en apoyo del terrorismo, en varios continentes, ¿sigue pensando el señor López Obrador que puede continuar abogando por la inocencia de Cuba, y hasta pedir que se le retire de la lista de los promotores del terrorismo? 

¿Se siente cómodo el presidente de México, actuando como la Celestina en defensa del gobierno de Cuba, que practica todo tipo de fechorías?

BALCÓN AL MUNDO

Los Ayatolás que mantienen una teocracia dictatorial en Irán, quieren extender su esfera de influencia más allá de sus fronteras, hasta controlar la mayor parte del Medio Oriente. Su objetivo es minar la presencia de Estados Unidos en el área.  Sacarlos de esa parcela geográfica. Y están en el proceso de lograrlo, si esta nación, la más poderosa del momento, no actúa decisivamente y los detiene con una lección que los traiga a la realidad.

Al escribir esta columna, se han producido, en menos de dos meses, más de 100 ataques contra fuerzas americanas por proxis al servicio de Irán. Pero la administración del presidente Biden se ha limitado a unas palmaditas ligeras, como un castigo blando, temerosa de ofender a la teocracia iraní.

Joe Biden, con su indecisión para frenar estos ataques, ha confirmado, otra vez, la percepción de líder débil que se auto creó con la humillante retirada de Afganistán. Así lo ven nuestros enemigos, Xi Jinping y Vladimir Putin. Y también muchos de nuestros aliados. 

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Otra caravana de migrantes, ésta de 7,000 personas, acaba de llegar a México con el sueño de entrar, ilegalmente, al territorio americano. No serán admitidos, y, por lo tanto, tendrán que permanecer en México hasta que, eventualmente, los deporten o encuentren una solución viable.

Difícil situación, no experimentada jamás, en la historia de esta nación.

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 Al contrario de Joe Biden, evidentemente temeroso de confrontar a Irán, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, en un discurso a las tropas, la semana pasada, les ordenó: responder primero, y preguntar después, en caso de un ataque por parte de Corea del Norte. 

De la misma forma, el ministro de defensa advirtió al despótico presidente del Norte, que, si se atreviera a un ataque contra su nación, encontraría el fin de su gobierno, y una destrucción masiva para su país. 

Así es como debe hablársele a los enemigos, y no con blandenguería temblorosa por miedo a que puedan incomodarse.

¡Bien por los coreanos!

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Leo que Maduro envió varios cientos de soldados a la frontera con Guyana para realizar ejercicios militares. 

Eso me recuerda aquel evento en que, estando hablando Maduro a las tropas, en un acto militar, alguien disparó un pequeño drone que explotó no muy cerca de éste, pero bastante lejos de las tropas que estaban en formación militar atentos al discurso.

Al oír la explosión, se rompió la formación marcial, y toda la tropa, en total desintegración despavorida, comenzó a correr, buscando refugio donde ampararse, presa del miedo.

Esta es la tropa que despachó Maduro a la frontera para impresionar a los ciudadanos de Guyana.

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