“CUBA BAILA”: ¡HAN MUERTO SEIS DE SUS VERDUGOS!

Written by Roberto Cazorla

4 de agosto de 2021

Martínez Puente, que era general de la reserva, se le culpa de haber dado la orden de derribar los aviones del grupo de exiliados “Hermanos al Rescate”. Me siento tan feliz como cuando Satanás se llevó a Fidel Castro.

Si usted, amigo lector, tuvo la dicha de haber nacido en la Cuba pre-comunista, y si fue amante del cine, seguramente recordará aquella película rodada en 1961, “Cuba Baila”, dirigida por el férreo comunista-leninista-estalinista Julio García Espinosa, y protagonizada por Raquel Revuelta, alias “Santa Juana de los Mariquitas” (por el título de la pieza teatral que protagonizó titulada “Santa Juana de los mataderos”, del asqueroso comunista alemán Bertol Brecht, que todo lo que escribió era puro panfleto promocionando el comunismo soviético como el mejor sistema de vida. ¡Tremendo H. de la G. P. que tiene que estar ardiendo en el infierno como todos los responsables de que exista semejante sistema! (A la Revuelta la apodaron “Santa Juana de los Mariquitas” porque, de la sala en la que representa dicha obra, todas las noches la policía esbirra se llevaba preso a un grupo de mariquitas que aplaudían a la señora que, cuando terminaba la función, iba a la estación de policía obligando a éstos que los soltaran. De ahí que la apodaran como tal). Comprenderán hasta qué punto tenía influencia la señora más comunista que “La Pasionaria” española.

Pensé que esta espuela relacionada con los 5 generales cubanos muertos en una semana, merece que le “usurpemos” el título al citado cineasta. Sí, “Cuba canta y baila” de alegría porque cinco de los máximos culpables de que la que fuera la “Perla de las Antillas”, se conviniera en la cárcel más gigantesca del continente americano.

LOS CHINOS

Al menos por estos lares, no nos hemos enterado las causas de la muerte de semejantes traidores, pues se necesita haber sido mal parido, despreciable, cómplice de Fidel Castro y su hermanastra “mariconzona” Raulia, alias “La Lulú”, para haberse mantenido fiel a su causa desde la Sierra Maestra hasta el día de hoy en que por fin satanás los arrastró al sumidero pestilente que tiene en reserva para asesinos de lesa humanidad (¡Como me encanta escribir esta frase!).

Como cuando se murió el psicópata, asesino desde que era un espermatozoide visitando el vientre de su madre (señora que tuvo el “privilegio” de haber parido a dos de los criminales más criminales de la historia moderna), que me tomé dos “suculentos” “wiskis” para celebrar su muerte, lo acabo de hacer al enterarme de la muerte (¡por fin!) de cinco de las hienas más feroces y venenosas del régimen dictatorial cubano. Sobrarán lectores que digan que: “desearle la muerte a alguien es un pecado”. Pecado, señores, es condenar a un pueblo durante casi 63 años a la más paupérrima de las miserias material y humanamente. Pecado es haber convertido a la isla rica que era la Cuba pre-comunista, en una más pobre que Haití. Por eso y por miles de asesinatos, los verdugos que acaban de irrumpir en el infierno, tienen que ser seguidos por el resto de los que se mantienen empecinados en la destrucción de un pueblo que perdió la alegría desde aquel fatídico 1 de enero de 1959. Es tanto el odio que me inspiran demonios como ellos, que los chinos, en vez de haber inventado el COVID con el fin de destruir a Occidente, lo hubiesen creado solamente para los asesinos cubanos que han sido culpables de tanta sangre derramada. En ese aspecto me enorgullece ser pecador cien por cien. Que conste que soy católico, creo en Dios y en San Lázaro. No soy santero, pero me considero hijo de “Babalú”. No me cansaré de alégrame de la muerte de 5 asesinos que, para llegar a donde llegaron, tienen que haber fusilado a miles de cubanos, de haber metido en la cárcel a otros miles, además de ser cómplices de cómo se convierte en zombis a 11 millones de seres inocentes, mientras ellos vivían como reyes árabes, viendo cómo el pueblo vivía más de 6 décadas a pan y agua, si acaso. No he salido a la calle aquí, donde vivo, a tirar cohetes y agitar serpentinas por la alegría que me han producido la muerte de 5 verdugos, porque los vecinos llamarían a la policía y me llevarían creyendo que he enloquecido. Es lo menos que se merecen.

SUS ROSTROS

Como siempre, en una dictadura comunista, el hermetismo relacionado con las 5 muertes en diez días, es atosigante. El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) anunció que cinco generales en menos de diez días, habían muerto. El primero fue el General de división, Agustín peña, que fuera jefe del Ejército Oriental de Cuba, que Satanás se lo llevó el 18 de julio. A los dos días, le tocó al general de brigada de la reserva, Marcelo Verdecía Perdomo. Seguido, el 24 de julio, por el general de división de la reserva Rubén Martínez Puente. Y, el 26 de julio rindió cuenta al diablo el general de brigada de la reserva Manuel Eduardo Lastres Pacheco. Siendo el último en rendirle cuenta al demonio el general de brigada, Armando Choy Rodríguez. Fíjense, amigos lectores, en las caras de estos asesinos que tanto colaboraron al hundimiento material y moral del pueblo cubano. Observen sus rostros de verdugo, de violadores del más mínimo derecho a vivir. Espero que los que custodian el infierno, no nos los devuelvan porque entonces sí que Cuba entera tendría que suicidarse.

Uno de los muertos, Agustín Peña, jefe del Ejército Oriental de Cuba, donde precisamente estalló la primera protesta del 11 de julio. ¿Acaso fue ajusticiado por el régimen? ¿Puede existir alguna relación su muerte con el final de la asquerosa y sanguinaria revolución que, por fin, gritó tan alto “¡Patria y Vida!”, que se oyó en casi todo el globo terráqueo? La verdad, en un régimen comunista, es borrada del diccionario desde el primer día.

Fíjense si el tal Lastres Pacheco tienen que haber sido de “armas tomar”, que ingresó en la guerrilla de Fidel Castro en 1957, donde estuvo bajo las órdenes del siniestro criminal Ernesto “Che” Guevara. Después de 1959, fue jefe de batallón de infantería y de las Milicias de Tropas Territoriales, además estuvo al mando de tropas cubanas en Angola, donde mataron a mi único sobrino siendo casi un adolescente.

La dictadura cubana los identificó como los generales Armando Choy Rodríguez, Rubén Martínez Puentes, Manuel Eduardo Lastres Pacheco, Agustín Peña Porres y Marcelo Verdecía Perdomo. A Martínez Puente, que era general de la reserva, se le culpa de haber dado la orden de derribar los aviones del grupo de exiliados “Hermanos al Rescate”.

Repito: ¡Pocos se imaginan lo feliz que me siento al saber que Satanás arrastró hacia su pocilga de heces fecales a 5 verdugos que, seguro, hasta los gusanos le dieron la espalda! 

¡Y que me llamen feooooooooooo!

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