Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Libre Online

14 de marzo de 2023

La Lealtad y la perfidia. El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Se extiende la insurrección

(VI de VIII)

Se lucha en otros frentes. En el reñidísimo combate de Zaratillo había recibido José Maceo el 8 de enero de 1869 una herida en el pecho. El 14 de mayo vio caer herido a su padre Marcos en la toma de San Agustín de Aguará, jurisdicción de Holguín. Marcos Maceo moría en septiembre fecha en la que sü esposa Mariana manda a sus hijos Felipe, Fermín, Miguel y Julio a ocupar el puesto de combate que dejó su padre en el Ejército Libertador.

EL GENERAL DULCE Y LOS VOLUNTARIOS

Había llegado el Gral. Domingo Dulce, por segunda vez, a La Habana el 4 de enero (1869); como primera medida, da a conocer una Proclama al país solicitando «olvido de lo pasado y esperanza en el porvenir». Viene, enfermo, en misión de paz. Lo acompaña Justo Zaragoza que cubre, como historiador peninsular, el corto período de mando del nuevo capitán general que tenía gran interés en tratar con Céspedes las bases sobre las que podría terminar la insurrección.

De acuerdo Dulce con algunos cubanos, envió comisionados a Céspedes dividiéndolos en dos grupos. Uno de ellos formado por los señores Tamayo, Armas, Correa, Oro y Vila (Pirala, Página 399). Llevaba Don Francisco Tamayo Fleites una carta de Dulce para Céspedes en que expresaba «pena da la sangre que se derrama en esta lucha fratricida; ojalá se encuentre una solución honrosa para todos» (Página 399). Dulce recibió esta respuesta: «Yo creo que serán infructuosos todos los ofrecimientos que nos hagan en el concepto de que la Isla quede bajo el dominio de España, porque no hay un sólo de los soldados del Ejército Libertador que no esté decidido a morir antes que deponer las armas y sujetarse de nuevo a sufrir el yugo de los españoles».

Se reúnen algunos de estos comisionados con distintos miembros del Ejército Libertador. Uno de aquéllos comisionados era Delfín Aguilera, de Holguín, que llegaba procedente de La Habana.

Menciona Pirala, (Página 401) que Delfín Aguilera «en conversación con Félix Figueredo, a quien había conocido en La Habana en el bufete del abogado Sterling, regresó a La Habana…»

¿Quién podía haberle informado a Pirala que Figueredo había conocido al Sr. Aguilera en el bufete del abogado Sterling? Otra evidencia para identificar al «pre-opinante» de procedencia insurreccional.

En todos los municipios se repetían manifestaciones de reconocimiento «al patriótico y valiente batallón de voluntarios en prueba de aprecio y gratitud». Empezaban los voluntarios a envolver al nuevo Capitán General en sus asfixiantes garras.

Pero el enfermo Dulce poco pudo hacer. Ya en octubre estaba a cargo del mando superior de la isla el General Antonio Fernández Caballero de Rodas visitando distintas ciudades para pasar revista, y halagar a los Cuerpos de Voluntarios cuyas comisiones recorrían las poblaciones «con objeto de hacer ingresar en aquellos institutos a todas las personas aptas para tomar las armas en defensa de la integridad nacional». Todavía en diciembre (1869) Caballero de Rodas seguía siendo gobernador, pero seguirán los cambios de estas altas posiciones.

LA EMIGRACIÓN

Desde el comienzo, el 10 de octubre, de las hostilidades los cubanos dependerían de los esfuerzos de los emigrados para el avituallamiento de armas y pertrechos militares.

Céspedes nombró, inicialmente, a José Valiente como Agente de la Revolución a cuya designación se unió, por recomendación del Comité del Centro, la de Adolfo Varona.

Con fecha diciembre 3 de 1868 Carlos Manuel de Céspedes designa a José Valiente como representante ante el gobierno de los Estados Unidos del Gobierno de la República en Armas. Le expresa en parte del texto que «usted puede y queda facultado por mí haciendo uso de las atribuciones que se me han conferido, para establecer comunicaciones con las demás naciones extranjeras que tiendan, si no a ayudamos, a que sean neutrales en nuestra o tienda con la opresión y la tiranía de España».

De los centros de emigrados que se iban constituyendo (Nassau, Kingston y Nueva York) el más importante fue el de New York donde se organizó la Junta Revolucionaria de Cuba y Puerto Rico de la que formaban parte José Morales Lemus, Hilario Cisneros, Agustín Arango, Plutarco González, José Valiente, J. Bassara y Alfaro.

En Cuba, los sangrientos sucesos del Teatro Villanueva, en enero de 1869, y los arbitrarios arrestos y saqueos realizados por los voluntarios en La Habana, forzaron la salida hacia Nueva York de Morales Lemus a quien se le unió, poco después, Miguel Aldama lo que aportaba una mayor fortaleza a la Junta Revolucionaria de Nueva York. Céspedes designará a José Morales Lemus como Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario en los Estados Unidos

Se hacen otras designaciones. Se nombra a Miguel Aldana como Agente Central en el exterior reemplazando a José Valiente que había sido designado por Céspedes, y a José Morales Lemus como primer representante diplomático ante el gobierno de los Estados Unidos.

