Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

26 de septiembre de 2023

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Esta obra aporta datos concretos sobre actos, algunos censurables; los más, admirables, de los hombres que participaron en aquella gloriosa gesta.

Destitución de Céspedes 

(I de XI)

NUEVOS COMBATES Y ENFRENTAMIENTOS 

POLÍTICOS. PALO SECO. 

EL NARANJO. EL PURIAL. 

JIMAGUAYÚ

Alentados los insurrectos por el aumento de incorporados y más armamentos, se produjeron, en marzo de 1873, nuevos combates. Fuerzas cubanas atacaron el 6 de aquel mes los poblados de Sevilla Arriba, Aguacate y Alegría en Bicana.

Céspedes llegó al campamento de Cambute el día 12 y reunió el 14 en El Corojo a los hombres de Emilio Nogueras que lo aguardaban. El cinco de abril el gobierno cubano, reunidas las fuerzas de Holguín, Jiguaní y algunas de Guantánamo, y dos compañías de Cambute, emprendió la marcha. El seis estaba en Colorado. El 8 en el Guayabal, a tres leguas de Holguín. El 9 inician su recorrido sin que muchos conocieran el destino final. El mismo día habían llegado al poblado de Auras (Gibara). El gobierno cubano llegó el 12 a la Bermeja, adelantándose Modesto Díaz a recibirlo.

El General Gómez “enfermo de un pie y de fuertes calenturas” no puede marchar para unirse al gobierno. Lo hará luego en unión de García. Seguirá aquejado hasta principios de mayo precisamente cuando muere Ignacio Agramonte.

Coinciden Gómez y Calixto García en Naranjo el 19 de mayo (1873) para continuar hacia Las Coloradas y Curabo donde el 25 se reúnen con el gobierno y las fuerzas de Bayamo. Estará allí, junto a ellos, el Gral. Modesto Díaz quien ya, por haber renunciado, no tiene tropas a su mando; su lugar lo ocupa su segundo, el brigadier Javier Céspedes.

CAMBIOS EN LA PENÍNSULA REPERCUTEN EN LA ISLA

Días antes del inicio de la Guerra de los Diez Años se habían producido cambios radicales en las estructuras políticas de la nación española. Isabel II, que había reinado desde 1843 bajo un gobierno presidido en los últimos años por el general Leopoldo O’Donnell, antiguo gobernador de la isla, fue destronada en septiembre de 1868 por un incruento golpe militar encabezado por el General Prim.

Reemplazada su dinastía por la muy breve de Amadeo, Duque de Acosta, al abdicar éste (1873), la monarquía se convirtió en una República que despertó alguna esperanza en la mente de muchos cubanos. Cuatro débiles presidencias se alternaron en la efímera vida (sólo duró once meses) de la República: Estanislao Figueras, que formó un gobierno de coalición, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar quien representaba, dentro del republicanismo español, las ideas moderadas. El poder lo tenía el general Manuel Pavía que había ocupado militarmente Madrid en el golpe de estado que disolvió las Cortes el 3 de enero de 1874.

Cuando años atrás triunfó la revolución de Prim, cambios similares se produjeron en la gobernación de la isla. El General Francisco Lersundi, identificado plenamente con los voluntarios y los más recalcitrantes sectores integristas, es sustituido por el General Domingo Dulce quien ofrece, ya demasiado tarde, una amplia amnistía no aceptada por los cubanos alzados en armas, pero que enardeció, aún más, a los voluntarios e integristas.

Los sucesos del Teatro Villanueva, provocados por los voluntarios que exigían una mayor represión por parte del Capitán General Dulce fueron uno de los factores que llevaron a la forzada renuncia de éste. Los peninsulares extremistas, respaldados por los que se enriquecían con la trata de esclavos, eran los que con más furor demandaban la destitución del Gobernador. El General Genovés Espinar le envió una carta al Ministro de Ultramar expresando las más severas críticas contra Dulce. La presión aumentaba por días en las calles de La Habana. El 25 de abril sus opositores se dirigieron a la Capitanía General, en la Plaza de Armas, la residencia de Dulce, y al frente de aquella multitud aparecían los Generales Genovés Espinar, Clavijo y Vernet, que le plantearon sus grandes preocupaciones pidiéndole que dimitiera a su cargo. Este envió su renuncia a Prim y le fue aceptada. Tres días después Dulce salía hacia Cádiz a bordo del “Guipuzcoa”.

