Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

5 de septiembre de 2023

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Esta obra aporta datos concretos sobre actos, algunos censurables; los más, admirables, de los hombres que participaron en aquella gloriosa gesta.

Deposición de Máximo Gómez 

(III de V)

Anota el historiador Leonardo Griñán:

“Muertos Donato Mármol (1870) Pepe Cortés (1871), Policarpo Pineda, Camilo Sánchez y Nicolás Pacheco (1872) quedaron Máximo Gómez, Antonio y José Maceo. Guillermo Moncada, Paquito Borrero y Silverio del Prado. Y de la Brigada de Cambute, José de Jesús Pérez. Flor Crombet, Quintín Bandera y Juan Cintra. ¡Qué hombres!… con ellos se cubrirá de gloria Calixto García en Oriente”.

Y con ellos tendrá que contar Máximo Gómez para la invasión de Las Villas y poder realizar, en Camagüey en el año 1874, las proezas de Naranjo y Las Guásimas (Leonardo Griñón. Obra citada).

Gómez se esfuerza en llevar a efecto su largo anhelo de avanzar hacia Las Villas. Lo confirma el propio Máximo Gómez:

“Salió por entonces, (noviembre 1872) con la mira de allegar recursos comisionados al extranjero, el hermano del Presidente, Coronel Pedro Céspedes, pero yo (debo ahora confesarlo) hice que lo acompañasen el Teniente Coronel Pío Rosado y mi secretario Villasaña, con la misión secreta de hablar con el General Francisco Aguilera, encargado entonces de los asuntos de Cuba en el exterior y consiguiesen hacer las cosas de modo que pudiese realizarse mi plan y que una vez arreglado me lo participase Rosado pera que, sorprendiendo así al presidente, no tuviera más recurso míe aceptar y dejarme llevar a efecto el movimiento”.

¿En qué consistía el plan de Máximo Gómez? Consideraba Gómez que “un millón de combatientes en Oriente, no bastarán para volver a la Revolución sus días de esplendor y se hace preciso que invadamos Las Villas”: así lo explicaba el gran dominicano al Presidente Céspedes en los días de julio de 1871 cuando el gobierno y la Cámara de Representantes habían pasado de Camagüey a Oriente y Gómez y Céspedes mantenían frecuentes y extensas conferencias. Con sus hombres de confianza -el Teniente Coronel Pío Rosado, el Diputado Manuel de Jesús Peña, su Secretario José Villasana, y el Coronel José Payán había estudiado un plan de invasión que consistía en alistar 500 hombres y conducirlos a un lugar de la costa sur donde esperarían a que “el gobierno hiciese llegar un vapor con algunas municiones en el cual me embarcaría para verificar el desembarque en cualquier punto de las costas villaclareñas. Sorprendería así al enemigo que estaba desprevenido mientras que otro general, al frente de una columna, forzaría el paso de la línea”.

El plan no le fue aceptado al entusiasta Gómez por el Presidente Céspedes.

En las últimas semanas José de Jesús Pérez muestra interés creciente en servir en las fuerzas del Gral. Calixto García. Sobre ello, conversa con él Céspedes quien anota en su diario: “Llegó Jesús Pérez, conferenciamos sobre los planes y proyectos de Calixto García” (noviembre 6). El día 11 se reúnen en Caguayo, Céspedes, Pérez y otros; Calixto está cerca, en Piloto. Los últimos días de noviembre ha permanecido Calixto junto a Céspedes y Jesús Pérez. El lunes 2 de diciembre anota Céspedes en su Diario: “Salieron Calixto García y otros jefes”, quienes regresan el viernes 6.

El 18 de diciembre “el gobierno, con una pequeña escolta se separa de la columna” con la que Calixto García va a atacar Holguín.

Calixto García insiste en que parte de las tropas de la costa sur abandone el área. Objeta José de Jesús tales planes.

En carta al presidente fechada en Lejial el 10 de enero (1873) expresaba el brigadier Pérez, con gran respeto hacia el mayor general Calixto García, que a su juicio “es inconveniente lo que pretendía el mayor general García de abandonar esta parte de la costa creyendo que sólo bastaba un aviso instantáneo, caso de arribar por ella alguna expedición”.

Sabe el experimentado brigadier las dificultades que la abrupta irregularidad del terreno y la necesidad de evitar -para esos menesteres- ser detectados por las tropas enemigas impiden movilizar, instantáneamente, el material de una expedición. Lo expone con el debido respeto hacia su superior jerárquico:

“Soy incapaz de inculpar al digno general García, pero es un error creer que nosotros podemos mover instantáneamente un núcleo de fuerza como el que se necesita para esta clase de trabajo”.

Las diferencias fueron amablemente superadas.

