Una de las cosas que me sorprende de nuestra niñez es el agradecimiento y la ausencia de berrinches cuando algo, cualquiera cosa, un regalo , no nos gustaba.

Reyes Magos del año 1953, a pesar de mi corta edad sabía que la situación económica no era holgada , el Partido Auténtico había sido desplazado del poder.

De todas maneras le hice una cartica a los Reyes Magos y mi madre me advirtió: “Estebita, pide sólo lo necesario, pide ropa y un sencillo regalito aparte”.

Y así lo hice, les pedí camisas, pantalones, pero añadí:  Quiero un guante zurdo que vende Perucho Lamelas en el “Gato Negro”.

Al abrir los regalos el 6 de enero sufrí tremenda decepción: el guante que recibí, parecía sacado del latón de la basura, ni zurdo era, pensé:”Que tremenda basura, quizás los indios Taínos jugando al batú tenían mejores guantes que este”…

Pero no dije nada, me sonreí y di las gracias. Sin una sola crítica… Desde luego, mi padre que me conocía muy bien y tenía tremendo sentido del humor, me dijo: “Si tienes alguna queja dáselas a Fulgencio Batista por haber dado el golpe de estado” . Una vez más me hizo reír.

Pero, gracias a Dios, siempre he tenido grandes amigos. Me fui a un terreno a jugar pelota con mi humilde guante y allí me encontré con Luis Bin Domínguez, zurdo igual que yo. En sus manos tenía el guante que yo deseaba, precisamente adquirido en el “Gato Negro”… Solamente teníamos 9 años en ese instante.

Con pena le dije “Mira, Luisito, el mío no me gusta para nada” … Él lo miró , se sonrió y me dijo : “Tranquilo, Estebita , todo tiene solución en la vida”.

Le dije: “¿Cómo? “Pues muy sencillo : De ahora en lo adelante vamos a jugar en equipos opuestos, cuando yo esté bateando tú usas mi guante y viceversa”.

Y así lo hicimos por dos años hasta que mi padre cogió “agua y carbón “ (como él decía) y me compró un tremendo mascotín de primera base y Luis y yo volvimos a jugar en el mismo team.