Confesión no es despedida

Written by Libre Online

19 de octubre de 2022

Por Luis Conte Agüero

Nacido en la madrugada del 6 de julio de 1924, he vivido 98 años y comenzando mi 99. Cuando se ha vivido tanto, creemos nacer cada día, la infancia se renueva con un reto distinto. Nada de ancianidad. Y este Conte goza de un Conte nuevo seguido por un Agüero intacto.

Acaso otro muchachín te diga lo mismo y hay secretos como caminar rápidamente para mantener la verticalidad. Y puedo insistir en el tema con asertos que lucirían exageraciones sensuales y pomposas ¡Gracias a Dios! Hasta cantando ¡queda voz todavía!

Y cómo no agradecer y sonreír, pierdo el tiempo sin perderlo y no ceso de estudiar y aprender. La fe hace feliz y fecunda. Salva de fealdades. Alimenta y vitaliza. 

La fe de feroz se vuelve amor. Más aún: espero imposibles ¡Lo imposible ignora que lo es! ¡Hasta el supone y pone y los logros humanos, académicos, históricos, confirman cuanto escribo! Sin descanso no hay cansancio. ¡Hacer es crecer, creer y crear! 

Demetrio: Palabras que me honran y mandan las felicitaciones recibidas por mi artículo anterior.

Muchas y nobles invitan a insistir y heme aquí agradecido e insistiendo. LIBRE redime espiritualmente como mandato moral. No hay salario más dulce que los estímulos para que insista cuando el pasado 6 de julio comencé mis 99 años ¡Rumbo al siglo!

Y apenas me arrepiento porque hasta en los fracasos inspiro la voluntad de servir. A ti, al llamarte Demetrio ya te ordenaban deberes de honor.

 Y mi Santiago de Cuba, colmado de Maceos era un clarín en cada esquina. Nuestra conducta respondía hasta al mandato de montañas e historias heroicas. Nuestra isla era todo un mandamiento moral.  Antonio Maceo murió en Occidente para vivir eternamente en todo el territorio espiritual ¡la patria entera! Isla. Mar. Cielo. Cayos. Vecindades.

Quienes nos siguen en lo que permanezca o se incorpore. No creo en un final tan final. Acaso el prólogo de una prolongación. Puede que haya una vida sin muerte. Y él o la diosa eterna que queremos. Una continuidad distinta o un mañana, sin recuerdos de un hoy solo anecdótico. 

Conviene creer. La esperanza es una espera constante. Sin fe no hay felicidad y nada es fecundo. La fe salva de fealdades rechaza lo efímero. Invita a merecer. 

Siempre he vivido con ensueños de permanencia. Pero haya o no el deber es proceder con Dios. Dios en cada uno y en todos nosotros. Sin él o ella. Astral. Vegetal. Lo que sea; debe estar. 

Vivir es un deber que merecer y agradecer. A un multimillonario le dije, yo no quiero tener millones, quiero ser un millón. Yo el millón y abandoné el negocio que me enriquecía. Palabra que hice bien. Conte, contento con su Agüero en paz. Y saludo sonriendo a los multimillonarios con las guayaberas bonitas que me pongo para sumar mi estrella a las 50 por las que arriesgo mi vida todavía.

Perdona que me extienda creando tienda. Hoy me siento más útil que ayer. Anciana vanidad. Perder tiempo para ganarlo. En lo efímero no hay fe. Rezo en la noche y en la mañana espero el sol de Dios. Sí, ¡la Fe funda felicidad y ni a morir se teme! 

Más aún se espera lo imposible como fácil. Lo imposible ignora que lo es ¡y espera realizarse!

Tú estás brindando un ejemplo excepcional con matrículas gratuitas y contribuciones financieras y de toda índole a muchachas y muchachos sin recursos que tienen el orgullo de aprender y crecer con obsequio extraordinario de matrículas gratuitas donde se juntan humanismo, educación, fe, fraternalismo, título de uno de mis libros mayores.¡Motivos abundan para tu orgullo de educador! y yo soy un Conte contento de agradecer, admirar y servir.

Muchas gracias. Dios Bendice.

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