Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

21 de noviembre de 2023

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Destitución de Céspedes 

(iX de XI)

Otro historiador afirma que: “En Bijagual fueron, en realidad los jefes militares y no la Cámara, los que consumaron la deposición infortunada; fueron ellos los que, sin causa justificada, como afirma Gómez, removieron al primer mandatario y esa semilla, odiosa y odiada, echada a boleo en Bijagual, prendió de tal manera en las surcos de la conciencia cubana”.

FÉLIX FIGUEREDO: 

IMPLACABLE PERSEGUIDOR DE CÉSPEDES

El 28 de octubre se le ha notificado a Céspedes su deposición. Apenas transcurren 24 horas, y ya Félix Figueredo – “de quien dice que no es peor un bandido calabrés” comienza su abusivo hostigamiento al Padre de la Patria.

El Secretario de Guerra, interino, le extiende, al día siguiente, el 29 de octubre de 1873 una comunicación en la que pedía “al gobierno que recojan los números (soldados) que se encuentran en la residencia del ciudadano Carlos Manuel de Céspedes para incorporarlos al Ejército en Operaciones, trasladándose (Céspedes) a la residencia del gobierno”.

Una “vejaminosa indicación atentatoria a su dignidad. Imposible que Céspedes, que acababa de recibir la más dura censuró  a su Administración y a su persona fuese a resignarse a ser un cordero,  uno más, detras de la comitiva del gobierno. Estas vejaciones fueron concebidas por Félix Figueredo poniendo en práctica y retorciendo del modo más caprichoso leyes y órdenes”. (Gerardo Castellanos G.. página 155. Obra citada.)

Cuando llega a su pobre rancho junto con el Marqués, la Cámara y el Secretario Maceo Osorio, narra así el día 30 su indignada reacción a lo que se le ha planteado:

“Creo que el Ejecutivo trata de coartar mi libertad, no sólo negándome mi pasaporte, sino obligándome a estar en el lugar de su residencia. Tuve sobre esto serias explicaciones con Félix y le dije que no sufriría esa opresión…”.

Querían convertirlo en un prisionero a las 48 horas de haberlo depuesto del más alto cargo de la República en Armas. “Grato es llevar a los vencidos detrás de su carro de vencedor”, escribe en su Diario el lunes 3 de noviembre. Ha llegado correspondencia para él y no se la entregan. “Esas pequeñas miserias” no le causan “indignación, mortificación, ira o rencor, sino asco, ¡Pobre Cuba!”.

Veinticuatro horas después el Dr. Félix Figueredo le está solicitando el 30 de octubre que entregue el inventario de “documentos y enseres pertenecientes al estado que se hallan en su poder” y que esa entrega se haga “mañana 31 en Consejo de Gabinete y en el local de la presidencia” (Gerardo Castellanos “En Busca de San Lorenzo”). El ya ex-presidente entrega lo solicitado pero, de inmediato le piden nuevos documentos: “la colección de El Cubano Libre; las últimas correspondencias del agente Mr. Davis y las de Ciros individuos que por medio de ella sirven la causa de la Revolución” Esta solicitud firmada por Federico Betancourt la responde el Padre de la Patria diciendo: “La colección de El Cubano Libre fe de mí se solicita, es de mi propiedad particular; este periódico se repartía gratis, yo, como otros ciudadanos, fui coleccionando los números que me pertenecieron para conservarlos como un recuerdo de nuestras glorias históricas”.

Siguen las peticiones. 

El primero de noviembre se le ordena que “mientras se decide  de las entidades pendientes con relación a usted deberá permanecer en el campamento del gobierno”. A esta arbitraria orden responde con dignidad Carlos Manuel de Céspedes:

“Creo que esa orden coarta mis derechos de ciudadano libre, obligándome a trasladarme y a viajar sin que lo reclame mis intereses, lo pida mi voluntad, ni lo exijan mis deberes”.

Y para fundamentar su criterio le pide a su inquisidor, al Dr. Félix Figueredo, que se remita a “la ley dada por la Cámara de Representantes en Palo Quemado, el 25 de diciembre de 1869, que no ha sido derogada, y que dice… que todo ciudadano está en pleno goce de sus derechos mientras que por decreto judicial, ajustados a las leyes, no se le prive de alguno”.

Siguen cuatro, cinco, siete comunicaciones más. El 17 de diciembre le piden, entre otros asuntos, que “manifieste la Comisión que llevó el Diputado Antonio Zambrana al exterior…; y el carácter con que nos ha representado en el exterior el General Manuel Quesada antes de ser nombrado agente confidencial”. “La fecha en que se le expidieron los grados de teniente coronel y coronel al Comandante Melchor Agüero… la fecha de la concesión del grado de teniente coronel a Rafael Milanés, así como las fechas en que se le concedió el de brigadier a José de Jesús Pérez y Rafael Quesada, y de coronel a Cruz, Guevara, Maceo, Pineda y Moncada, y los de brigadier a los coroneles Manuel Calvar y Francisco Vega” y así la de otros militares (a Arcadio Leyte Vidal, Enrique Reeve, Belisario Grave de Peralta, José M. Barreto y otros). Piden más. Quieren saber si “Al expedirle pasaporte para el extranjero al General Garrido le encomendó alguna comisión y si es así, el tiempo que tardará para volverá Cuba”.

El 26 de diciembre de 1873 le comunica Félix Figueredo al Hombre de la Demajagua “que este gobierno no está conforme con la respuesta evasiva que ha dado a las últimas reclamaciones que se le hicieron”; a lo que, con toda dignidad, éste responde a su verdugo: “No he dado ninguna respuesta evasiva, ni tenía motivos para darla, ni soy capaz de darla. En mi concepto he contestado categóricamente a las distintas comunicaciones ese Centro en todo lo que podía y debía contestar”. No tuvo respuesta.

Temas similares…

La Invasión de Europa (Final)

La Invasión de Europa (Final)

Por José María Llanos Valle (1944) Continuación de la información que LIBRE recoge sobre la invasión de Europa al...

0 comentarios

Enviar un comentario