CUBA: CUANDO EL ODIO TIENE LA FIGURA DE UN BATE DE BÉISBOL

Written by Roberto Cazorla

3 de noviembre de 2021

Cuesta no perder los nervios cuando vemos por Internet cómo los bárbaros matones, sicarios, esbirros, se bajan de los autobuses portando armas, incluso de fuego; como si de un trofeo se tratara, portan un bate de béisbol para partirles los huesos al más pinto, al contrarrevolucionario, traidor, “gusano” pagado por el imperio y la “mafia” de Miami, según los dictadores. ¿Más cinismo, imposible?

Convencido de que en este país que estaba habitado (en su mayoría) por gentes normales, fieles a sus principios; cuando las palabras “mafia”, “corrupción”, “politicuchos”, etc., no se oían; cuando al morir Franco, nos había dejado un país considerado como la novena potencia económico del mundo, actualmente, la tierra de Sarita Montiel, está considerada como la cenicienta de Europa. Se decía hace años de Portugal y Grecia. Hoy España ha caído en lo más bajo, sobresaliéndole la insidia. Vivimos en un caos sistémico por culpa del desajuste socialista-comunista, encabezado por grupos de delincuentes presididos por Pedro Sánchez, que se dan golpes de pecho afirmando que “en Cuba no existe dictadura”, y que “en Venezuela la gente hace colas porque tiene mucho dinero para comprar”. Lo que se publique respecto a la agitación protagonizada por miles de ciudadanos pacíficos en Cuba, aquí está prohibido, los cubanos no merecen vivir en libertad, ni entrar en una bodega a comprar lo que le plazca, sino vivir colgados de una vetusta libreta de racionamiento; esa Cuba, que se dedica a extorsionar a todo “infeliz” cansado de soportar el yugo tantos años. En España, el 98% de los medios están sobornados por Pedro Sánchez, que conceden mensualmente suculentas sumas de dinero, no se atreven a publicar nada que no estén de acuerdo con sus marranadas. Podemos contar con los dedos de una mano los que no se han doblegado ante su “majestad” Frankenstein, alias Pedro Sánchez.

“GENTUSA” FRUSTRADA

Quien escribe, y mucha gente, para enterarnos de la amarga realidad de Cuba desde el pasado 11 de julio, tenemos que recurrir a Internet, aunque (como en mi caso) se tenga que tragar buches amargos…, sentir que el corazón se nos derrite ante escenas tan brutales protagonizadas por cubanos entre sí, ver cómo se golpea sin clemencia, sin el menor respeto a ciudadanos de todas las edades solo por aspirar a un ramalazo de libertad, de querer despojarse de la brujería que les importuna desde hace tantas décadas. Podemos ver a esas bandas de delincuentes subvencionados por el matrimonio “maricomplejin” y disoluto formado por “Raulina y su amantísima Ana Lasalle”.  Son peores que las hienas, son ratas de alcantarilla que nacieron con la misión de despellejar el respeto a la convivencia; son “gentuza” frustrada, repletas de odio y envidia. Anticubanos, rencorosos porque, esa guerra a muerte entre “hermanos”, se debe al putrefacto que bajó de la Sierra para condenarnos al más terrible de los dolores: el de ser exiliado y morir en “suelo ajeno” (como dijo mi amigo poeta Ernesto Montaner), dictado por el monstruo nacido entre algodones (sus padres eran ricos y estudió en colegio católico), aquel infecto que si le llamaban “el caballo”, era por lo que apestaba, no por valiente, pues dictadores como Chávez, Maduro, Ortega, etc., suelen no bañarse y tienen las ingles tan llenas de churre, que se podría sembrar calabazas en ellas. Me pregunto cómo aquella bandada de actrices que se acostaron con él (podría dar los nombres, puesto que presumían de habérselo tirado), cómo pudieron sobrevivir con la conciencia tranquila tras haberse tirado a un psicópata con miles de cadáveres en la espalda, con olor a sangre inocente que convirtió a la isla en la cárcel más gigantesca del planeta.  (¡No se imaginan lo que apestaba el desgraciado y maldito Evo Morales!). Llegué a estar cerca de él por mi trabajo de periodista.

Cuesta no perder los nervios cuando vemos por Internet cómo se preparan y salen a las calles los bárbaros matones, sicarios de la dictadura, bajándose de autobuses portando armas, incluso de fuego, y. como si de un trofeo se tratara, cada uno con un bate de béisbol para partirles la cabeza al contrarrevolucionario, traidor a la patria, “gusano” pagado por el imperio. ¿Más cinismo, imposible? Que ese espectáculo ocurra en una isla que fue “La Tierra más Hermosa que ojos Humamos vieron”, es imperdonable; en un país que fue pacífico hasta el desdichado 1 de enero de 1959, haya mal parido a gente con el diablo chupándole las vísceras, dispuesta a asesinar al que le diga que quiere conocer el color que tiene la libertad, respirar el aroma de la democracia, increíble en el siglo XXI.

“MAFIA” CUBANA

Antes de la desgraciada aparición del masoquista, si existía cierta inseguridad era la que provocaban los estudiantes universitarios, aquella pandilla encabezada por el tirano Fidel Castro; él y sus asesinos, mataban a estudiantes, los lanzaban en las cunetas y acusaban a Batista, entonces presidente (¡ojalá viviera!), con el propósito de que las madres, protestaran, y detractaran al mandatario por considerarlo asesino. Todo producto del maquiavélico jovenzuelo que debió de morirse el mismo día en que lanzó aquel repugnante discurso en el cuartel Columbia en La Habana.

Como es costumbre en los verdugos Raulina y Canela Fina, igual que todos los chupa cabras empecinados en permanecer como propietarios absolutos de la isla, de la vida de casi 12 millones de infelices, los que comenzaron a manifestarse en pasado 11 de julio y que cuando escribía este artículo, tenían pensado una manifestación para el 15 del presente noviembre, son “traidores” pagados por el imperialismo y por la “mafia” cubana de Miami. “El ladrón se cree que todos somos de su condición”.

A pesar de tantos asesinatos pagados por los dictadores, podemos presumir de que existen en el corazón de la isla, centenares de defensores, disidentes que están pagando con su libertad, encajonados en las mazmorras comunistas, a verdaderos hombres que siguen el ejemplo de José Martí, Antonio Maceo y de los que, a su lado, conquistaron la independencia. Tenemos un grupo de mujeres con ovarios gigantescos, encabezado por Berta Sandoval, ese grupo de “Damas de Blanco” que, cuando Cuba sea libre, merecen que se les levante un monumento desde el que puedan estrecharle las manos a Dios. Esos disidentes que se la están jugando, que corren peligro, que carecen de defensa material, que se lanzan a restregarles en la cara de los siniestros dictadores, que son más valientes que ellos, porque no necesitan bates de béisbol para lanzarles al mundo el drama “griego” que padece el pueblo. Mientras no hagan lo que hice yo y otros casi 3 millones de cubanos, aquellos disidentes merecen que nos inclinemos a sus pies porque jugarse la vida “por la patria, es vivir”- Tienen todos los derechos, el respeto y la consideración de los que no fuimos valientes como ellos. 

Desde estas páginas de “Libre”, nuestro más profundo agradecimiento.

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