“Embutidos El Miño, apetito y salud. Señora: no tema a las visitas imprevistas, tenga en su nevera una lata de Embutidos El Miño. Sabrosos platos se improvisan rápidamente con los Embutidos El Miño”.
Así decía el anuncio más famoso de estos chorizos en manteca, que eran los preferidos por el pueblo cubano. El chorizo siempre estuvo presente en la cultura gastronómica de Cuba.
“EL MIÑO”
Muchos creían que estos chorizos eran españoles debido al nombre del río El Miño, que tiene una longitud de 315 kms. en su paso por Lugo, Puertomarín, Orense, Ribadavia, Francelos, Tomiño y es en La Guardia donde desemboca en el océano Atlántico, formando frontera entre España y Portugal.
Por supuesto el nombre El Miño fue escogido por Severino Abuín que nació muy cerca de sus aguas, en Lugo el 18 de agosto de 1904 y cuando emigró a Cuba en 1920 comenzó trabajando de cajero y luego de vendedor de una compañía importadora.
Desde niño, Severino había seguido la tradición española de hacer chorizos en familia, una vez que perfeccionó la receta familiar dejó su casa.
Al dejar su terruño lucense, no pudo llevarse al río pero si, su nombre, para luego poder nombrar su exquisito negocio construido en 1925 en Ayestarán #361 esquina a General Aguirre, muy cerca de la Biblioteca Nacional José Martí.
La fábrica de embutidos El Miño se construyó en 1925, pero su fachada más reciente fue concebida en una modernización realizada en la década de los cincuenta, en la que entre otras acciones, se construyó una mezzanina destinado a oficinas, aprovechando los puntales inaugurales.
La fachada se convirtió en una vidriera donde se mostraba el producto que se comercializaba. El edificio debía ser pulcro, pulido, para inspirar confianza y al mismo tiempo destacarse, llamar la atención. Se emplearon enchapes de mármol y granito y grandes paños de vidrio.
Su producción era de 97% de chorizos y el 3% de morcilla, jamones y tasajo. Además tenían su propia fábrica de bolsas de celofán.
Sus 50 trabajadores estaban muy orgullosos de la importante labor que realizaban y por la excelente calidad de los productos que elaboraban.
LA FIRMA
Al asociarse con Gabriel López, el negocio se llamó Abuín, López y Compañía y eran clientes del Banco Gelats.
Como el negocio le iba muy bien, en 1930 amplió sus instalaciones y su familia, porque se casó con Generosa Varela, que también nació en Lugo en 1904 y falleció en Elizabeth, NJ en 1980.
Tuvieron dos hijas: Mercedes, que con 92 años vivía en Florida (EE.UU.) y Margarita, que nació el 21 de agosto de 1934 en La Habana. Estudió en la Academia Merici, de las monjas Ursulinas en el Rpto. Biltmore. Se casó con el abogado cubano Carlos Manuel de la Torre Aleón (1930-2018) y falleció el 15 de marzo de 2020 en un hospital en North Grove, Carolina del Sur.
EXPORTA A ESTADOS UNIDOS
En 1947, Abuín construyó una nueva planta en La Habana y comenzó a exportar productos cárnicos a Estados Unidos. Los chorizos iban enlatados en manteca de cerdo, en latas grandes para restaurantes, cafeterías o tiendas y en más pequeñas para consumo del hogar.
El Miño era la mayor fábrica cubana de embutidos, cuando en 1962, Fidel Castro se robó la fábrica.
SALIDA DE CUBA
Severino no pudo aceptar que su trabajo de 37 años se lo arrebataran así como así, regresó a Galicia, pero allí solamente pudo aguantar un año, se marchó a los Estados Unidos para volver a empezar de cero.
Se asoció con una empresa de salchichas de Nueva Jersey y en 1969, con 65 años cumplidos, se independizó y construyó en la ciudad de Elizabeth su propia empresa, denominada 814 Américas Inc., y siguió elaborando chorizos El Miño y otros productos al estilo español. La firma, que hoy continúa en funcionamiento, destaca en su web que produce “con el mismo orgullo, empeño, calidad y dedicación de toda una vida del señor Severino Abuín”.
Severino Abuín falleció en Miami el 6 de agosto de 1999, pocos días antes de cumplir 95 años.
Las instalaciones que le robaron en La Habana son hoy la fábrica cubana que surte fiambres para el consumo de los pasajeros de los aviones.
Los chorizos El Miño, de Severino Abuín, tienen una particular aceptación en Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico.
Los gallegos que visitan esos países y se los encuentran, se sorprenden, pues se trata de un producto de la tierra pero, en este caso, fabricado en la ciudad de Elizabeth, Nueva Jersey. Salen al mercado de la mano de la empresa 814 Américas Inc. en la que el recuerdo del gran emprendedor lucense sigue muy presente, se siguen produciendo con la misma calidad y los mismos ingredientes que determinara su fundador, en 1925.
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