Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

5 de julio de 2023

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Valmaseda, Capitán general. Sobornos. Exterminio. (IV de X)

El general Palanca, jefe de la jurisdicción de Cuba, ordena al regimiento de la Corona mantenerse en El Cobre como base de operaciones para enfrentarse al batallón de Jesús Pérez, mientras envía a Sagua de Tánamo parte del batallón León para evitar nuevas incursiones desde el norte de Guantánamo; mueve, también, hacia allá al batallón de cazadores de San Quintín.

La acometividad del brigadier Pérez en el área de El Cobre le impidió -era este el objetivo de Gómez- al fogueado regimiento español de la Corona y al batallón San Quintín entorpecer el avance hacia Guantánamo de las fuerzas insurrectas.

Esta tenaz oposición del brigadier cubano forzó al propio Martínez Campos a moverse hacia el sur hasta El Cobre a enfrentarse a José de Jesús y a su entonces subordinado Matías Vega. El primer encuentro se produce el 30 de septiembre, el segundo el primero de octubre en Brazo Malo, el tercero en Pinchito el día 2 y vuelven a chocar ambas fuerzas el 3 de octubre en Alto de la Estrella, en la jurisdicción de El Cobre.

El 10 de octubre recibe Máximo Gómez, en Montoru, a Calixto García. El 15 el gobierno llega al Pilón y marcha Gómez a conferenciar con él. En esa fecha le da a Maceo nombramiento de Coronel en Jefe de Operaciones de Guantánamo y le ofrece al gobierno su plan de invasión a occidente; «poco se discute y al fin se rechaza y elige otro, en que yo no tomo parte, pero se me da el nombramiento de Jefe del Ejército invasor» .

Gómez ha desarrollado una hábil y eficiente estrategia en su avance hacia Guantánamo. Mientras él se bate allí, Calixto García lo hace en Cuba y Jiguaní; José de Jesús Pérez le impide el avance por El Cobre a los refuerzos que Martínez Campos necesitaba, y Antonio Maceo hostiga desde su campamento, con las fuerzas de Flor Crombet y Teodoro Laffite, a las tropas del mariscal de campo español. Maceo se acercaba a la ciudad de Guantánamo pero al ver reforzadas sus defensas se movió en dirección a Baracoa.

Se han batido en Pinalito las fuerzas del Brigadier Jesús Pérez y las comandadas por el Brigadier Arsenio Martínez Campos:

«El 2 de octubre de 1871, fuerzas de la División Cuba, bajo el mando del Coronel José de Jesús Pérez, combatieron contra una columna dirigida por el Brigadier Martínez Campos en Pinalitos, en la zona de El Cobre».

¡Todo un futuro mariscal de campo combatiendo a un brigadier!

Se produce una fricción entre el Gral. Calixto García y el Brigadier José de Jesús Pérez al ignorar aquel una comunicación de éste sobre una extrema acción tomada por García contra un soldado (Juan de la Rosa) de las fuerzas de José de Jesús. Ante el reiterado silencio de Calixto García se dirige el Brigadier Pérez a Máximo Gómez solicitando una investigación

Para entonces José Lacret ha regresado clandestinamente al suelo patrio parcialmente recuperado de su herida. En Kingston había sido atendido por familiares cercanos. Permanece primero en el campamento Santa Ana de Lleo junto a Cisneros y a Ramón Céspedes Fomaris pasando luego al hospital de guerra enclavado en la Subprefectura de Piedra Blanca.

Ya se siente recuperado el joven oficial y, nuevamente pasa a integrar las fuerzas bajo el mando de quien, más que su superior, es su amigo, el Brigadier José de Jesús Pérez quien, conociendo su limitación física lo nombra capitán prefecto de Guaninao donde está enclavado San Lorenzo. Pronto compartirán, allí, comunes preocupaciones.

En agosto, Guillermo Moncada, Jesús Pérez, Antonio Maceo y Silvario del Prado batallan en Mayarí, pasan a la zona de los cafetales, la Indiana, Guaci, Montoru y siguen para unirse al gobierno en Pilón y, luego, en Miranda. «Doy a Maceo nombramiento de Coronel, Jefe de Operaciones de Guantánamo», anota Gómez en su Diario de Campaña.

Regresa el Coronel Prado de su operación en Sagua de Tánamo a fines de agosto, y el 30 los comandantes Laffite y Ortiz «salen en operaciones sobre los ingenios, con 160 hombres», que regresan la primera semana de septiembre «después de haber tomado un ingenio, extraído buenos efectos, y liberado la dotación”.

DENUNCIA DE CÉSPEDES. TENSIONES ENTRE LA CÁMARA Y CÉSPEDES

El 20 de enero había dirigido Carlos Manuel de Céspedes una comunicación al «Supremo Gobierno de España» denunciando los crímenes cometidos por el Coronel Acosta y Arreal quien, al mando de una columna española, asesinó a mujeres y niños que transitaban de Camagüey a Ciego de Ávila.

Valmaseda se encontraba desde los primeros días de aquel mes en La Habana. Será el 18 de febrero que parte hacia Las Villas para iniciar la que sería conocida como la «Trocha de Júcaro a Morón», intentando dividir la región Oriental de la Occidental.

Por Oriente se siguen produciendo continuos enfrentamientos. El 14 de febrero el ya capitán Flor Crombet al mando de 26 hombres se enfrenta al teniente de partido Marcelino López y su patrulla, destruyendo el fuerte del «Ermitaño», en la línea férrea del Cobre; en abril asalta un tren que trasladaba voluntarios fusilando a varios de ellos. Después incendia los cafetales al tiempo que se enfrenta a una columna enemiga.

Para entonces ya se hacían evidentes las tensiones entre Céspedes y la Cámara de Representantes. La Cámara el 16 de enero (1871) se declaró en receso después de investir al presidente de poderes extraordinarios. Las «presentaciones» eran frecuentes. Será un año después, el 29 de febrero de 1872, que reanuda la Cámara sus sesiones, pero sólo hasta el primero de mayo. Hasta el 25 de septiembre de 1873 durará este nuevo receso por las circunstancias mencionadas por el General Máximo Gómez en su Diario de Campaña cuando el 29 de abril (1872) los diputados habían solicitado protección física:

“Le hice presente al Gobierno lo inconveniente que era que con él anduvieran más de 150 hombres que, desmoralizados, comprometían la seguridad del Gobierno; cuando éste debía reducir su personal a lo indispensable, a fin de que a mí me fuera posible atender con desahogo a su subsistencia y seguridad y moverme con rapidez cuando así lo exigieran las circunstancias”.

El “Gobierno” es la “Cámara” y considera Gómez que los hombres que lo componen “no están a la altura de la revolución, y con ellos, no podrá nunca triunfar ésta, pues matan las aspiraciones del Ejército y carecen absolutamente de tacto para desenvolverse hasta en las cuestiones de poca entidad”.

Dice (¿sugiere, ordena?): “Que todos aquellos hombres útiles pasarán al Ejército a tomar las armas y que la Cámara recesara, pudiendo sus miembros retirarse a los puntos donde más les conviniera”

(Continuará la semana próxima)

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