Forzada la renuncia de Dulce éste es reemplazado por Antonio Caballero de Rodas, a quien reemplaza el Conde Valmaseda que es sustituido por Joaquín Jovellar y éste, por Cándido Pieltaín.

VALMASEDA. CAPITÁN GENERAL

El Conde de Valmaseda se hacía cargo del mando superior de la isla al comenzar el año 1871 cuando el nuevo rey Amadeo juraba en Madrid la Constitución. Durante enero y febrero recorría Valmaseda, en plan de festejos, distintas poblaciones de la provincia central.

En abril de 1872 Francisco Ceballos ocupó, interinamente, la Capitanía General de la Isla (Edo, página 599).

Francisco de Ceballos, Gobernador Interino de Cuba, había sido, también, Gobernador de la ciudad de Cienfuegos y era Gobernador Interino de la isla en enero de 1873 y, sustituido temporalmente, a Valmaseda.

En abril de 1873 llega, como gobernador de la isla Cándido Pieltaín. Durará muy poco. Es sustituido en noviembre de aquel año (1873) por el General Jovellar, cuya designación coincide con la visita a La Habana del Ministro de Ultramar del gobierno de la República, Santiago Soler y Plá (Edo, página 641).

No había sido bien recibido el gobernador Pieltaín.

No verán pasivamente los voluntarios y los elementos más integristas la política liberal y moderadora del nuevo Capitán General. «Los jefes de voluntarios inmediatamente acordaron deponer a quien se negaba a ser su instrumento, y, al efecto, fraguaron una conspiración para privar a Pieltaín del mando y reemplazarlo con los generales Portillo y Chincilla mediante una sublevación que iniciaría Portillo con dos batallones de voluntarios y, triunfante la cual, el Capitán General sería enviado a España a bordo del vapor que saldría el 15 de abosto. Pieltaín, sin embargo, al ser advertido del complot, destinó a Portillo Cienfuegos, envió los dos batallones a Santiago de Cuba y desbarató la conjuración sin dejarse imponer por las protestas de los jefes de voluntarios».

Llega Pieltaín, uno de los más desconocidos gobernadores españoles, a la Capitanía General en los días en que Carlos Manuel de Céspedes se siente asediado por los diputados cubanos. Y conoce “por correo de Raquín que… el Marqués (Salvador Cisñeros Betancourt) tiene formada una conspiración con Villegas para deponerme y entrar él en mi puesto…” (Diario de Carlos Manuel de Céspedes, jueves 11 de septiembre de 1873). Una semana después menciona la visita que el 8 de junio hizo el Ministro Español en los Estados Unidos a su esposa Ana en nombre del Capitán General Pieltaín. Conoce el Padre de la Patria el domingo 21 de septiembre que “Castelar es Presidente del Ejecutivo en España. ¿Cuántos van ya?”.

CAMBIOS EN CUBA DE LOS MANDOS MILITARES

 ESPAÑOLES

El capitán general Cándido Pieltaín asume el mando en el mes de mayo (1873) y nombra al general Juan Burriel (aquel que dentro de cinco meses consentirá los fusilamientos de los expedicionarios del Virginius) comandante general del Departamento Oriental. Descansará en los jefes de las brigadas de operaciones militares que se han enfrentado a las fuerzas insurrectas: los brigadieres Sabás Marín, que pronto estará envuelto en proposiciones de paz, una y otra vez denunciadas; Ramón Merduiña y Adolfo Morales de los Ríos. Contará también con el coronel Alejandro Rodríguez Arias.

Estará en los mandos españoles el coronel Angel Gómez Diéguez que combatirá en septiembre con las tropas de Calixto García junto al río Santa María, en sangrienta batalla en la que Gómez Diéguez pierde la vida.

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