AGUSTÍN CASTELLANOS, el mejor cardiólogo cubano y casi Nobel de Medicina

Written by Alvaro J. Alvarez

19 de enero de 2022

El Dr. Castellanos, en el libro Historia de su Vida nos dice que todo aquel que haya vivido los años que él vivió, tiene muchos acontecimientos que contar y otros muchos que no podrán ser recordados. Describe cómo se fue desenvolviendo desde la nada hasta ser un hombre inmortal en su especialidad de la medicina. Pero también expuso su vida muchas veces al participar en actividades políticas, sobre todo cuando era el miembro A1 B7 C5 de la sociedad secreta ABC, fundada en 1931, por intelectuales y profesionales que querían derrocar al dictador Gerardo Machado. Pero Dios siempre lo protegió y gracias a él, pudo contarnos a sus 85 años tantas anécdotas e historias que solamente un hombre fuera de lo común como él, lo puede hacer.

Agustín Walferdo Castellanos y González nació el 12 de octubre de 1902, en la casa #18 de la calle Luyanó, entre Márquez de la Torre y la Esquina de Toyo. Su padre trabajaba como hojalatero (vendía jarros, cubos, regaderas, canales para recoger el agua, etc.) y era hijo de Antonio un agricultor chino de Cantón que llegó a Cuba como esclavo y fue vendido en Gűines a una familia de apellido Castellanos, de aquí su apellido y más tarde lo dejaron en libertad. Su abuela era una mejicana de Yucatán y por eso inscribió a su padre como mejicano.

En 1912 la familia se mudó para otra casa muy cerca de la primera y en un terreno al lado su hermano Israel hizo un cancha de tenis y le puso Jesús del Monte Tennis Club. Agustín aprendió fácilmente a jugarlo, era delgado (72 lbs), muy rápido y tenía un estilo propio. Antes de cumplir 14 años estaba jugando profesionalmente, un día ganó 2,000 pesos, que los depositó en el banco que estaba en la Esquina de Toyo, otro día llegó a jugar con un ministro canadiense. Al parecer aquello era ilegal y fue cerrado por Gobernación, se abrió otro en Marianao pero como empezó a estudiar no jugó mucho allí.

Su hermano Israel, 11 años mayor, empezó a estudiar medicina siendo protegido del Dr. Diego Tamayo Figueredo(1853-1926) bayamés que con 15 años fue correo de Carlos Manuel de Céspedes en 1868; médico en 1878, Ministro de Gobernación en 1902 y fundador de la Cruz Roja Cubana en 1909.

Su hermano el Dr. Israel Castellanos González, fue uno de los mejores médico legista y policiólogo forense de todo el continente americano.

Gracias al Dr. Tamayo que habló con el Director del Instituto de La Habana, Agustín pudo terminar su bachillerato como oyente y así fue bachiller muy joven. Su padre le daba 5 centavos para el viaje al Instituto, pero como no le alcanzaba, tenía que ir a pie y así descubrió el método de caminar una cuadra y correr la otra por los portales de la calle Monte. No se cansaba a pesar que su alimentación era mala, consistía en café con leche, un poco de jugo, plátanos verdes o maduros y muy poca carne.

Se graduó de bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana a los 16 años, aprobando en junio de 1918 nueve asignaturas y el resto en septiembre.

Por no tener la edad requerida, tuvo que esperar para empezar Medicina en la Udad. de La Habana. Viviendo en una modesta casa de la calle Villanueva entre Herrera y Santa Felicia se puso a estudiar música con el profesor Rafael Miari y a los tres meses ya tocaba perfectamente el violín, después empezó a estudiar algo de química que a la larga le dió grandes satisfacciones. Su hermano Israel construyó un pequeño laboratorio en la casa, luego Agustín lo mejoró se puso a fabricar prendas de ágatas naturales y así pudo aumentar sus ahorros bancarios.

Cuando al fin pudo empezar su carrera de medicina, pagó los 7 pesos por la inscripción y el primer pago adelantado. Eran unos 2,000 los estudiantes que se matricularon.

Se mudaron para una casa en la Calzada de Jesús del Monte entre Princesa y Mangos, pero durante muchos de sus 7 años de carrera, vivió en el Departamanto de Internos del Hospital Reina Mercedes (1886-1954), donde después se construyó Copelia y allí su jefe era el Dr. Julio Ortiz Pérez, sin duda era un prestigioso Hospital afiliado a la Escuela de Medicina donde todas las clases de clínica se daban ordenadamente, con profesores de mucho renombre, tales como: Cuervo Rubio, Leza, Sáenz, Casuso, Aballí, Hernández, Marruz, etc. habiendo mucha disciplina y mucho orden.Su primera especialidad fue la obstetricia, donde le dieron grandes atribuciones y en esa época el Dr. Julio Ortiz Pérez empezaba con la sinfisiotomía (una operación para aumentar la capacidad de la pelvis de la madre al cortar parcialmente las fibras que unen los huesos pubianos en la parte anterior de la pelvis, sobre todo  cuando el feto es demasiado grande para pasar a través de la pelvis), para lo cual se usaba un bisturí especial que cariñosamente ellos le llamában el bisturí de Julito.