LA JUNTA 

REVOLUCIONARIA DE NUEVA YORK

Con mayor precisión describe Dionisio Poey Baró los primeros pasos de la Junta Revolucionaria de La Habana y de Nueva York:

Para crear la Junta Revolucionaria, en La Habana, fueron elegidos, entre otros, José Morales Lemus, Hilario Cisneros y José Antonio Echeverría (éste último sin estar presente) y acordaron concederle la presidencia de la institución a Miguel Aldama cuando arribara de los Estados Unidos. Cuando éste llegó (noviembre 4, 1868) aceptó el cargo si le permitían seleccionar a algunas personas de confianza para su asesoramiento: Nombró a José Morales Lemus, José Antonio Echeverría, Julio Ibarra, J. M. Mestre, Hilario Cisneros, Antonio Fernández Bramosio y Pedro Martín Rivero, figuras connotadas del grupo reformista. La Junta Revolucionaria fue conocida también como la Sociedad de Laborantes y estaría en contacto con Francisco Javier Cisneros. (Fuente: Dionisio Poey Baró «La Entrada de los Aldamistas»).

Será el 19 de diciembre (1868) cuando Carlos Manuel de Céspedes autoriza a la Junta Revolucionaria de La Habana a nombrar comisionados en países extranjeros advirtiéndoles que ya José Valiente ha sido nombrado en los Estados Unidos y Pedro Santacilia en México.

Como la ayuda de la Junta Revolucionaria de La Habana a Céspedes no cristalizó, ésta quedó reestructurada el 8 de enero de 1869 y la dirección de la misma pasó a Nueva York. Un mes después marchará José Morales Lemus hacia los Estados Unidos. Ya la Junta de La Habana remitía fondos a la de Nueva York que les fueron entregados a Francisco Javier Cisneros y, otros, remitidos a Carlos Manuel de Céspedes.

EL «PERRIT», THOMAS JOR

DAN. CHOQUE CON JULIO GRAVE DE PERALTA

Volvamos a Oriente.

Mármol, con sus fuerzas, en marzo de aquel año de 1869 incendia los cafetales e ingenios de «Santa Isabel», «San Andrés» e «Isabelita» y los ingenios del valle de Sabanilla. Termina marzo y Máximo Gómez establece en Charco Redondo su campamento. Ya mantiene las más estrechas relaciones con el Coronel José de Jesús Pérez a quien ha provisto de recursos.

En las costas de Oriente, en mayo de 1869 se van a producir dos desembarcos de origen y destino diferentes.

El 10 de aquel mes desembarcaba en Puerto Padre la primera tropa española que conducía un importante convoy de víveres y pertrechos de guerra para el aprovisionamiento de las fuerzas peninsulares que se encontraban en Tunas cercadas por la columna de Vicente García. El desembarco español fue inmediatamente atacado por el general mambí a quien, el 11, en Herradura se le incorporaron las tropas del coronel Francisco de Varona y las de Pancho Vega. A ellos se le unieron el jefe de la División de Cuba, Donato Mármol, y el jefe del distrito de Holguín, Julio Grave de Peralta, que había sido llamado por el jefe del Ejército, Manuel de Quesada. De inmediato se iniciaron las operaciones enfrentándose las fuerzas el día 3, en Horqueta, donde los cubanos lograron detener el convoy produciéndose el 15 un encarnizado encuentro.

Esa misma tarde Manuel de Quesada conoce de otro desembarco; éste, de hombres y pertrechos para las filas insurrectas.

Arribaba a las costas orientales, desembarcando cerca de la bahía de Ñipe, la expedición del «Perrit» que había sido organizada por la Junta  Central Republicana de Cuba y Puerto Rico, con sede en Nueva York y que presidía José Morales Lemus. Como jefe civil aparecía Francisco Javier Cisneros y como jefe militar el general norteamericano Thomas Jordán. Más de 300 cubanos constituían el grueso de la expedición que contaba, entre los ochenta norteamericanos que la componían, a Henry Reeve.

Nacido en Brooklyn, Nueva York, Henry Reeve había participado en la Guerra de Secesión de los Estados Unidos en las fuerzas armadas del Norte. Sirviendo a las órdenes de Thomas Jordán llega a Cuba. Días después en el combate de la Cuaba es herido, hecho prisionero y condenado a ser fusilado; sobrevive a sus heridas y logra fugarse. 

(Continuará la semana próxima)

Temas similares…

LIBRE EN LA MESA. GALLO PINTO

LIBRE EN LA MESA. GALLO PINTO

Por María C. Rodríguez  GALLO PINTO Ingredientes ¼ taza de margarina 2 cucharadas de ajo picado ½ taza de cebolla...

0 comentarios

Enviar un comentario