Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

13 de febrero de 2024

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Presidencia de Spotorno y Estrada Palma

(II de V)

El 14 de diciembre de 1875, pocos días antes de abandonar el cargo, dicta Valmaseda, desde Cruces, L.V., otra disposición:

“Todos los individuos de los campos que lleven a la cabecera, muerto o vivo, uno de esos bandidos llamados insurrectos, será premiado en el acto con diez onzas de oro y once si presenta el fusil o carabina del mismo”.

En otros párrafos de la proclama ofrece Valmaseda que “al que diese muerte a un prefecto o subjefe… se le premiará con quince onzas de oro”.

Había sido el 30 de abril (1875), que congregadas sus fuerzas en Lagunas de Varona, el general Vicente García asumió, abiertamente, la jefatura de su movimiento político militar, organizado bajo el lema Patria, Libertad y Reformas.

No ha formado parte el brigadier Pérez de ese movimiento ni de la reunión (¿sedición?) de Lagunas de Varona.

Será después de ese polémico evento que comienzan a cortejar al bravo soldado que permaneció, siempre, fiel al ya difunto presidente Céspedes.

Altos oficiales tratan de influir sobre José de Jesús para que se una al movimiento político-social que está promoviendo el Mayor General Vicente García quien ha delegado en el entonces coronel Matías Vega, subalterno del Brigadier Pérez, para tales gestiones.

Se producen continuas comunicaciones entre el coronel Vega y el Mayor General García sobre las infructuosas negociaciones.

El 4 de mayo (1875) informa el coronel Vega al Gral. Vicente García de “la buena acogida de los patriotas reunidos en la Soledad al documento” emitido por Vicente García, y que enviará «comisión a Maceo que se encuentra en operaciones en Guantánamo”. Pero José de Jesús no está entre “los patriotas reunidos en la Soledad”. Lo confirma el coronel Matías Vega en la “post data” de la carta. “El Brigadier Pérez se encuentra en Brazo Escondido y lo veremos mañana”.

Tres días después vuelve a dirigirse el Coronel Vega al Gral. García informándole que se ha visto con el Brigadier Pérez. Aunque “por estos puntos (lugares) todo marcha bien”, es evidente que José de Jesús ha puesto reparos por lo que “le mandaremos las actas de adhesión que el pueblo hace a favor del gran pensamiento patriótico iniciado por usted”.

Tratan de persuadir también al “teniente coronel E. Nogueras, jefe de zona que se muestra con usted favorable y muy patriota”.

El 8 de mayo (1875) desde su campamento en Ranchito informa Vega al Gral. García que el brigadier Pérez se encuentra con él en su campamento; se siente Vega -sin mayor fundamento- optimista de poder convencer al brigadier Pérez.

En una comunicación de igual fecha con una apreciación subjetiva muy optimista, no fundamentada, afirma que “el Brigadier Pérez está trabajando con nosotros y, pronto que podamos hacerlo, marcharemos juntos hacia ese punto”.

Hacen correr el rumor de que Pérez se ha unido al movimiento. No es cierto. Para confirmarlo, Antonio Maceo y Manuel Calvar quieren reunirse con José de Jesús. Se lo informa Matías Vega a Vicente García en comunicación del primero de junio: “Al Brigadier Pérez lo han mandado a buscar Maceo y Calvar con el objeto de tener una conferencia para saber asuntos importantes…”

José de Jesús Pérez no se ha unido al movimiento. Por eso un mes después de la reunión del primero de junio, el propio mayor general Vicente García, desde el Naranjal, le escribe al brigadier Pérez urgiéndole a que se incorpore al movimiento porque “la cuestión presente es de vida o muerte para Cuba”. Vuelve a invitarlo a que participe:

“Conociendo su patriotismo y sus ideas estoy precavido de que oyendo el llamamiento de la Junta Provisional trabajará con todo interés en unión de los amigos que ahí contamos tales como Vega, Durán y demás”.

En estas y similares conversaciones y comunicaciones transcurren los meses. El Brigadier Pérez sigue combatiendo. En el gobierno del campo insurrecto se producen cambios. Se ahondan las diferencias entre las más altas figuras.

El Gral. Maceo impugna en términos severos el movimiento del Gral. García. Mientras, José de Jesús continúa controlando “la innata rebeldía del Dr. Bravo Sentíes”, y Antonio Maceo combate en Sagua de Tánamo, camino de la tierra de Baracoa.

Ya para entonces, existía una profunda crisis. La Cámara había solicitado el cese de la prolongada interinatura de Salvador Cisneros al autorizar, en sesión del 7 de mayo, que una comisión compuesta por Pérez Trujillo y Machado, comunicara al Gral. García la aceptación de sus demandas.

Se suceden los cambios en la presidencia de la república en armas; más bien de la “república en discordia”: Cisneros Betancourt, Spotorno, Estrada Palma.

1874 había comenzado con la encarnizada persecución de Félix Figueredo, el médico de Jiguaní, al depuesto presidente Céspedes, la presidencia que empieza a ejercer Cisneros Betancourt, la aplicación de la nueva Ley de Organización Militar que, al dividir la isla en sólo dos Departamentos Militares, sentaría las bases para las disidencias de Lagunas de Varona y Santa Rita; la muerte del Padre de la Patria, la rebelión de Payito León y la cancelación de la invasión a Las Villas.

El nuevo año, 1875, no fue distinto. En febrero, el presidente Cisneros tendrá que enfrentar las diferencias entre Calvar y Vicente García; dos meses después, en abril, se producen el polémico episodio de Lagunas de Varona y la sustitución de Cisneros por Spotorno en la presidencia de la República en Armas.

En medio de aquella lamentable situación los cubanos siguen combatiendo en la manigua, y, en el extranjero, esforzándose, con muy pocos recursos, en organizar nuevas expediciones.

(Continuará la semana próxima)

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