En 1919 entró por oposición a la plaza de alumno interno rotatorio, pero trabajando en todas las salas, lo mismo en cirugía que en ortopedia pero Agustín prefería ginecología y obstetricia.

Estando en 5º Año, hizo más de 200 partos y luego tuvo la oportunidad de conocer al profesor de pediatría Dr. Ángel Arturo Aballí y un domingo hubo una junta para diagnosticar una fiebre inexplicable en una niña de la familia Gómez Mena y el Dr. Aballí planteó una pielitis y cuando el Dr. Clark recibió la orina y la vio al microscopio, dijo que era normal. Entonces el diagnóstico de la pielitis quedaba en la duda. Como había sobrado orina en el tubo y seguía la discusión, Agustín tomó el tubito con la orina, lo centrifugó, extrajo solamente la parte clara y lo agitó bien, puso una gota en la placa y al microscopio. Enseguida vio no sólo muchos glóbulos blancos de pus, sino también muchos piocitos y células en forma de renacuajos típicas de las pielonefritis. Con mucha timidez se dirigió a los profesores y con el respeto que entonces demostraba un alumno a los mismos: “profesor Aballí en el microscopio a mi me da una infección urinaria, la orina no es normal” Tanto Aballí como Valdés Dapena pudieron comprobar que era una pielitis y muy fuerte. Entonces los dos le preguntaron: ¿cómo explica que al Dr. Clark le dio normal la orina y a Ud. le da esta infección? Agustín les respondió: “Es que estoy trabajando algunas tardes de alumno honorífico en el dispensario Tamayo y he aprendido esa técnica”. Valdés Dapena ya convencido que Aballí tenía razón, le puso el tratamiento de aquella época y a los 3 días la niña estaba bien. Dos o tres meses después fueron a verlo el profesor Aballí y el profesor camagueyano Félix Hurtado (que acababa de regresar de su beca en París) para plantearle lo siguiente: “Usted ha equivocado su especialidad, con la figura suya (solo pesaba 82 libras) no hay hombre que le confie su esposa para el parto, sin embargo, si Ud. fuera laboratorista o pediátra, su físico no tendría importancia. Deje la obstetricia y venga a trabajar con nosotros, le damos 3 meses para que estudie y lo examinaremos en público. Si pasa la oposición, que será pública, lo nombraremos oficialmente entre los miembros de la cátedra. No tendrá derecho a aumento de sueldo pero sí, futuro”

Agustín sorprendido porque todavía no había estudiado pediatría (le tocaba el siguiente año), lo pensó bien y les dijo: “voy a estudiar y voy hacer la prueba”. Tres meses después le trajeron al cuarto de reconocimiento un niño de 4 años con fiebre, le facilitaron los datos convenientes y le dieron media hora. A los 30 minutos tenía que presentarse ante el tribunal, ya constituído y discutir el caso. Hizo el diagnóstico del caso, contestó todas las preguntas lo mejor que pudo y se fue a esperar. A los 15 minutos lo llamaron y ante el asombro de los médicos presentes lo nombraron profesor ayudante de la cátedra de patología y clínica infantiles y jefe del laborato-rio. Pero estas plazas se suprimieron porque era muy difícil que un alumno hiciera una oposición de una asignatura que todavía no la había aprobado.

Al siguiente año pudo tomar el exámen regular de profesor ayudante graduado y así empezó su carrera como investigador y como professor. Sin haberse graduado empezó a publicar artículos sobre casos clínicos, métodos, etc. El profesor Aballí, al ver su amor al trabajo, vino a los EE.UU y gastó $2,000 en equipos de laboratorio y le dijo: “Castellanos, he hecho un esfuerzo y quiero ver si responde a mi iniciativa”. Con esos instrumentos empezó a descubrir enfermedades que nunca antes se habían diagnosticado en Cuba.

El profesor Aballí, en colaboración con el doctor Agustín Castellanos presentaron dos trabajos de suma importancia científica: “La prueba de Rosenthal para la insuficiencia hepática en la infancia” (1925) y “Sodokú en Cuba, primer caso comprobado en un lactante“, este último vio la luz en el Boletín de la Sociedad Cubana de Pediatría (1930). 

En 1923 cuando empezó en el Hospital Reina Mercedes conoció a Ángela Sánchez Jiménez, una camagueyana alumna de enfermería y fueron novios hasta 1926 que se casaron, su hijo Agustín les nació en 1927.

Nieto de chino, el doctor Castellanos fue el primer médico con tal origen que llegó al profesorado de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana. De brillante expediente de estudios, porque obtuvo 30 sobresalientes y 21 premios ordinarios en 32 asignaturas, sólo superado por el doctor Pedro Kourí Esmeja (1900-1964).

