En su lecho de muerte grave, delirante, en la víspera de su cumpleaños, le pidió a Dalila un papel y una pluma y dedicó unos minutos a escribír su autobiografía…
Con mano temblorosa comenzó a redactar estos garabato: Lo primero que recuerdo es a mi padre moviendo las cercas de su rancho Manacas para robarle tierras a los vecinos, pero es un imbécil, yo me adueñaré de todas las tierras de este país. Veo a mi hermanito demasiado afeminado, está cortandoles las cabezas a las gallinas con una cuchillita Gillette».
«Odio a mi madre, la sirvienta de la casa, no entiendo como le abrió las piernas a este estúpido con ínfulas de terrateniente. No me ha dado su apellido, y tengo que conformarme con recibir un tardío bautizo con el nombre absurdo de Fidel Hipólito Ruz.»
«Me envían a un colegio llamado Belén, detesto a los sacedotes jesuitas, algún día haré sufrir a todos los curas por la rigidez como me han tratado aquí. Estos se han dado cuenta de que soy un granuja.»
«Entré por la puerta grande de la Universidad de La Habana, subí por la escalinata, sé que soy cobarde, pero soy un gran actor, engañaré a todos, me haré pasar por guapo, y esconderé el terror que me causan Rolando Masferrer y los pandilleros de la UIR».
«Mi mente perversa recibe con euforia el golpe de estado dado por un sargento llamado Fulgencio Batista, lo atacaré, lo combatiré sin correr peligros, sin piedad, lo acusaré de todos los mas horrendos crímenes a sabiendas de yo seré un millón de veces peor que él. Si triunfo, Batista será un niño de teta comparado conmigo».
«Ya encontré seguidores, son orine de canguro, los enviaré a atacar un cuartel, yo me pondré a buen recaudo. Sé que pasaré unos meses en prisión cocinado y comiendo espaguetis, y fumando tabacos H. Upmann que son mis preferidos» .
«Increíblemente son tan estúpidos que me dan una amnistía y me sueltan, me voy a México y regreso en un barco, desembarcamos, corro como una liebre y me aíslo en los más alto de una montaña».
«Batista pone pies en polvorosa, increíblemente he logrado engañar a la gente que me considera un libertador, todavía no se han dado cuenta de que yo soy la peor de la alimañas».
«Pero, tengo el don de la oratoria, soy el mejor de los mentirosos, no solamente acabaré con los batistianos, sino con los revolucionarios que no se me plieguen».
«Fusilo, mato, envió a los mejor de la nación a podridas ergástulas, para consumar el engaño nombro un presidente y un consejo de ministros sin voz ni votos. Me enquisto en el poder, me adueño de la nación que me vio nacer y jamás vuelvo a sonreír y mucho menos reír. Me he convertido en un monstruo o ¿lo era desde que nací en Birán?»
«Ha pasado el tiempo y no puedo pensar bien, no razono, no hilvano bien ni diez palabras, me desespera que tengan que ponerme pañales, que tengan que ayudarme a subir cinco escalones, que una vieja fea llamada Dalia me regañe y unos hijos tarambanas me ignoren»…
«Me muero, sé que me estoy muriendo, me incineran y me meten en dentro de un seboruco»… «después de mí … el caos». Me fui contento porque ¡Acabé con Cuba!»
Y ahora estoy ya ubicado en la segunda caldera más caliente del infierno. En la primera está Hitler.
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