Aliados le voltean la espalda a los Castro. Tras el desastre en Matanzas, ¿ahora cómo hará el régimen para tratar de superar la fatal crisis energética?

Written by Libre Online

24 de agosto de 2022

Aliados le voltean la espalda a los Castro. Tras el desastre en Matanzas, ¿ahora cómo hará el régimen para tratar de superar la fatal crisis energética?

La crisis energética que afronta el régimen de Cuba, para nada es fácil ahora, ya que la tragedia ocurrida en la planta de Supertanqueros de Matanzas, provocó la quema de cientos de miles de

barriles de petróleo, que les serán muy difíciles de volver a recuperar, más aún, cuando sus aliados afrontan crisis de combustibles actualmente.

Pero lo más crítico de toda esta situación es que pasará un largo, pero bien largo período, para que el régimen vuelva a rehabilitar la mayoría de las estructuras de los tanques incendiados donde se almacenaba el petróleo, al igual que otras dependencias, que quedaron reducidas a cenizas.

Todo esto vino a agravar aún más la situación que vive la isla ya que  para los cubanos, el calor no va a ningún lado y la energía sigue cortándose, cada día más, tanto en la noche como en el día lo que tiene a la población desquiciada.

“Soportar las calurosas temperaturas del verano y los cortes de la red eléctrica han sido parte del día a día en Cuba durante mucho tiempo, pero ahora la isla está lidiando con una severa escasez de combustible, plantas de energía que fallan y apagones generalizados que están poniendo a prueba incluso a los más pacientes”, opinó Ossiel González, alto directivo de Alpha 66.

“La crisis energética preocupa especialmente a los funcionarios del gobierno después de las protestas generalizadas del año pasado, las mayores desde la Revolución cubana, que comenzaron después de que los residentes se hartaran de los apagones y salieran a la calle a protestar”, afirmó.

“Las sanciones de Estados Unidos, que aumentaron expotencialmente durante el gobierno de Trump y se han mantenido en gran medida bajo el mandato del presidente Biden, hacen que la compra de piezas de repuesto para las plantas de energía e incluso el combustible sea difícil y más costosa”, aseguró.

“Ahora el gobierno de Cuba está produciendo menos del crudo que necesita para hacer funcionar las plantas de energía de la isla y se enfrenta cada vez más a un déficit energético. Aún más perjudicial es la falta de inversión del gobierno en el mantenimiento de la  red eléctrica envejecida”, relató.

 «Se están produciendo una serie de efectos acumulativos que no se pueden solucionar con banditas. Estamos hablando de grandes inversiones estructurales de miles de millones de dólares que podrían tardar años en resolver este problema», explicó González.

“Esto porque las autoridades cubanas reconocen que no hay reparaciones significativas en el horizonte y que lo mejor que pueden hacer es seguir arreglando las plantas existentes e importando el combustible que puedan”, insistió.

“La situación es crítica porque alrededor de 95 % de la generación eléctrica en Cuba se obtiene de la quema de combustibles fósiles en una red de ocho plantas térmicas con un promedio de explotación de más de 30 años”, expresó.

“En su mayoría, estas industrias procesan el pesado crudo nacional, con un contenido de azufre de entre siete y 18 grados API, lo cual exige ciclos de reparaciones más frecuentes y a veces postergadas por falta de financiamiento”, insistió.

“Distribuidos en los 168 municipios, complementan el sistema electro energético motores fuel y grupos electrógenos diésel, también aquejados por la falta de piezas, mientras que el resto de la generación se completa con el gas acompañante del petróleo nacional y unidades flotantes (patanas), junto con 5 % de las energías renovables “, explicó.

“Hay un problema bien grave y es la transformación de las  plantas que requerirá de inversiones por unos 6,000 millones de dólares, cifra desafiante para un país con sus principales fuentes de ingreso en declive y pendiente de reiniciar la moratoria de los pagos de los intereses de la deuda a los acreedores internacionales”, agregó.

“A ello se suman los efectos del embargo que desde 1962 Washington aplica contra La Habana, el cual obstaculiza el acceso a créditos y tecnologías, encarece los fletes para transportar combustible, presiona a inversionistas para que desistan de invertir e induce privaciones para azuzar un estallido social”, dijo.