Con 23 años, pudo graduarse el 14 de julio de 1925, como el segundo de su clase, sin haber pagado matrículas ni derechos de grado. Entonces fue al hospital a despedirse del Dr. Ángel Arturo Aballí Arellano y del Dr. Félix Hurtado Galtés para decirles que se iba a establecer en el barrio de Luyanó y agradecerles por toda la ayuda recibida de parte de ellos dos. Cuando Aballí lo oyó, enseguida lo interrumpió: “Doctor Castellanos, la cátedra no puede perderlo, un médico de barrio lo es cualquiera. Usted es necesario para la Escuela de Medicina y sobre todo para la cátedra de pediatría. Prepárese para unas oposiciónes de pediatría general, será mucho más fuerte que la que hizo tan brillantemente siendo estudiante. Le voy a dar 3 meses para que se prepare. Otra cosa, lo necesito en mi consulta privada como laboratorista y le pagaré $175 mensuales y se puede aprovechar de mi biblioteca para sus estudios.”

En junio de 1925 hizo la oposición pública, la aprobó y se convirtió en profesor ayudante graduado de la Escuela de Medicina.

Publicó muchos trabajos junto al profesor Aballí y ambos fueron fundadores de la Sociedad Cubana de Pediatría, con su importante Revista en 1929.

Durante esa época, trabajaba en el laboratorio y era profesor de la Cátedra de Patología y Clínica Infantil. Cuando había algún caso difícil, lo leía por la noche y al otro día explicaba el caso junto al paciente, rodeado de sus estudiantes.

Al comenzar la década de los años ‘30 se fue agravando la situación política del país, cuando Machado quiso reelegirse en 1929, la violencia contra la dictadura aumentó al igual que la represión de los cuerpos policiales.

La familia Castellanos-Sánchez se había mudado para la calle 23 # 1107 entre B y C en El Vedado y Agustín se involucró en aquellas luchas a través del ABC por ser amigo de Joaquín Martínez Sáenz, Carlos Saladrigas y Jorge Mañach, sus principales dirigentes y le asignaron la célula A1 B7 C5. En 1932, se produjo el atentado contra Clemente Vázquez Bello, presidente del partido Liberal y del Senado, por un comando de 5 miembros del ABC, armado con escope-tas recortadas que lo mataron en la Calle 146 y la 17 Avenida del Country Club. El estudiante Pío Alvarez, uno de los atacantes se tuvo que esconder en la casa del profesor Dr. Gustavo Cuervo Rubio y allí lo había conocido Agustín, estando en varias reuniones secretas.

En el laboratorio del Hospital, Agustín confeccionaba ampolletas de gases lacrimógenos. Conoció y fue amigo del embajador americano Summer Welles quien se le ocurrió hablar con Machado y sus altas autoridades y proponerles que Agustín podía encargarse de desarmar poco a poco a la sección de acción, guardarlas en su casa, que estaría protegidas por la embajada americana y cuando estuvieran recogidas todas las armas, tirarlas al mar frente al malecón.

Un sábado, a las 10 de la mañana se aparecieron varios policías, unos armados, otros de civil y registraron toda la casa, lo llevaron donde estaban las armas y le diron toda clase de golpes hasta que cayó al suelo. Al levantarse un tal Tito, le puso su pistola en la región temporal derecha pero al mismo tiempo un periodista del País sacó varias fotos de esto y entonces el capitán Ainciarte le gritó: “Tito no puedes matarlo porque es americano”.

El comandante Trujillo ordenó quitarle los amarres de las muñecas y tobillos al saber que era hermano del Dr. Israel Castellanos, el Jefe del Dpto. de Policiología y Dactiloscopía, funciona-rio muy respetado por todos los oficiales de policía.

Lo metieron dentro de una perseguidora y lo llevaron para el Castillo del Príncipe, después de despedirse de su esposa Ángela y de su hijo Agustín, que tendría 5 ó 6 años.

El ABC quiso rescatarlo pero el se opuso, porque creía podía morir en el tiroteo que seguro se iba a formar.

Cuando su hermano Israel se enteró, renunció a su alta posición pero Machado no se la aceptó.

Finalmente pudo salir de la cárcel gracias a la gestión del embajador Summer Welles. Luego se enteró que un empleado doméstico suyo fue el delator que aprovechando la familia estaba fuera de la casa, llamó a la policía y les mostró donde estaban guardadas las armas.

Realmente sus actividades políticas nunca le impidieron continuar con sus estudios, antes de su graduación en 1925, ya había publicado 6 artículos, 3 en 1925, 6 en 1926, 6 en 1927, 1 en 1928, 9 en 1929, 4 en 1930, 4 en 1931, 1 en 1932, 1 en 1933, 8 en 1934, 6 en 1935, 6 en 1936, 2 en 1937 y 18 en 1938.

