La Lealtad y la perfidia.
El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní
Esta obra aporta datos concretos sobre actos, algunos censurables; los más, admirables, de los hombres que participaron en aquella gloriosa gesta.
Reuniones conspirativas
(II de VI)
Hay otra versión. Por solicitud de Francisco Vicente Aguilera, presidente de la Junta Revolucionaria de Oriente, Céspedes convoca el 3 de octubre en la hacienda Ranchón de los Caletones, propiedad de Manuel (Tita) Calvar, a los conspiradores. Aguilera propuso posponer el levantamiento, por falta de recursos, hasta el 24 de diciembre.
Sin dudas se suceden las reuniones. Céspedes se muestra impaciente. La noche del 5 de octubre se reúne en el ingenio «El Rosario» con varios de sus partidarios sin avisar a Aguilera quien preside la Junta Revolucionaria, designada el 3 de agosto, en «San Miguel del Rompe», como representativa de todos los sectores revolucionarios. Se decide adelantar el alzamiento para el 14 de octubre nombrando a Carlos Manuel de Céspedes General en Jefe del Ejército Libertador a cargo de las operaciones. Era, para muchos, una destitución de Aguilera. Se comisiona a uno de los asistentes para que notifique a Aguilera, que se encuentra en su ingenio «Santa Gertrudis» a menos de una hora de marcha, los acuerdos tomados. Aunque dolido por la injusta exclusión de que había sido objeto, Aguilera empieza a preparar sus hombres para el levantamiento del día 14.
LA DEMAJAGUA
Alertado el Capitán General Francisco Lersundi, envía al gobernador de Bayamo un telegrama en clave ordenando el arresto de Céspedes, Fernando Figueredo, Maceo Osorio, Masó y Francisco Javier de Céspedes. Afortunadamente un sobrino de Carlos Manuel (Ismael de Céspedes) fue el telegrafista, poseedor de la clave, que recibió el mensaje, y le adelantó la copia descifrada a Céspedes y a Perucho.
Ante la información recibida, Céspedes adelanta la fecha del levantamiento.
El 10 de octubre de 1868 se da a conocer el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba «dirigido a sus compatriotas y a todas las naciones» cuando se reúnen en «La Demajagua» Bartolomé Masó, Manuel Calvar, Juan Ruz, Francisco Marcano, Juan Hall y una treintena más, designándose a Céspedes capitán general y a Masó como segundo jefe. Este aceptó el cargo con la condición de renunciarlo de inmediato en favor de alguien con más experiencia militar. Al incorporarse Luis Marcano, dominicano de nacimiento con amplia experiencia militar, éste fue designado como segundo jefe pasando Masó al cargo de Intendente General de Ejército y Hacienda.
Luis Marcano, nacido en Baní, Santo Domingo, era teniente de infantería en el Estado Mayor del Ejército en su país. Participó, como muchos, en el movimiento que favorecía la anexión española. Al fracasar aquel intento y retirarse las tropas españolas, embarcó hacia Cuba junto a sus hermanos Félix y Francisco cimentando en Santiago de Cuba estrecha amistad con el también dominicano General Modesto Díaz. La valiosa participación de estos dominicanos la iremos destacando en distintos capítulos.
José de Jesús Pérez, que cuando finalizaba la Guerra de los Diez Años había alcanzado el grado de General de Brigada, es uno de los que participa en el alzamiento del 10 de octubre junto a Carlos Manuel de Céspedes .
Coincide esta fecha con el nombramiento y aceptación en España del gobierno que se había constituido tras el destronamiento de la Reina Isabel II por la fuerza del General Juan Prim, Primer Ministro y Ministro de la Guerra y de Abelardo López de Ayala como Ministro de Ultramar.
En las primeras horas de la madrugada del domingo 11, desde La Demajagua, se puso Céspedes en marcha hacia el ingenio «San Francisco» donde dio libertad a los esclavos que componían la dotación, y continúa la marcha a través del ingenio «El Rosario» y la hacienda «Palmas Altas», de Diego Tamayo hasta llegar, en horas de la tarde19 al pueblo de Yara donde se enfrentan a una columna española comandada por el teniente coronel Villares enviado desde Bayamo por el teniente gobernador Julián Udaeta. Este primer choque militar culmina en una derrota para los insurgentes.
Céspedes le avisa a Perucho Figueredo del alzamiento. Figueredo, a su vez, estando Aguilera fuera de Bayamo, se reúne con Maceo Osorio y Donato Mármol. Contactan a Francisco Vicente Aguilera para informarle de la situación mientras Figueredo parte para su ingenio «Las Mangas», Maceo Osorio a «Monjoará» y Mármol a «El Dátil» a esperar las instrucciones de Aguilera.
Para entonces el gobernador de Bayamo, teniente coronel Julián de Udaeta, casado con cubana, conoció del levantamiento y de que Aguilera, y no Céspedes, era el jefe de la conspiración y del desacuerdo existente entre ellos. Udaeta tratando de buscar una solución no violenta convocó esa noche a una reunión en el ayuntamiento de Bayamo nombrando una comisión, formada por Tomás Estrada Palma y dos personas más, para que hablasen con Perucho Figueredo, Maceo Osorio y Donato Mármol y los hicieran desistir del levantamiento. Prometía facilitar el traslado al extranjero de Céspedes y garantizarle la libertad a los otros conspiradores. El 12 ya está la comisión en «Monjoará» hablando con Maceo Osorio.
Éste pide que hablen con Mármol. Van los comisionados a El Dátil pero Mármol los refiere a Perucho «que es quien está autorizado a decidir».
Figueredo acababa de recibir un mensaje de Céspedes citándolo para verlo en Barrancas el día 15. Cuando los comisionados le hablan de la proposición de Udaeta, Perucho Figueredo les informa que él seguirá a Céspedes en la lucha. Con esta respuesta Estrada Palma y los otros dos comisionados dan por terminada su gestión y ofrecen incorporarse también a la lucha armada contra la metrópoli.
El pronunciamiento de Céspedes en La Demajagua se conoce en las Tunas la misma noche del 10 de octubre. Al amanecer del día siguiente Vicente García organizaba en su finca Hormiguero a más de cuatrocientos hombres. El 13 atacaba la ciudad. Se extendía la lucha en la región oriental.
(Continuará la semana próxima)
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