El proceso educativo en las instituciones infantiles tiene diferentes formas de organización, de acuerdo con la edad de los niños y a sus características anatómicas, físicas y psicológicas. Durante los primeros años de infancia, un periodo contrastado por un importante desarrollo de todos los dominios; jugar al aire libre ofrece que los niños desarrollen y practiquen con las habilidades básicas del aparato locomotor, incluyendo caminar, correr, saltar, trepar, deslizarse y pedalear; habilidades manipulativas tales como lanzar, atrapar, patear, golpear, rebotar y habilidades de estabilidad incluyendo doblarse, estirarse, etc.
Es básico que los educadores organicemos el proceso docente teniendo en cuenta actividades lúdicas programadas al aire libre. Una buena parte de los procesos básicos de aseo, alimentación y las actividades independientes, se podrían realizar en un espacio exterior lo cual ofrecería a los niños un entorno totalmente diferente que les permite explorar y tener contacto con el ambiente natural.
Está demostrado que las actividades al aire libre tienen influencia en el desarrollo físico e intelectual del niño, estimula la socialización, creatividad, la imaginación, el pensamiento crítico, así como buenos hábitos de conducta.
La importancia de desarrollar actividades educacionales conlleva a una buena preparación por parte de los docentes donde el niño sea el protagonista de este sistema de actividades teniendo en cuenta que el juego en los espacios exteriores es una fuente inagotable de aprendizaje para nuestros niños.
Cito la frase de José Martí: “Los niños viven cuando juegan y aprenden a vivir jugando”.
Milyana Agramonte
Miami, Fl.
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