Entre 1927 a 1934 publicó 34 artículos científicos, de los cuales 10 eran cardiovasculares.

Siendo el coronel Carlos Mendieta Montefur, presidente de la República de 1934 a 1935 (692 días) nombró al Dr. Guillermo Belt alcalde de La Habana y el Dr. Castellanos fue nombrado el 30 de junio de 1935, Director del Hospital Municipal de Infancia, en G y 29. Por medio de una ceremonia extraordinaria, tuvo lugar la inauguración oficial de un hospital que nació, no solo para salvar miles de niños enfermos, sino también para poner muy en alto la capacidad y el prestigio de la Pediatría Cubana. Todos los servicios prestados a los niños enfermos eran gratis.

Este hospital nació apolítico y siguió apolítico durante los gobiernos de los 9 presidentes antes de 1959. Fue su Director desde 1946 hasta 1959.

La Cátedra de Enfermedades Infantiles (Patología y Clínica) se trasladó del Hospital Reina Mercedes para el Infantil hasta la llegada de Castro quien además de alterar todo esto, politizándolo con el nombre de Pedro Borrás en 1961. El director Agustín explicaba: “teníamos la ventaja de poder utilizar a un gran número de profesores de la Cátedra trabajando allí sin remuneración, porque tenían sus salarios pagados por la Escuela de Medicina. Además había miembros agregados, externos e internos que tenían que trabajar en el Hospital para aprender el “training”. Los viernes había conferencias donde se discutían casos de radiología clínica, los síntomas o signos clínicos que para el cuerpo médico era una gran enseñanza. Por eso el Hospital tuvo una excelente calidad profesional, con una buena enseñanza continua bajo la supervision de la Cátedra y su cuerpo de profesores”.

En 1935 creó en el Hospital un Dpto. de Tranfusiones de Sangre, siendo los donantes los mismo familiares de los niños enfermos, al principio eso pareció inadecuado e injusto, pero luego el tiempo le dió la razón. En 1936 en el laboratorio la sangre se centrifugaba, se tomaba el plasma y después los glóbulos rojos se botaban en el vertedero. Al Dr. Castellanos le pareció un crimen desechar esos globulos rojos en lugar de inyectárselos a muchos niños campesinos que llegaban con anemia parasitaria intensa y eran tratados con el vermífugo adecuado, buena alimentación y hierro pero, la recuperación era lenta. Entonces decidieron inyectarles esos globulos rojos a esos pacientes y el resultado fue espectacular. El Dr. Alexander S. Wiener (1907-1976) uno de los dos médicos que descubrieron el factor Rh en 1937, aceptó en su libro, este procedimeinto y lo recomendó. Aunque hubo algunas discrepancias, después se hizo universal.

Al saberse lo que estaba haciendo en Cuba el Dr. Castellanos, vinieron a visitarlo al hospital algunos profesores de EE.UU, como el Dr. Rosenthal e Ignacio González Guzmán (1898-1972) de Méjico.

Una mañana de finales de 1935 en una niña de dos años le inyectaron por una vena del codo, 35 cc de Per-Abrodil (Pelviren D) de Bayer y le tomaron una angiocardiografía perfecta donde demostró tener una pequeña comunicación (congénita) en el tabique que divide los ventrículos del corazón.

Su trabajo inicial fue con perros y cadáveres antes de extender este método a los humanos. Castellanos y colaboradores publicaron el primer artículo importante sobre las aplicaciones clínicas de la angiocardiografía intravenosa que se publicó en los Archivos de la Sociedad de Estudios Clínicos en 1937. Se cree fue la primera publicación que trató de la estructura cardíaca normal. Un año más tarde iniciaron el método de inyección retrógrada de colorante (Perabrodil) en la aorta, que se utilizó principalmente para diagnosticar el conducto arterioso persistente (Castellanos y Pereira, 1938). Castellanos amplió su trabajo sobre la angiocardiografía para incluir el estudio de las diversas malformaciones congénitas del corazón. También participó en el desarrollo del procedimiento conocido como neumomediastino y en múltiples investigaciones relacionadas con hematología y enfermedades infecciosas.

En 1942 publicó el primer caso de hipertrofia idiopática del corazón en un paciente ingresado en el hospital. El caso fue publicado en la revista Vida Nueva, Tomo L, Número 5.

En 1943 hubo en La Habana un Congreso de Cardiología y entre los eminentes cardiólogos invitados vino el fundador del Instituo Nacional de Cardiología de Méjico, Dr. Ignacio Chávez Sánchez (1897-1979) quien le pidió poder ver con sus propios ojos una angiocardiografía y una aortografía realizadas por él. Tomaron un niño de dos años con una cardiopatía cianógena con un soplo sistólico fuerte en el lado izquierdo. Había más de un diagnóstico y el Dr. Castellanos planteó que después de la angiocardiografía el diagnóstico se establecería con toda seguridad. Así el profesor Chávez después de comprobar que el niño tenía una clásica Tetralogía de Fallot, se quedó asombrado y poniendo una mano sobre su hombre le dijo: “doctor, usted hace lo que nadie puede hacer en el mundo en el momento actual. Siga, siga trabajando en esto, que usted llegará muy lejos”.

