Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Libre Online

23 de mayo de 2023

La Lealtad y la perfidia. 

El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Cambios en los mandos militares

(VIII de X)

Otros, muy distintos, eran los planes de los insurrectos.

Por las zonas de Tempú y “Aguacate”, cerca de Santiago, se movían las tropas de Máximo Gómez y de José de Jesús Pérez. Así describe el biógrafo del general Calixto García Iñiguez los planes de Gómez:

Un día Gómez, en su campamento, comentando la actitud de los españoles le dice a García: “Calixto hay que hacer una hombrada. La gente de Santiago va a pensar que estamos muertos. ¿Qué opinas tú del asalto y toma de la Socapa?”.

La prudencia de Calixto le contesta:

“Hombre, le echaríamos a perder el Te-Deum a Valmaseda, pero, a mí me parece una operación muy peligrosa”.

Le responde Máximo Gómez:

“Bueno, pues yo te digo que la tengo estudiada, resuelta, y mañana mismo salgo para allá con José de Jesús Pérez, el regimiento de Guaninao y la gente de Cambute”.

Así sucedieron los hechos

“Días atrás visitaba el General Máximo Gómez a su compañero de armas José de Jesús Pérez y platicando de sobremesa ambos generales refirió el Brigadier Pérez que según había anunciado Valmaseda, hacía cantar un Te Deum en Santiago de Cuba en celebración de estar pacificado el departamento Oriental. Oído lo cual contestó el General Gómez: “pues es preciso hacer ver que estamos vivos, necesitamos dar un golpe de efecto”.

“Podemos hacerlo enseguida si usted quiere”, dijo el general Pérez. “La Socapa está a la entrada de la Bahía de Santiago; tiene un fuerte con 40 hombres y está bajo los fuegos de Castillo del Morro; no habrá barco extranjero que no vea el hecho”. “En el acto fue resuelto el golpe” (Narración textual de Federico Córdova en “Flor Crombet. El Sucre Cubano”).

Dejemos a Benigno Souza   describir la acción:

“Para los que no lo saben, advertimos que la Socapa es un caserío situado en la misma bahía de Santiago, frente por frente al Morro y bajo sus fuegos, separados de éste por la entrada angostísima del fuerte, y viene a ser, como Casa Blanca de La Habana, un barrio de la ciudad de Santiago y lugar de temporada entonces para sus habitantes. Estaban, naturalmente, tan lejos de toda previsión y posible ataque por los insurgentes, que sólo comprendía en su recinto un mal cuartel, con cuarenta o cincuenta hombres de guarnición”.

Para llevar a cabo su sorpresa, partió Gómez de los Aguacates, el día 13 de diciembre, obligado a describir un semicírculo de más de 20 leguas, para contornear a Santiago y el Cobre y abordar la Socapa por el sur, marchando con una columna de 600 hombres de infantería y un mal cañón, por enmedio de cafetales fortificados, en aquella zona montañosa, donde hormigueaban las guerrillas y destacamentos.

Máximo Gómez no tuvo rival en eso de marchar engañando a su enemigo; sin embargo, el día 14 fue descubierto por la guerrilla y ésta, sin atreverse a atacarlo, dio aviso al teniente coronel Fernando Gaza; quien con una fuerte columna de artillería se pone en su persecución, pero Gómez elige, para detenerlo y separarlo de su rastro, la Loma del Gato, farallón casi inexpugnable, cruzado por los viejos senderos en zigzag de los cafetales franceses, derruidos por la guerra, por los cuales según Collazo, asistente a la operación, sólo podían marchar los hombres en fila india.

Máximo Gómez colocó él mismo, en persona, sus emboscadas y esperó. Hacía mucho frío en la mañana del 15 de diciembre y densa niebla envolvía la Loma del Gato, tan denso desfiladero, la descubierta de Gaza se tropezó de manos a boca, con la primera emboscada mambisa, mandada por los capitanes Macario Silva y Flor Crombet; sorprendida y atacada aquella se dispersa, abandonando un teniente y varios soldados muertos.

Gaza, con el recuerdo de Pino de Baire, despliega sus hombres, emplaza sus piezas, cañonea la loma y es detenido todo el día por los retenes y parejas de Gómez. Cuando llegó la noche, para engañar a Gaza, cubrió Gómez de fogatas toda la Loma del Gato, dejó al comandante Fonseca con un fuerte destacamento para detener al ejército español con la fácil defensa de la entrada del farallón, y a marcha forzada, por la noche, el mismo 18, fecha fijada para el Tedeum, cae sobre la Socapa, donde entra a sangre y fuego a la una de la madrugada, asalta el descuidado cuartel, pasa a cuchillo la guarnición, saquea e incendia el poblado y se retira a las tres de la mañana, cañoneado por el Morro y el Juan de Austria, y la presencia de los barcos extranjeros de guerra y mercantes, súbitos a corta distancia del caserío».

La presencia de mambises en las cercanías de Santiago ha reunido a muchas familias que los observan, sorprendidos y entusiastas, pero que representan un serio impedimento militar. Así lo comprende el gran dominicano que da las órdenes necesarias que nos describe Collazo que participó en el combate:

«La gente, procurando pasar, se había amontonado sobre nosotros, ensordeciéndonos con sus gritos y sus vivas».

«Hagan que se retire esa gente -dijo el General Gómez; y al General Pérez que la forme y tome posiciones más allá del campamento, por si el enemigo intenta avanzar».

Pero Gaza no puede avanzar. Las fuerzas del Brigadier de Cambute continúan hostigando al coronel español y no se lo permite. Valmaseda ha sido derrotado.

Tratando de ocultar su humillación Valmaseda no suspendió el Te Deum dedicándolo ahora, no a la paz que no había logrado, sino a la elección del nuevo rey Amadeo de Saboya, mientras -no podía ocultarlo el que pronto sería Capitán General- la ciudad presenciaba el entierro de soldados y voluntarios muertos en la Socapa.

Desde que Gómez se hizo cargo, en julio de 1870, de la División Sur, ha estado Pérez a su lado hasta culminar en diciembre de aquel año con esta espectacular acción de la Socapa.

En Camagüey se está combatiendo. Augusto Arango ocupa Guáimaro y días después San Miguel. Agramonte ha sitiado a Puerto Príncipe. Vence en Altagracia al Brigadier Goyeneche. Junto al bayardo luchan valiosos hombres.

Luis Magín Díaz, otra de las figuras olvidadas de nuestra historia, fue de los primeros en alzarse en Camagüey, participando en el ataque del poblado de Guáimaro y, poco después, bajo el mando de Ignacio Agramonte, en el asalto a Puerto Príncipe y en los combates de Arroyo de Piedras, La Horqueta, San Ramón de Pacheco (noviembre 11, 1871), Jacinto (Julio 25, 1872). Ya con el grado de General de Brigada murió combatiendo una columna enemiga en la sabana de Guanayú.

Otro que se distingue es Moralitos que en el combate de Sebastopol de Najasa (Noviembre 26, 1871) es gravemente herido al recibir un balazo que le atraviesa la boca dejándolo sin habla. Y así permaneció durante 10 meses hasta su muerte el 15 de septiembre de 1872.

Temas similares…

LIBRE EN LA MESA. GALLO PINTO

LIBRE EN LA MESA. GALLO PINTO

Por María C. Rodríguez  GALLO PINTO Ingredientes ¼ taza de margarina 2 cucharadas de ajo picado ½ taza de cebolla...

0 comentarios

Enviar un comentario