Rafael Soto Paz (1949)

Celebramos una fecha de enorme trascendencia en la historia de América. El 1º de enero de 1899, señala el cese definitivo –en el orden político– del dominio hispano en el Nuevo Mundo al abandonar sus últimas posesiones en este hemisferio: Cuba y Puerto Rico.

Al cabo de ondear durante cuatro siglos en las fortalezas insulares, la bandera española era arriada en ese día, eclipsándose en América el imperio que los Reyes Católicos iniciaran. 

En la tierra cubana en esta fecha histórica se debatían dos tragedias, el español residente en la isla, veía arriar del Morro el Pabellón Rojo y Gualda y el cubano, que había luchado por la libertad e independencia de la patria por cerca de una centuria, observaba con inquietud que no era su enseña de la estrella solitaria, la insignia única que se alzaba en los edificios públicos.

El momento, en verdad fue dramático la ceremonia del cambio de poderes, relata un historiador, entre el capitán general Jiménez de Castellanos y el Gobernador militar norteamericano general John. R. Brooke fue presenciada por nueve generales cubanos, especialmente invitados por Brooke, que así demostraba que su cultura y su educación eran muy superiores a las de Shafter (el del incidente con Calixto García) 

Jiménez Castellanos cambió su saludo con los militares cubanos: Mayía Rodríguez, Lacret, Leyte Vidal, José Miguel Gómez, Menocal, Sánchez Agramonte, Cárdenas, Nodarse y Valiente y por su parte, Brook expresó su complacencia ante la visita y cortesías cruzadas y que eran las primeras que tenían lugar bajo el nuevo régimen y prometían paz y colaboración leal en la reconstrucción del país.