El próximo año, el Dr. Nardo Dorbecker Casasus director del Dpto. de Radiología del Instituto Nacional de Cardiología de Méjico lo invitó ir al Instituto, lo antes posible. Cuando llegó al vestíbulo del edificio del Instituto, el Dr. Dorbecker le pidió que viera el Mural que tenían frente a ellos, empezó el Dr. Castellanos a ver a los 44 inmortales de la radiología pintados entre 1943-1944, por el famoso muralista Diego Rivera (1886-1957) hasta que se sorprendió al reconocerse entre ellos. Solamente F. Wilson, Paul D. White y Agustín Castellanos éran los únicos vivos, en ese momento. Este fue el segundo mural, donde Rivera representó a los pensadores que usaron la farmacología, la radiología y la electricidad para ampliar los horizontes de la cardiología.

En mayo de 1944 en Congreso Mundial de Cardiología celebrado en Méjico y en el mismo Instituto, Castellanos presentó 3 trabajos y gracias a esas presentaciones, los más famosos cardiólogos del mundo pudieron ver la importancia de la angiocardiografía en el diagnóstico de las cardiopatías congénitas. Durante el Congreso pudo conocer a famosos profesores como: F. Wilson, Paul White, Luis Katz, Von Norderstrum (el gran radiologo sueco, que fue quien hizo su presentación antes de él, leer sus trabajos), Condorelli, Sones, Lew, Hurst, Kirklin, García, Mispirreta, Puddu, Snellen, Oegstgeest, Dubot, María Victoria de la Cruz (cubana), Cabrera y Dorbecker.

En el Congreso Mundial de Cardiología celebrado en Washington en 1986, auspiciado por los laboratorios Squibb el Dr. Castellanos fue el único al que se le ofreció una recepción especial.

Maude Elizabeth Seymour Abbott (18/marzo/1869 – 2/sept/1940) fue una médica canadiense, una de las primeras mujeres graduadas en Medicina en Canadá, y una experta reconocida internacionalmente en cardiopatía congénita. Fue una de las primeras mujeres en obtener un título de la Universidad McGill. Cuando Agustín le envió un resumen sobre sus trabajos sobre las angiocardiografías y aortografías, enseguida se convirtió en una entusiasta de ese método. Castellanos conservaba la carta que ella le envió y donde le pedía no abandonara esos estudios que tenían una aplicación práctica.

Entre 1944 y 1946, presentó 22 artículos sobre las angiocardiografías y aortografías.

En 1945, publicó trabajos de cardiopatías congénitas con el Dr. Raúl Pereiras. En 1946, junto con el Dr. A. García López hizo la presentación del primer caso de ocronosis (causado por la acumulación del ácido homogentísico en los tejidos conectivos, en la actualidad existe un gran número de cremas despigmentantes que contienen este fármaco en su fórmula y que se venden al público, por lo cual su uso y abuso es común y puede conducir al desarrollo de ocronosis).

En 1946 y también junto con el Dr. Raúl Pereiras volvieron a insistir en el diagnóstico radiólogico de la tromboflebitis de la vena cava inferior y sobre las anormalidades de la aorta por la aortografía retrógrada superior.

En 1947 junto con los Drs. Raúl Pereiras y Otto García publicaron una trabajo científico sobre hipertrofia del lóbulo izquierdo del timo, que se encontraba más frecuentemente en Cuba que en EE.UU. Castellanos creía que las timomegalias se debían a virus maternos asintomáticos, de los cuales la transmisión es la fiebre.

En 1948 con las conferencias dadas a los alumnos asistentes al curso de Patología y Clinica Infantiles se publicó un libro de 406 páginas y 20 ilustraciones. En este libro ellos aclararon que lo descrito por el francés Fallot en 1888 con el nombre de Triología fue solamente la comunica-ción interauricular asociada a la estenosis pulmonar.

En 1949 junto con el Dr. José Jordán publicó un libro sobre dietética infantil.

En 1950 publicó junto al gran experto bacteriólogo cubano, Dr. Juan Martínez Cruz, un trabajo en inglés sobre los ganglios mesentéricos en lactantes afectados de diarreas por agua con conta-minación bactriana (eschericia coli, salmonelas y enrerococos). Los enfermos tenían una linfo-adenitis mesentérica notable. El cirujano participante fue el Dr. Antonio Carbonell Salazar.