EL BRIGADIER PÉREZ 

COMBATE A LAS ÓRDENES DEL GENERAL GARCÍA

En el mes de enero (1873) el Brigadier Pérez le escribe al mayor general Calixto García manifestándole su deseo de acompañarlo “en las nuevas operaciones que emprende” (Carta de J. Jesús Pérez a C. M. de Céspedes de enero 14, 1873). Calixto acepta complacido la petición de José de Jesús.

A las órdenes del General García combatirá el Brigadier Pérez.

Varios hechos de armas en 1873 cimentaban el prestigio militar de Calixto García como jefe superior de Oriente, mientras José de Jesús sigue combatiendo con bríos cumpliendo militarmente con sus superiores -Calixto y Calvar- y siempre leal al presidente de la República en Armas. El propio Céspedes, en carta a su esposa Ana, se refiere a una de las acciones del esforzado combatiente:

“El Brig. Pérez en días atrás fue atacado por los españoles en Tempú: les dejó el campamento. y se emboscó alrededor. Cuando los enemigos se amontonaron descuidados en el claro, les rompió el fuego con unos 60 hombres. Así narra el hecho el corresponsal refiriéndose a un coronel español: “una columna de estos 500 hombres fue atacada por una de cubanos de triple número (advierto a Vd. q. habla el coronel y q. pr. supuesto, cuando sufren pérdida, siempre dicen q. era mayor el número de enemigos) y tuvieron los españoles entre muertos y heridos 157 entre oficiales y tropas: palabras textuales del coronel.»

DIARIOS DE CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES

Mantiene Céspedes un diario que lleva desde el 24 de julio de 1872 a enero de 1873. Le ha obsequiado el cuaderno en que lo lleva, su amigo Jesús Pérez:

«Miércoles 24 de julio de 1872. Este cuadernito me lo facilitó  (Jesús) Pérez…».

Es José de Jesús la primera persona mencionada en su Diario por el Padre de la Patria, cuyo nombre vuelve a mencionar en la anotación del día siguiente, jueves 25: «Nos emboscamos para ganar tiempo, y cerca de las cinco y media de la tarde salieron los brigadieres Manuel Calvar y Jesús Pérez con las tropas que van a atacar el caserío de Baire Abajo”.

Tan estrecha es la vinculación del Padre de la Patria con el antiguo capitán pedáneo que al otro día, viernes 26 escribe en su Diario: «Seguimos con Jesús Pérez y su brigada».

Ese día se oyen los cañonazos conque los españoles celebraban las festividades del 26 de julio en Santiago de Cuba. Sigue al lado su amigo. “Fue para las seis y media de la tarde que salieron los brigadieres (Manuel) Calvar y (Jesús) Pérez con las tropas que van a atacar el caserío de Baire Abajo”. El 26 se efectuó el ataque. Calvar con las fuerzas de Holguín se separa en la Canoa. “Seguimos (Jesús) Pérez y su brigada. El 29 se cumplía un año del desembarco de Melchor Agüero”; es decir, apunta con bastante amargura Céspedes, “un año, en que no recibíamos ni una libra de pólvora, ni un fusil, ni un hombre”.

Días antes, el 19 de julio, desde su campamento Colorado. Céspedes le ha solicitado al Brigadier Pérez “dejar expedito el viaje del ciudadano Antonio Suárez del Villar, cualesquiera que sean las órdenes que usted tenga; pues ha sido debidamente despachado por este gobierno”. La petición era en respuesta a la solicitud formulada por el General cienfueguero Juan Jerónimo Díaz de Villegas.

De junio a agosto (1872) Céspedes ha movido -por motivos de seguridad- su campamento. El 11 de junio está en La Zanja, el 16 en Barajagua, el 19 en La Caña, el 21 en Los Pasos, siempre en contacto con José de Jesús Pérez; el 29 se encuentra en Rehondon de Baguano. Los primeros 29 días de julio permanecerá en el campamento de Colorado, de donde pasa al de Júcaro y, luego a Palmarito. En agosto mantiene esta movilidad que impide a las fuerzas españolas sorprender al presidente de la República en Armas. En Palmarito estará hasta el día 12. De allí a Seiba y a Ranchito.

Mantendrá esta necesaria movilidad hasta que, depuesto en Bijabual, lo condenan a permanecer inmóvil y sin escolta en San Lorenzo. En próximas páginas nos referiremos a esta triste etapa de nuestra historia y las ruines razones que la motivaron.

Volvamos a julio y agosto del 72.

Salen Céspedes y el brigadier amigo pasando por su finca Ramón, donde en 1869 habían mantenido trincheras con artillería y muchos soldados, “cuyo abandono censura Jesús Pérez que recordaba que en su día el gobierno en armas la había considerado de gran valor estratégico”. Desde siempre el modesto brigadier trata de proteger a su admirado Céspedes: “La gente de Jesús Pérez me ha construido un buen rancho”.

(Continuará la semana próxima)

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