“Además la mayoría de las termoeléctricas cubanas, casi todas construidas con tecnología del extinto campo socialista de Europa del Este y la Unión Soviética, sobrepasan los 30 a 35 años de vida útil, y la reparación capital de cada bloque implica un gasto de 40 a 80

millones de dólares”, aseguró.

“La profundización de la crisis energética ocurre en un escenario sanitario complejo marcado por el aumento de casos de dengue y Covid, persistente inflación, escasez de alimentos y medicinas, entre otras problemáticas que moldean un conflictivo escenario político, económico y social”, enfatizó.

Ossiel finalmente dijo que se subraya la posibilidad de un aumento de la inflación, mayor devaluación de la moneda nacional y una reducción del poder adquisitivo de salarios y pensiones en pesos cubanos, con los cuales no pocas familias deben comprar divisas en el mercado informal para satisfacer necesidades de consumo”.

“Estoy completamente seguro que se necesita mucho capital para resolver el tema eléctrico y no sé cómo se irá a resolver; son muchos capitales que habrá que involucrar para eliminar los apagones que tanto molestan a la población”, reiteró.

“Tras el desastre en Matanzas, ¿ahora cómo hará el régimen para tratar de superar la fatal crisis energética?  Porque lo más preocupante es que los socios del régimen, como Venezuela, le voltearon la espalda debido a la crisis petrolera que enfrenta el gobierno de Maduro y, por parte de Rusia, ya le dio una cuota de petróleo que se perdió en el desastre de Matanzas”, sintetizó.

“Las reservas de operación son insuficientes para cubrir la demanda, una situación  atribuida al incendio ocurrido en la caldera de la unidad 2 de la termoeléctrica “Lidio Ramón Pérez”, de Felton, en Holguín. Y, como si fuera poco,  las reservas de operación que tiene el sistema eléctrico son insuficientes para cubrir la demanda, por lo que se hace inevitable la afectación”, o sea, los largos apagones a nivel nacional”, concluyó.

“Cuba dispone de 20 unidades de generación térmica, de las que 19 tienen como promedio 37 años de operación y más de 220,000 horas de operación. Además, 16 de esas unidades se encuentran fuera de su ciclo de mantenimiento capital. Esto demuestra el caos que vive la isla en materia energética”, enfatizó.

La crisis energética que afronta el régimen de Cuba, para nada es fácil ahora, ya que la tragedia ocurrida en la planta de Supertanqueros de Matanzas, provocó la quema de cientos de miles de

barriles de petróleo, que les serán muy difíciles de volver a recuperar, más aún, cuando sus aliados afrontan crisis de combustibles actualmente.

Pero lo más crítico de toda esta situación es que pasará un largo, pero bien largo período, para que el régimen vuelva a rehabilitar la mayoría de las estructuras de los tanques incendiados donde se almacenaba el petróleo, al igual que otras dependencias, que quedaron reducidas a cenizas.

Todo esto vino a agravar aún más la situación que vive la isla ya que  para los cubanos, el calor no va a ningún lado y la energía sigue cortándose, cada día más, tanto en la noche como en el día lo que tiene a la población desquiciada.

“Soportar las calurosas temperaturas del verano y los cortes de la red eléctrica han sido parte del día a día en Cuba durante mucho tiempo, pero ahora la isla está lidiando con una severa escasez de combustible, plantas de energía que fallan y apagones generalizados que están poniendo a prueba incluso a los más pacientes”, opinó Ossiel González, alto directivo de Alpha 66.

“La crisis energética preocupa especialmente a los funcionarios del gobierno después de las protestas generalizadas del año pasado, las mayores desde la Revolución cubana, que comenzaron después de que los residentes se hartaran de los apagones y salieran a la calle a protestar”, afirmó.

“Las sanciones de Estados Unidos, que aumentaron expotencialmente durante el gobierno de Trump y se han mantenido en gran medida bajo el mandato del presidente Biden, hacen que la compra de piezas de repuesto para las plantas de energía e incluso el combustible sea difícil y más costosa”, aseguró.

“Ahora el gobierno de Cuba está produciendo menos del crudo que necesita para hacer funcionar las plantas de energía de la isla y se enfrenta cada vez más a un déficit energético. Aún más perjudicial es la falta de inversión del gobierno en el mantenimiento de la  red eléctrica envejecida”, relató.