En 1950 publicó junto con los doctores René Montero y Otto García un caso sobre amebiasis que había sido tratado solamente con Bacitracina, los resultados fueron favorables, una pronta recuperación y alta. Cerró el año 1950 con la publicación de un caso estudiado por el Dr. Beato Núñez, xantomatosis ósea, curada rápidamente con una dosis alta de Vitamina A.

En 1951, escribió 11 trabajos y de ellos 7 eran cardiovasculares. También junto con Otto García y E. Prado terminaron el trabajo sobre el efcto del Cloranfenicol en casos de meningitis purulen-tas, con resultado notable y abriendo un nuevo campo para esas meningitis bacterianas para las cuales no había, hasta entonces, un programa efectivo y general entre los pediátras.

El 22 de mayo de 1952, tuvo lugar la ceremonia oficial de la apertura de la “Fundación Agustín Castellanos” para investigaciones cardiovasculares, en el segundo piso del Hospital Infantil. Se mostraron los instrumentos y se explicó que sería un aporte del gobierno para los pobres, sin costo para visitas o cirugías. El Dr. Otto García fue nombrado director de La Fundación y su esposa la Dra. Eloína González, secretaria general. El Dr. Ángel Giral Casielles era el cirujano. La Fundación otorgó muchas becas a médicos extranjeros como al Dr. Benjamín Gasul, de Chicago; el Dr. Marcelo Moriano de Ecuador; Luis Arrieta, radiólogo de Panamá; Morillo Atienzo, radiólogo caraqueño; Heriberto Mercado, boliviano; Alberto París, cirujano venezolano; Masao Tamaki, radiólogo japonés; William Tello, cirujano de Quito; Gunther Buchelieres, de Chicago. También trabajaron en la Sección Clínica y del Laboratorio los doctores Alberto Hernández Cañero (luego se convirtió en su enemigo acérrimo) y Sergio del Valle (comandante castrista, ministro del Interior y de Salud Pública).

En 1952 volvieron a revisar el resultado práctico e inofensivo de los estudios angiocardiográficos en Cuba, siendo La Habana el lugar original

José Manuel Alemán Casharo fue amigo del Dr. Castellanos desde los días conspirativos en el ABC. Luego fue Ministro de Educación en el gobierno de Grau de 1944 al 1948, pero estaba enfermo de Hodkin, su médico de cabecera era, Castellanos con el Dr. Nicolás Puente Duany como oncólogo. De Alemán se comentan muchas cosas como que se robó dinero de Hacienda y que tenía muchas propiedades en Miami, (Key Biscayne y el Miami Stadium).

Durante las semanas del mes de marzo de 1950, fue perdiendo peso poco a poco pero su carácter, sus decisiones y criterios no cambiaban, un día le dijo a Agustín que le iba a dejar $5 millones para hacer un hospital para niños pobres. La muerte se fue acercando y la madrugada del sábado 24 de marzo de 1950, como a las 12 y media, estando casi inconsciente de repente empezó hacer movimientos bruscos como queriendo sentarse. Lo ayudaron y entonces miró a su derecha y parece que vio la sombra de su padre y dijo:“Caramba papá ¿cómo has tardado en venirme a buscar?” Extendió la mano para dársela al padre y cayó desplomado, ya muerto. Para Agustín y los otros amigos presentes aquello fue intimidante.

Su cadaver fue expuesto en El Capitolio y Agustín Castellanos formó parte de la primera guardia de honor que se le dispensó al ex-senador.

Según parece de aquella prometida suma de los 5 millones, algo le llegó para poder construir su Fundación.

Un cuerpo iodado hypertónico inyectado a un animal o a un ser humano tiene que tener cierto riesgo y el cardiólogo tiene que disminuir las posibilidades de una complicación seria o muerte del paciente. En 1957 publicó en Suecia un análisis de 660 pacientes con una mortalidad de solo 1%. En 1967 H. Mercado, en Miami en una serie de 442 niños tuvo una mortalidad de 6.2%. En 1968, en Gainesville, Fl. 3 médicos reportaron que en 1,104 niños tuvieron una fatalidad de 2.4%.

El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista y los militares golpistas sacaron al presidente electo, Carlos Prío del poder. El Dr. Castellanos había sido miembro activo del ABC en época de Machado y aparentemente ese movimiento estaba dormido pero no muerto, porque a él le ordenaron una operación de asalto a una estación de policía. Esperando a la una de la madrugada la llegada de los otros, fue arrestado apenas a 100 metros de la estación. Lo subieron a un camión y llevado para Columbia. Un día se le apareció Batista para hacerle algunas preguntas y empezó un intercambio de palabras, donde Agustín habló sin tapujos y creyendo lo iban a matar. De pronto Batista le pidió se pusiera de pie y se fuera por la puerta, él caminó normalmente pero siempre esperando el tiro, llegó hasta donde había un carro y un soldado, que lo invitó a subirse y lo llevaron hasta su casa. El chofer abrió la puerta, él salió y entonces le dijo: “no diga luego que el general es malo”.

