Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Libre Online

10 de enero de 2023

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Esta obra aporta datos concretos sobre actos, algunos censurables; los más, admirables, de los hombres que participaron en aquella gloriosa gesta.

Reuniones conspirativas

(V de VI)

SE INCORPORA JOSÉ DE JESÚS PÉREZ

Se hizo evidente que era necesario incorporar a más hombres aguerridos con preparación militar y don de mando.

Para avanzar hacia el sur, hacia la extensa zona cafetalera del Cobre, Luis Marcano, el segundo jefe militar de las fuerzas insurrectas, ha pensado en quien reúne estas condiciones: Es José de Jesús Pérez de la Guardia, cubano, el hombre de campo que se desempeñaba como capitán pedáneo de Guaninao.

Así lo describe el Coronel Enrique Collazo, que luchó junto a él:

«El General José de Jesús Pérez era hombre de buena estatura, recio, ancho de hombros y se decía que con sus nervudos brazos levantaba hasta el lomo del mulo un tercio de majagua que pesaba más de 100 libras; llevaba el pelo a rape; completamente afeitado, dejaba ver facciones correctas, aunque duras. Su boca, que tenía un deje burlón y su mirada viva y fuerte hacían un conjunto agradable que denotaba firmeza de carácter».

«Vestía pantalón y chamarreta de rusia, un ancho sombrero de yarey y por calzado unas cutaras de majagua; del cinto llevaba pendiente un machete cuya hoja era doble de las comunes».  

Comisiona para lograr la incorporación de esta férrea figura a Donato Mármol. Se entrevistan.

Sobrepesa Jesús Pérez el compromiso contraído con sus patronos, y el que tiene, más sagrado, con su patria. No vacila. Se une, con su Brigada de Cambute, a las fuerzas de Donato Mármol.

Continúa Collazo su descripción:

«Cuando empezó la Revolución, hacía muchos años que era José de Jesús Pérez Teniente de Partido, terror de la gente de mala vida; en cambio en él depositaban su confianza el Gobierno y los hacendados de Brazo de Cauto; era por lo general bien querido a pesar de ser temido. El Gobierno español al estallar la guerra, le ofreció los recursos necesarios para armar la gente que quisiera; aceptó el ofrecimiento y armó 70 hombres con los cuales se presentó a Donato Mármol, quien le dio el mando de la localidad. Esa fuerza fue base de la Brigada de ‘Cambute’ ».

Antonio Pirala, el historiador español, admite que la decisión de José de Jesús Pérez fue un duro golpe para los intereses de los hacendados que temerosos de no poder contar con los esclavos de sus fincas, ni con el producto de sus cosechas, corrieron a refugiarse a Santiago de Cuba. La incorporación de aquel esforzado capitán pedáneo le representó a los insurrectos el acceso a unas 200 fincas de caña, café y otros productos; además de cientos de caballos y algunas armas que eran propiedad de los dueños de las fincas. Pero más importante, sigue diciendo el historiador Pirala, fue el hecho de que muchos de los esclavos de esas fincas se incorporaron a las filas del ejército libertador.

Acepta Pérez pasar al campo insurrecto en el Ramón con Juan Cintras y los 70 hombres de la partida incluso armas y municiones. Con esta defección se enseñorearon los insurrectos de todas las fincas de caña, cacao, café y otros menores que poblaban la Maestra y contaban con algunos miles de habitantes útiles para la guerra, centenares de caballos escogidos y en cada finca había dos o más escopetas y rifles. Afirma el «pre-opinante» que «la defección de Jesús Pérez al que Marcano nombró Coronel, se difundió con rapidez por toda la extensa rica jurisdicción, consternó a los hacendados, comerciantes y autoridades y corrieron los primeros a refugiarse a Cuba, con la convicción de no poder contar con los esclavos de su finca ni menos con el producto de sus cosechas». 

José de Jesús Pérez, a quien Marcano dio el grado de coronel, al formar con sus hombres la brigada de «Cambute», ingresa en la «División Cuba» bajo las órdenes de Mármol. Desde ese momento, se convierte en uno de los jefes insurrectos más aguerridos en la zona del Cobre, que conocía muy bien (Fuente: Antonio Pirala «Anales de la Guerra de Cuba», Madrid).

