Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

13 de junio de 2023

La Lealtad y la perfidia. El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Valmaseda, Capitán general. Sobornos. Exterminio. (I de X)

FRACASA POLÍTICA DE SOBORNO

Comienza el año con victorias militares, pero con malos augurios para la causa cubana.

El sanguinario Blas de Villate, Conde de Valmaseda, había sucedido en la capitanía general de la isla el 13 de diciembre a Antonio Caballero de Rodas. Dos semanas después, el General Juan Prim, presidente del consejo de ministros español, era asesinado en Madrid, y llegaba al trono de España el nuevo rey Amadeo de Saboya. Como nuevo ministro de ultramar es designado Adelardo López de Ayala, partidario de la política de exterminio de Valmaseda.

Presionado por el ministro López de Ayala para que, utilizando cualesquiera métodos que creyese conveniente terminase la guerra en corto tiempo, el Conde de Valmaseda intenta, empleando cuantiosos sobornos, atraerse a importantes jefes insurrectos para que entregasen las fuerzas bajo sus mandos y saliesen de Cuba.

El 11 de marzo de 1871 escribió a Guillermo Moncada ofreciéndole mil pesos si se presentaba. Antes había hecho similar ofrecimiento por 15 mil pesos a Policarpo Pineda, y a Camilo Sánchez y a José de Jesús Pérez por diecisiete mil. «El propio Capitán General también ofreció lo mismo respecto a Máximo Gómez a cambio de que se marchara fuera de la isla».

Ponte Domíguez en su “historia de la Guerra de los Diez Años. Desde la Asamblea de Guáimaro hasta la destitución de Céspedes” hace mención del rechazo de los coroneles José de Jesús Pérez y Policarpo Pineda a este vituperable sistema de soborno que quiso implantar el Conde de Valmaseda. Menciona Ponte Domínguez que Valmaseda «despachó emisarios para seducir a los coroneles José de Jesús Pérez y Policarpo Pineda, jefes subalternos de Máximo Gómez, pero ambos rechazaron con indignación y desprecio semejantes proposiciones».

Francisco Borrero fue otro de aquellos mambises que el ministro López de Ayala pretendió sobornar utilizando a Martínez Campos y a Valmaseda.

Y en marzo, concibe nuevos arreglos infames para que algún revolucionario asesinase al presidente Carlos Manuel de Céspedes y alguno de sus generales. A ese efecto comisionó a Juan Francisco Lazó proveyéndolo de los oportunos salvoconductos.

Las fuerzas de los brigadieres Calixto García y José de Jesús Pérez bajo el mando superior del General Gómez han vencido en la Loma del Gato, en Santa Rosa de Griñán, en los cafetales de Candelaria y Recurso. En La Socapa.

INVASIÓN HACIA 

GUANTÁNAMO

En ese nuevo año Gómez confía una vez más en sus dos lugartenientes.

El primero de enero emprende Máximo Gómez su marcha acampando en la Alianza donde «dividí las fuerzas para que salieran en operaciones en distintas direcciones a discreción de los respectivos jefes (José de Jesús) Pérez y (Calixto) García».

El día 3, acompañado únicamente de su estado mayor y escolta pasa Máximo Gómez a «Jumpe» manteniéndose durante más de 8 días en la zona del Aguacate. El 24 de enero marcha Gómez para Barrancas donde establece su Cuartel General. Allí prepara la «comisión para el extranjero de (J.M.) Izaguirre -que salió para la costa el 9 de marzo- en compañía de Julio Grave de Peralta». Peleará Gómez en Barrancas, y en Catunda, moviéndose con frecuencia durante el mes de abril en la amplia zona del Cauto. En la madrugada del 19 de ese mes ataca el campamento enemigo de La Vuelta donde tuvo que sufrir algunas bajas antes de retirarse a «Cauto La Vega».