El 31 de julio de 1953, apenas 4 años después de haberse publicado el primer texto en el mundo sobre el tema, en la sesión científica celebrada en el Hospital Municipal de Infancia, presentó un trabajo sobre Cateterismo Cardíaco en las Malformaciones Congénitas, en colaboración con los Dres. Otto García Díaz, Eloína González Vega, Gloria Varela, Ángel Giral Casielles.

Personas amigas suyas y de Marta Fernández Miranda de Batista se le acercaron un día para ver si aceptaba visitarla a pesar, de los incidentes descritos anteriormente frente a su esposo. Agustín aceptó y Marta lo trató como si nada hubiera pasado, habló de su dolor por la pobreza, desnutrición y las enfermedades de muchos niños. Ellos dos, o sea Batista y ella querían construir instalaciones médicas para tratar a esos niños. Ese fue el comienzo de los dispensarios ONDI (Organización Nacional de Dispensarios Infantiles) Se nombró al arquitecto Alberto Vadía para construir las unidades. Se pudo crear dispensarios ONDI en: Mantua, Guane, Punta Brava, Sagua la Grande, Cárdenas, Santa Clara, Trinidad, Banes y Ciego de Ávila (nombró Director al Dr. Fernando J. Martínez Álvarez; los pediatras eran Alberro, Rodríguez-Viñas y Fructuoso de Oro; radiólogo, Dr. Joaquín “Nin” Torres con “Kiki” Gómez Padrón como técnico; el adminitrador era Alcibiades Gómez Patricio; dentista, mi padre, el Dr. Álvaro M. Álvarez Morgado).

Según cuenta Agustín, Batista nunca interfirió con ellos ni pidió construir en determinado lugar un dispensario. El era quién nombraba los directores y los médicos, sin presión política alguna, aunque sí consultó a veces con el Colegio Médico Nacional. Un día se apareció en su casa de la calle 23 un vendedor de autos, de apellido Vilarchao (Ave. 51 #8225) para decirle le habían encargado un carro especial para él que costaba unos $18,000. Castellanos le contestó: “Señor, dígale al presidente Batista que le agradezco el regalo, pero no puedo aceptarlo, yo no tengo recursos económicos para ese lujoso auto y todo el mundo va a creer que lo he comprador con dinero robado de la ONDI, explíquele a Batista que yo salgo perjudicado, pero mucho más su gobierno” Supo luego que Vilarchao le dio el recado a Batista y este no se disgustó con él.

Un tiempo después vinieron las complicaciones, los profesores de la Escuela de Medicina aumentaron sus críticas hasta el punto que se le hizo imposible continuar en la posición de Director de la ONDI. Fue a ver a Batista y este cambió de color cuando le planteó su renuncia. Lo miró fijamente y le pidió no le dijera nada a otros, ni a Marta porque lo iba a sentir mucho.

Castellanos recuerda otro día, recibió la visita en su casa, de una persona muy allegada a Palacio para decirle, Batista quería proponerle le sirviera de mediador con los revolucionarios para detener la insurrección y le prometía un sueldo anual de $80,000 con un pago inicial. Castellanos sin pensarlo mucho le contestó: “Ya nada puede detener la rebelión, es incontenible” y pensó para sí…..¡ahora los culpables de este desastre que vean el resultado de sus obras! 

Acompañado de su gran amigo Fausto Báez (su amigo del ABC, en 1933) y con Ángela, su esposa, se fueron a Méjico, por un mes. Al regresar la situación política estaba aún peor.

En 1957 solamente 3 trabajos pudo publicar y de ellos uno solo de cardiología (con los expertos en arritmias Calviño, Azán y Castellanos se presentó un escrito sobre taquicardia paroxística ventricular en la infancia).

En 1958 se presentaron 7 trabajos de los cuales 5 eran problemas cardiovasculares. Uno de ellos sobre Angiocardiografía en la Enciclopedia de Cardiología. Ese mismo año asistió al Congreso de la Sociedad Interamericana de Radiología con la participación de los más destacados cardiólogos y radiólogos de EE.UU.

Después de su presentación se sorprendió cuando le dieron la Medalla de Oro de esa Institución.

En 1959 hizo 7 contribuciones pero 3 eran relacionados con el aparato cardiovascular (uno sobre interupción completa del arco aórtico, que se publicó en Suiza)

A pesar de la situación política reinante, en 1952 publicó 6 artículos; en 1953, 16 una cifra record; en 1954, 2; en 1955, 8; en 1956, 2 y 6 en 1960.

Llegó el primero de enero de 1959 y muchos profesores fueron acusados de haber simpatizado con el gobierno de Batista. El fue uno de aquellos acusados pero durante los juicios explicó su posición de médico al servicio de los niños. No hubo tribunal capaz de condenarlo y fue el único profesor que fue a defenderse, pero él no los criticó, porque solamente una persona como él podía hacerlo.

