Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a San Lorenzo

Written by Enrique Ros*

21 de febrero de 2023

La Lealtad y la perfidia. El brigadier de Cambute. El Médico de Jiguaní

Esta obra aporta datos concretos sobre actos, algunos censurables; los más, admirables, de los hombres que participaron en aquella gloriosa gesta.

Se extiende la insurrección

(III de VIII)

LEVANTAMIENTOS EN CAMAGÜEY Y LAS VILLAS

Tres organizaciones revolucionarias se suceden en Camagüey en el planeamiento y dirección de la lucha: la Junta Revolucionaria de Camagüey, el Comité Revolucionario de Camagüey, y la Asamblea de Representantes del Centro.

La Junta -molesta porque Céspedes había adelantado la fecha del alzamiento- no lo secundó de inmediato. El Comité planteaba, como paso previo, la redacción de una constitución. Este Comité amplió, luego, su base convirtiéndose en la Asamblea de Representantes del Centro, que contó con cinco miembros directores: Ignacio Agramonte Loynaz, Eduardo Agramonte Piña, Salvador Cisneros Betancourt, Antonio Zambrana y Francisco Sánchez Betancourt. Su primera medida fue decretar la abolición de la esclavitud.

El miércoles 4 de noviembre de 1868 se alzan en la casa del ingenio «El Cercado» 76 camagüeyanos. Eligen, por aclamación, como Jefe Superior a Jerónimo Boza Agramonte para dirigir la lucha emancipadora. Entre ellos se encontraban Eduardo Agramonte Piña, Ignacio Mora de la Pera y Gaspar Agüero Betancourt. El miércoles 11 se reunían en el ingenio «Oriente» Salvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte para ponerle freno a las concesiones ofrecidas por el Conde de Valmaseda de las que se había convertido en vocero Napoleón Arango. Estas fueron rechazadas de inmediato. Fracasadas las proposiciones de paz avanza Valmaseda con sus tropas desde Vertientes a Camagüey.

El grupo que se alzó el 4 de noviembre no fue el primero en levantarse en Camagüey. El 11 de octubre Bernabé Varona (Bembeta) lo había hecho en Nuevitas, y el mismo 4 de noviembre Napoleón y Augusto Arango tomaban el poblado de Guáimaro.

Combaten los camagüeyanos bajo el mando de Augusto Arango que, en noviembre, como dijimos, ocupa Guáimaro donde en abril habrá de celebrarse la trascendente convención que reunirá a los Departamentos de Oriente, Camagüey y Las Villas bajo el nombre de la Asamblea de Guáimaro.

Ya para el día 18 Napoleón Arango llevaba a los revolucionarios de Camagüey las concesiones que Valmaseda ofrecía. Nueva reunión se produce en «Las Minas» el jueves 26 para discutir «las salvadoras ofertas que, -dijeron algunos de los promotores- había propuesto Napoleón Arango a nombre de Valmaseda»; éstas, como las anteriores, fueron rechazadas.

Esta reunión del 18 de noviembre fue convocada por Napoleón Arango para convencer a los insurrectos de que, con la caída de Isabel II, el nuevo régimen español ofrecería reformas políticas de acuerdo con los llamados «programas fiscales de los revolucionarios españoles» (Francisco de Arredondo. Obra citada).

En esta reunión de «Las Minas», celebrada el 20 de noviembre, «rechazaron los jefes camagüeyanos casi unánimemente toda inteligencia con España, declarándose por la separación de las metrópolis y la absoluta independencia como única idea revolucionaria»

El 26 de aquel mes se nombra un Comité Revolucionario de Camagüey, integrado por Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio Agramonte Loynaz y Eduardo Agramonte. La jefatura militar quedó en manos de Augusto Arango (Fuente: Eugenio Betancourt Agramonte «Ignacio Agramonte y la Revolución Cubana», La Habana, 1928).

MANUEL DE QUESADA. 

