Antonio Díaz Sánchez, el preso 690. Vivencias y terribles pesadillas tras estar en prisión en Cuba

Written by Germán Acero

21 de mayo de 2024

Antonio Díaz Sánchez aún no ha podido olvidar las terribles pesadillas y vivencias tras estar más de 20 años en prisión y luego de la arremetida lanzada por el régimen comunista en el marco de “la Primavera Negra” donde cayeron también más de 75 opositores que apoyaron el Proyecto Varela.

En su libro “690 Vivencias de terribles pesadillas”, Sánchez narra crudamente el calvario que vivió porque fue sometido a toda clase de vejámenes, entre estos, torturas sicológicas a fin de que revelara todo el plan de recogida de firmas que apoyaron dicho proyecto liderado por Oswaldo Payá Sardiñas.

“Este libro-según el autor—se convierte así en uno de los pocos documentos en los que se muestra sin reserva el actual régimen totalitario contra sus ciudadanos, y a la falta de imparcialidad y justicia en los tribunales dominados por Fidel Castro, donde pagaron justos por pecadores”, afirmó.

“Pero también es una historia que cuenta abiertamente el horror que se vive en las inhumanas cárceles cubanas donde se violan flagrantemente todos los derechos humanos de los prisioneros sometidos a infames torturas de toda clase para buscar la forma de condenarlos sin pruebas”, dijo Sánchez.

“Es una experiencia que tuve que pagar siendo miembro del partido Movimiento Cristiano de liberación, pero, a la vez, también fue un crudo testimonio de lo que ha significado atreverse en Cuba a luchar por la democracia y la libertad”, reiteró tras informar que su arresto se inició en Villa Marista.

“Después del encierro, claro está, también me vi afectado en mi salud y también la de mi familia que sufrió en carne propia increíblemente todo el martirio de asistir a las citas familiares en prisión siendo sometidos a toda clase de vejámenes físicos”, aseguró.

“Mi testimonio pone al desnudo lo más profundo del mecanismo represivo, el núcleo mismo de la cultura del miedo, que es para muchos invisible pero que está presente y amenazante y se convierte así en un factor paralizante y motivo de tantas actitudes de simulación que desfiguran la vida de millones de personas”, dijo.

En su libro,  Antonio también pone al descubierto la inhumana forma que viola todos los derechos judiciales de los juicios en los cuales fueron condenados cientos de opositores, sin pruebas, por el simple hecho de estar involucrados en movimientos para defender los derechos humanos de los cubanos.

“Todo el proceso fue falso e ilegal. A pesar de haberme apoyado en los derechos que contempla la propia constitución cubana, fui condenado a más de 20 años de prisión, al igual que el resto de los prisioneros de la Primavera Negra, en juicios amañados que ya estaban decididos jurídicamente, sin ninguna prueba”, aseguró.

“¿Por que nos condenaron?, se preguntó y enseguida, respondió:” A todos nos encerraron solo por defender los derechos humanos. Nos condenaron porque el Proyecto Varela dio una esperanza para Cuba. Pero lo peor fue lo que vivimos tras las rejas”, expresó.

“Es algo inenarrable.  Afortunadamente, resistimos y sobrevivimos. Pero nunca podremos olvidar todo el martirio sicológico. Porque nos confinaron en celdas inhumanas a sólo pan y agua. Y torturas sicológicas a diario”, insistió.

“Nos humillaron de la forma más miserable del mundo. Incluso a nuestras familias que eran sometidas también a torturas sicológicas para lograr un permiso por escasos minutos para vernos. Allí nos vieron caer en la desgracia física debido a la crueldad que vivimos en las sombras”, enfatizó.

“Ha sido difícil describir este testimonio. Lo he redactado únicamente con lapiceros y una libreta escolar, escrito en borrador, sin la ayuda de adelantos técnicos que facilitan este tipo de trabajo. La mayor parte del tiempo estuve sentado en el suelo de una fría y oscura celda”, sintetizó.

“Quiera Dios que este testimonio, expresión de sufrimiento de tantos prisioneros de conciencia que hoy languidecen en las cárceles del gobierno comunista de Cuba, contribuya al desarrollo de un consenso universal de solidaridad con los derechos del pueblo de Cuba”, concluyó.

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