Incorporado Jesús Pérez a las fuerzas libertadoras de Donato Mármol, la situación en el Cobre cambió radicalmente: la revolución iniciada en la Demajagua se extendió a otra jurisdicción del Departamento Oriental, la jurisdicción de Cuba y una amplia representación de la juventud de Santiago de Cuba se incorporó a la lucha.

Los insurrectos de Jiguaní y Cuba, bajo el mando directo de Mármol, extienden el alzamiento al área cafetalera del Cobre en uno de los caminos que unían a Santiago con Bayamo y Palma Suriano. Ya, para entonces, Máximo Gómez era el Jefe de Estado Mayor de Mármol. Este avanzó desde Palma Soriano hacia el norte estableciendo su campamento en Sabanilla entre Jiguaní y Guantánamo, la región a la que Mármol quería llevar la insurrección.

Se enfrentaba Gómez a las poderosas fuerzas españolas al frente de las cuales se encontraba el Conde de Valmaseda que había decretado una guerra a muerte alentado por el jefe de su estado mayor el entonces Comandante Valeriano Weyler.

Los hacendados, antes protegidos por Jesús Pérez, abandonaron sus fincas refugiándose en Santiago de Cuba. Alcanzaba el antiguo capitán pedáneo el grado de coronel, convirtiéndose en el jefe de insurrectos más influyente en la zona del Cobre. A los pocos días era Quintín Banderas quien, como simple soldado, se incorporaba a las filas que comandaba Jesús Pérez.

El 18 de octubre expide Céspedes su Segunda Proclama a los habitantes de Barrancas:

«Volved a vuestras casas. Bendecid el nombre de Cuba libre, servid con todas vuestras fuerzas a sus defensores… si alguno os indujera a tomar las armas contra vuestros hermanos, los hijos de Cuba, apartaos con horror de su lado».

La Proclama se extiende en largos párrafos y es firmada por «El Capitán General del Gobierno Libertador, Carlos Manuel de Céspedes».

No es solo el integrista Zaragoza quien hace mención de esta Proclama a los habitantes de Barrancas. También lo hace otro historiador español que, en aquellos años residía en la isla y que se referiría a «La triste historia de una rebelión tan insensata como injustificada» y que «Sin razón ni aún aparente se ha cometido en Cuba un gran crimen contra la Madre Patria». Este autor -que en sus páginas distorsiona gran número de los hechos por él narrados- «cree conveniente hacer una manifestación: escribimos bajo el punto de vista español». Dice este poco confiable historiador que en la Proclama Céspedes «citaba a todos los cubanos a apartarse con horror de los españoles, a quienes se debía hostigar por todas partes con las armas y el hambre, privándoles de todo».

El 20 de octubre se ha rendido Bayamo a los cubanos. El 21 se encuentra Mármol en Jiguaní donde -tras el desaire hecho por el Dr. Félix Figueredo a Máximo Gómez- se incorpora Gómez a las fuerzas de Donato y pronto, por la acción de Pino de Baire, ganará sus primeros ascensos. El 28 será Jesús Pérez quien luego de su entrevista con Mármol en Jiguaní recibirá sus galones de Brigadier a los que hará honor en Ventas de Casanova el 8 de noviembre y en los frecuentes encuentros con las tropas del Coronel Quirós a quien Mármol y su División Cuba obligan a retirarse a Santiago de Cuba.

Para el integrista Zaragoza el responsable de la caída de Bayamo era el teniente gobernador Julián Udaeta «que muy poca previsión demostró en los ocho días que mediaron entre el levantamiento de la Demajagua a la entrada de los insurrectos en la capital de su jurisdicción». Lo culpa de no haber preparado una , defensa formal ni impedir que entraran «al poblado, desafectos ni que éstos hicieran preparativos para recibir a sus correligionarios». Udaeta, informa Zaragoza, fue embarcado para la península a mediados de 1869.

En la parte occidental de la isla la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico daba a conocer una Proclama:

«Queremos ser libres e independientes, queremos gobernamos por nosotros mismos, queremos elegir a nuestros legisladores, a nuestros gobernantes y a nuestros jueces… queremos separar nuestro destino del de España como están separados los intereses, la política y la situación geográfica de ambos países». Fuente: J. Zaragoza.

(Continuará la semana próxima)

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