Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

2 de enero de 2024

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Presidencia de Cisneros

(IV de VIII)

Por la primera de estas medidas se sentían lastimados, ya lo dijimos, los generales Modesto Díaz y Vicente García. Por la segunda, el General Francisco Javier de Céspedes que era sustituido como jefe de la División Jiguaní-Bayamo; el brigadier José de Jesús Pérez que era removido de la jefatura de la sección sur de la División de Jiguaní; los tenientes coroneles Rafael Caymai y Francisco Estrada Céspedes trasladados a las órdenes del General Manuel Calvar; y Fernando Figueredo Socarrás, que había actuado como ayudante de Céspedes, pasaba también a las órdenes de Calvar. Todos resintieron estos cambios.

INVASIÓN DE LAS VILLAS

La oposición al gobierno de Cisneros aumentaba. Se daban los pasos que conducirían a la sedición de Lagunas de Varona.

El propósito del gobierno era realizar la invasión a Occidente por lo que ordenó a Calixto García concentrar sobre el campamento de Barajagua la mayor parte de de sus fuerzas. De allí parten el gobierno, la Cámara y el propio General Calixto García a Occidente a encontrarse con el General Máximo Gómez. Se dirigen al campamento de San Diego de Buenaventura, cerca del territorio de Las Tunas, en las inmediaciones de la línea divisoria entre ambos departamentos. Se incorpora el General Gómez y se traza el plan militar de gobierno con las primeras figuras de revolución: Máximo Gómez, Vicente García, Calixto García, Manuel Calvar, Modesto Díaz, José Miguel Barreto y Antonio Maceo.

En octubre de 1873, depuesto Céspedes, abandona Calixto García, al frente de sus fuerzas, el campamento de Bijagual, y marcha hacia Manzanillo con el propósito de atacar aquella plaza fuerte. Forma con sus 1,400 hombres, seis columnas de ataque; una, a las órdenes de Leonardo Mármol; otra, bajo el comando de Antonio Maceo; la tercera la comandará Juan F. Ruz; la cuarta, al mando de Manuel Calvar; la quinta estará dirigida por Guillermón Moncada y la sexta por Silverio Prado. Flor Crombet, que acaba de comunicarse con José de Jesús Pérez, forma parte de la columna de Antonio Maceo que tenía como objetivo apoderarse, a paso de carga, de dos fuertes baluartes enemigos: el cuartel de infantería y la cárcel. Integrante también de la columna será Nazario Silva, aquel joven que junto a Crombet se cubrió de gloria en la espectacular batalla de la Socapa.

Era ésta, la toma de Manzanillo, una misión aún más arriesgada. Veámosla en las palabras del biógrafo de Calixto García:

“De lo difícil que consideraron los mambises la misión encomendada a la columna de Maceo, da testimonio fidedigno el hecho de que, al prepararse para la función guerrera, en las afueras de Manzanillo, los oficiales se despedían de sus amigos, convencidos de que en las calles de la ciudad atacada hallarían tumba gloriosa. Cuando el teniente coronel del estado mayor Nazario Silva, airoso mosquetero de veinte años, cruza frente al General Maceo, en los momentos que preceden al asalto, oye del héroe estas palabras: “Teniente Coronel, en la plaza de Manzanillo están sus galones de Coronel”. Allí fue a buscarlos el joven mambí y de allí, atravesado por las balas, le sacaron sus compañeros consternados, para depositarlo en la entraña hospitalaria de las serranías orientales donde, poco tiempo después, abrazado a su diploma de Coronel, rendía a Cuba el homenaje votivo de su vida procer”.

Sufren también los cubanos otras bajas: los comandantes Blas Almirall y Juan Vega, de la División Cuba, y el Capitán Bernardo Milanés de las fuerzas de Bayamo. Pero no se amilanan los insurrectos. De inmediato atacan a Boquerón, Palmas Altas y Bueycito. Volverán los cubanos a ser derrotados por un hombre, nacido en la isla, pero al servicio de España, el Capitán Francisco Dellundé, que al mando de un destacamento de voluntarios rechaza en Santa Rita el ataque de las fuerzas cubanas. Mueren en el feroz combate el Coronel Urquiola, el teniente coronel Ladislado Saladrigas y muchos más.

Así, con acciones heroicas como ésta, va terminando aquel año. Se trazan, ahora, los planes definitivos para la invasión de Occidente. Pero continúan los enfrentamientos en la región oriental.

El coronel español Federico Esponda al frente de una brigada atendía la jurisdicción de Holguín con 670 hombres y algunas guerrillas. El 9 de enero, pasado el río Melones, se encuentra con las fuerzas de Calixto García, jefe del departamento Oriental y el militar español sufre una aplastante derrota. En Corralito se produjo un combate retirándose Calixto García a Los Melones donde reforzó la avanzada utilizando las fuerzas de Mármol y de Leyte Vidal.

En Melones, a unos 25 kilómetros de Holguín, las fuerzas del Mayor General Calixto García, se enfrentaron el 9 de enero del 74 a los regimientos España, Habana y Matanzas, que formaban la columna comandada por el Coronel Federico Esponda que había salido del caserío fortificado de Jurunún, Calixto, esperando a las tropas españolas, desplegó la caballería a las órdenes del Brigadier Belisario Grave de Peralta a ambos flancos de la vereda por donde debía pasar, colocando al centro la infantería bajo el mando del Brigadier Antonio Maceo, reforzada con hombre del Coronel Francisco Varona, del Regimiento Tunas. Se inició la batalla que se prolongó por más de 8 horas sufriendo Esponda más de 200 bajas teniendo que retirarse al punto de partida.

Aquella acción de Los Melones facilitó a los insurrectos atravesar la Trocha, mientras el español Esponda se retiraba a Holguín (enero 1874). Era Jovellar Capitán General de la isla, y Cisneros, presidente de la República en Armas.

La invasión de Las Villas debía ser realizada simultáneamente por el General Máximo Gómez, por el sur vía Sancti Spiritus, y por Calixto García desde el Norte, a través de Remedios. En definitiva se acordó que Gómez estuviese al frente de la invasión, con fuerzas de los dos departamentos, lo que mereció la aprobación de todos, excepto del General Vicente García.

Para el 30 de enero, Calixto había hecho entrega de los 400 hombres que le habían pedido para la columna expedicionaria. Estos hombres fueron tomados de las divisiones de Cuba y Holguín comandadas por Antonio Maceo.

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