EL GALVANIC

El 26 de diciembre (1868) desembarca el General Manuel de Quesada en la primera expedición del Galvanic. Junto a él llegan Antonio Zambrana y Rafael G. Morales (Moralitos), Enrique Loynaz, Luis Victoriano, Manuel y Julio Sanguily, Victoriano Betancourt, Francisco La Rúa, Ramón Pérez Trujillo, José María Aguirre, José Payán y otros. Da a conocer una Proclama dirigida a sus conciudadanos expresando que la guerra no era contra los españoles sino contra su gobierno despótico «la bandera de la libertad no desconoce ninguna nacionalidad. Nuestro lema es Unión e Independencia. Con Unión seremos fuertes. Con Unión seremos invencibles. Con Unión seremos libres».

Quien se sintió irritado con aquella Proclama fue Napoleón Arango,  quien, y citamos a Pirala «se había considerado y se consideraba, distante de Céspedes, y de las huestes insurrectas, y, como tal, había estado en tratos con el Conde de Valmaseda…; de quien imprimió y circuló una protesta sin parar mientes en las consecuencias que podría ocasionar el antagonismo, cuando más de la unión se necesitaba». 

A los cinco días el Marqués, Salvador Cisneros Betancourt, convoca a los distintos jefes de la provincia a reunirse en La Guanaja, sitio por donde había desembarcado el Galvanic, para decidir quien debía ocupar la jefatura general de las fuerzas camagüeyanas.

Saldrá electo Manuel de Quesada y Loynaz. Sustituía al respetado Augusto Arango y le ponía fin a la nefasta influencia del hermano de éste, Napoleón Arango. La votación fue la siguiente: Manuel Quesada y Loynaz, 7 votos; Augusto Arango y Agüero, 6 votos; Manuel Arteaga Borrero, 2 votos,  Napoleón Arango y Agüero, 1 voto. (A favor del General Quesada votaron Manuel Boza Agramonte, Bernabé de Varona Borrero, Francisco Castillo Agramonte, Juan Recio Betancourt, Enrique Loynaz Arteaga, Juan N. Boza Agramonte y Francisco de Arredondo Agramonte).

LAS VILLAS SE LEVANTA

Distinta a la de Camagüey fue la respuesta de Las Villas y del Departamento Occidental que, aunque sorprendidos por la acción del 10 de octubre, manifestaron su apoyo. Posición que igualmente asumieron Miguel Aldama, José Manuel Mestre y otros de regreso de sus inclinaciones reformistas y anexionistas.

Será el 6 de febrero que Las Villas se lanza a la revolución tras continuos contactos con la activa Junta Revolucionaria de La Habana. Aquel día se concentran en Manicaragua más de tres mil hombres provenientes de distintas regiones de la provincia. Se centra la lucha, primero, en las comarcas de Santa Clara, Remedios, Cienfuegos, Trinidad y Sancti Spiritus. Ya antes, en noviembre, se había sublevado Camagüey, y en Matanzas varios frustrados o breves alzamientos habían tenido lugar. Poco éxito tuvieron también, en aquellos primeros meses, las sublevaciones o pronunciamientos de La Habana y Pinar del Río.

Las órdenes del levantamiento en Las Villas emanan de Eduardo Machado, Miguel Jerónimo Gutiérrez, Antonio Lorda  y otros integrantes de la Junta de Las Villas. Un crecido número de hombres de Cienfuegos se alza en las regiones cercanas a su ciudad: José González Guerra, Carlos de Serize Morales, Luis de la Maza Arredondo, Juany Antonio Díaz de Villegas, Eduardo y Miguel Entenza.

Por Trinidad asume la dirección de los insurrectos Federico Fernández Cavada quien pronto alcanzará alto renombre; en Sancti Spiritus, Serafín Sánchez y Honorato del Castillo. Al centro de la provincia, Carlos Roloff.

(Continuará la semana próxima)

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