 «Se están produciendo una serie de efectos acumulativos que no se pueden solucionar con banditas. Estamos hablando de grandes inversiones estructurales de miles de millones de dólares que podrían tardar años en resolver este problema», explicó González.

“Esto porque las autoridades cubanas reconocen que no hay reparaciones significativas en el horizonte y que lo mejor que pueden hacer es seguir arreglando las plantas existentes e importando el combustible que puedan”, insistió.

“La situación es crítica porque alrededor de 95 % de la generación eléctrica en Cuba se obtiene de la quema de combustibles fósiles en una red de ocho plantas térmicas con un promedio de explotación de más de 30 años”, expresó.

“En su mayoría, estas industrias procesan el pesado crudo nacional, con un contenido de azufre de entre siete y 18 grados API, lo cual exige ciclos de reparaciones más frecuentes y a veces postergadas por falta de financiamiento”, insistió.

“Distribuidos en los 168 municipios, complementan el sistema electro energético motores fuel y grupos electrógenos diésel, también aquejados por la falta de piezas, mientras que el resto de la generación se completa con el gas acompañante del petróleo nacional y unidades flotantes (patanas), junto con 5 % de las energías renovables “, explicó.

“Hay un problema bien grave y es la transformación de las  plantas que requerirá de inversiones por unos 6,000 millones de dólares, cifra desafiante para un país con sus principales fuentes de ingreso en declive y pendiente de reiniciar la moratoria de los pagos de los intereses de la deuda a los acreedores internacionales”, agregó.

“A ello se suman los efectos del embargo que desde 1962 Washington aplica contra La Habana, el cual obstaculiza el acceso a créditos y tecnologías, encarece los fletes para transportar combustible, presiona a inversionistas para que desistan de invertir e induce privaciones para azuzar un estallido social”, dijo.

“Además la mayoría de las termoeléctricas cubanas, casi todas construidas con tecnología del extinto campo socialista de Europa del Este y la Unión Soviética, sobrepasan los 30 a 35 años de vida útil, y la reparación capital de cada bloque implica un gasto de 40 a 80

millones de dólares”, aseguró.

“La profundización de la crisis energética ocurre en un escenario sanitario complejo marcado por el aumento de casos de dengue y Covid, persistente inflación, escasez de alimentos y medicinas, entre otras problemáticas que moldean un conflictivo escenario político, económico y social”, enfatizó.

Ossiel finalmente dijo que se subraya la posibilidad de un aumento de la inflación, mayor devaluación de la moneda nacional y una reducción del poder adquisitivo de salarios y pensiones en pesos cubanos, con los cuales no pocas familias deben comprar divisas en el mercado informal para satisfacer necesidades de consumo”.

“Estoy completamente seguro que se necesita mucho capital para resolver el tema eléctrico y no sé cómo se irá a resolver; son muchos capitales que habrá que involucrar para eliminar los apagones que tanto molestan a la población”, reiteró.

“Tras el desastre en Matanzas, ¿ahora cómo hará el régimen para tratar de superar la fatal crisis energética?  Porque lo más preocupante es que los socios del régimen, como Venezuela, le voltearon la espalda debido a la crisis petrolera que enfrenta el gobierno de Maduro y, por parte de Rusia, ya le dio una cuota de petróleo que se perdió en el desastre de Matanzas”, sintetizó.

“Las reservas de operación son insuficientes para cubrir la demanda, una situación  atribuida al incendio ocurrido en la caldera de la unidad 2 de la termoeléctrica “Lidio Ramón Pérez”, de Felton, en Holguín. Y, como si fuera poco,  las reservas de operación que tiene el sistema eléctrico son insuficientes para cubrir la demanda, por lo que se hace inevitable la afectación”, o sea, los largos apagones a nivel nacional”, concluyó.

“Cuba dispone de 20 unidades de generación térmica, de las que 19 tienen como promedio 37 años de operación y más de 220,000 horas de operación. Además, 16 de esas unidades se encuentran fuera de su ciclo de mantenimiento capital. Esto demuestra el caos que vive la isla en materia energética”, enfatizó.

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