Gómez, aprovecha el dominio y conocimiento que tiene Jesús Pérez sobre la costa sur, cercana a Jamaica, para enviar distintos emisarios al exterior en busca de pertrechos. Así sale también el coronel Manuel Lico Codina que pronto regresa desde Haití en junio con una expedición que, conducida por el Comandante José de J. Martínez, arribó a Aserradero en la costa sur de Oriente, con pertrechos y correspondencia, la primera semana de junio de 1871. Todo el material fue entregado por el jefe de la línea Sur, el Brigadier José de Jesús Pérez, al General Máximo Gómez que está al frente de la División Cuba. 

No comienza bien el año 71. Perucho ha caído prisionero y luego fusilado. También Ayestarán, preso y fusilado. En abril son dos diputados los que pierden la vida: Arcadio García y Miguel Jerónimo Gutiérrez. En junio muere Donato Mármol.

En julio continúa Jesús Pérez junto a Máximo Gómez:

«El 21 de julio se me incorpora el Teniente Coronel Pérez con 150 hombres; emprendo marcha ese mismo día y pernocto con «Arroyo Martín»; el 22 continúo hasta la «Perseverancia», el 23 al «Corojo», donde descanso hasta el 25».

Otra misión realiza José de Jesús en el mes de julio. El 25, acompañados del General Calixto García, llegan Aguilera y el Licenciado Ramón Céspedes Barrero al Campamento Cambute. Los dos últimos para ser trasladados a Jamaica por el confiable jefe que conoce, como pocos, la peligrosa ruta.

Encomiable, pero con muy pocas posibilidades de éxito, la misión encomendada a una de las más nobles figuras de aquella gesta. Nos lo dice Manuel Sanguily:

«Dos épocas de la vida patriótica y revolucionaria de Aguilera, son, a mi juicio, el fundamento de su gloria, por haber en ellas revelado la grandeza de su carácter y la energía de su virtud; cuando en los primeros días del alzamiento, noble y sencillamente asumió el carácter subalterno que las circunstancias le impusieron, sin que él procurase en lo más mínimo contrarrestarlas o modificarlas; y, sobre todo, cuando en la emigración se vio envuelto un torbellino de miserias, intrigas y discordias.

Durante muchos años fue su vida, en aquel medio, un cotinuado martirio en que apuró hasta las neces, el cáliz de la amargura».

A la misión encomendada al procer Aguilera nos referiremos en próximas páginas.

SE AHONDAN LAS 

DIFERENCIAS EN LA

EMIGRACIÓN

La detención y ejecución en Cuba de Juan Clemente Zenea, acusado por muchos de haber llevado proposiciones de paz autorizadas por funcionarios de la metrópoli pero que no fueron aceptadas por la autoridades españolas de la isla, agudizó, aún más, las profundas diferencias de los dos bandos.

Han renunciado los miembros de la Junta Cubana que opera en Nueva York -Aldama, Mestre y Echeverría- cuando arriba Francisco Vicente Aguilera acompañado de Ramón Céspedes investidos de amplios poderes para mediar en la agria disputa.

La desunión era ya de dominio público. Aguilera asumió las funciones de Agente encargado de organizar las expediciones a la isla pero, aunque siempre trató con respeto a Manuel de Quesada no le concedió a éste la dirección de ninguna expedición.

En la prolongada ausencia de Aguilera la Cámara de Representantes de Cuba urgía su regreso a la isla “haciéndole presente”.

Así lo aceptó, de inmediato, Céspedes en comunicación dirigida a Ramón Céspedes, Comisionado Diplomático: «es absolutamente indispensable que el mayor general Francisco Vicente Aguilera retorne inmediatamente a Cuba porque su carácter de Vicepresidente de la República así lo exige….».

Temas similares…

La Navidad en la pintura

La Navidad celebra el nacimiento de Jesús y es por tanto uno de los acontecimientos de la liturgia católica más...

0 comentarios

Enviar un comentario