Por estar muy ligado a la embajada americana, un alto funcionario lo llamó para pedirle su cooperación para poder quemar los documentos, después de haber sido pasados a microfilms. Ellos se consiguieron un hombre joven y vestido de miliciano que en un pequeño camión los transportaba hasta su finca a 2 kms del aeropuerto Rancho Boyeros, donde dos campesinos, de su confianza, los quemaban y luego dispersaban las cenizas para no dejar rastro alguno.

En 1960, con la ayuda de un amigo que trabajaba en las oficinas de la Escuela de Medicina

prepararó un documento autorizándolo a viajar a EE.UU para participar en un Congreso de Cardiología en San Luis, Missuri. Salió hacia Nueva Orleans-Chicago. Allí en Chicago iba a trabajar en el Cook County Hospital con un cardiólogo pediátrico y amigo de muchos años. Luego al llegar a Miami llamó al Dr. Francisco A. Hernández, fundador del National Children Cardiac Hospital, en Flagler y LeJeune y a los pocos días ya era un Científico Sénior de Cardiología, con un salario inicial de $800. Aquí logró un “grant” para hacer estudios de angiocardia y escribió artículos de investigaciones junto con el Dr. Frank Hernández (ver-1)

De ese modo fue conociendo las enseñanzas médicas norteamericanas para luego trasladarse para el Variety Children’s Hospital (1950) de la 62 Avenida y la 31 Calle del Suroeste. En 1983 pasó a ser el Miami Children’s y en 2015 el actual Nicklaus.

En 1965 pasó su exámen de Ciencias Básicas y en 1967 el Board de Medicina. En el Variety trabajó en el Dpto. de Cardiología donde también obtuvo varios “grants” para investigaciones.

El Dr. Castellanos hace mucho incapié en reconocer que toda su familia se aclimató muy bien al sistema de vida de su nuevo país. Su hijo Agustín Jr. (ver-2) en 1960, tenía 33 años y 4 hijos, los cuales se adaptaron perfectamente al sistema escolar. Como su padre era médico y cardiólogo pero de adultos, graduado en 1953 y con mucha experiencia adquirida en las salas del Hospital Calixto García. Por lo tanto le fue muy fácil lograr una plaza de cardiología en el Hospital Jackson Memorial, porque hablaba inglés perfectamente, gracias al colegio donde estudió en La Habana.

■Estando aquellos primeros días en Chicago en 1960, se enteró que el profesor y eminente radiólogo Luis Arrieta de Panamá, el 11 de marzo de 1959 había escrito y enviado una carta a Suecia pidiéndoles le fuera concedido a los Dres. Agustin W. Castellanos y Raúl Pereiras, el Premio Nobel de Medicina y Fisiología.

■También supo por medio de varios profesores amigos que el 22 de septiembre de 1959, el decano de la Facultad de Medicina de Bogotá, en Colombia, el Dr. Raúl Paredes también había escrito solicitando el Nobel para Castellanos y Pereiras, de Cuba, por haber inventado la Angiocardiografía.

■Además recibió comunicaciones que el 7 de Agosto de 1959 el Rector Alfredo Pérez Guerrero y Miguel A. Aráuz, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Quito, en Ecuador ambos habían escrito a Suecia, pidiendo igualmente el Premio Nobel para Castellanos y Pereiras, de Cuba por haber descubierto varios métodos en la Angiocardiografía.

■Supo de otra solicitud escrita el 17 de agosto de 1959, por el Dr. Francisco Rizzo Verlasco, decano de la Escuela de Medicina de Guayaquil, en Ecuador, para que le dieran el Nobel de Medicina a los doctores cubanos A. Castellanos y R. Pereiras.

■Miguel Salvador, presidente de la Sociedad Cardíaca Nacional de Quito, Ecuador fue otro que le escribió al Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia pidiendo el Premio Nobel para Castellanos y Pereiras.

■Otro dato interesante que refuerza esas peticiones fue el trabajo publicado el 23 de enero de 1960 por el profesor J. B. Walffe del Valley Forge Medical Center de Fairview, Pa.

■El destacado Carlos Coqui, profesor de Radiología de Méjico, fue otro que escribió en 1959.

El tiempo fue pasando y nada se resolvió a favor de estos dos brillantes profesores cubanos.

Hubo muchas conjeturas como el haber estado preso cuando Machado y cuando Batista, presunciones, al fin.

El Dr. Castellanos afirma que un eminente profesor de fama internacional, vino a verlo a Miami y le confió que si regresaba a Cuba, o sea a la tierra de Fidel Castro, le darían el Premio Nobel de Medicina y Fisiología de 1960. Además una persona allegada a él, de la Embajada Americana en La Habana, lo entrevistó y le dijo: “si Ud. aspiraba al Premio debía regresar lo antes posible a Cuba y tener actividades profesionales normales y el sabía le devolverían todas sus propiedades”. Todo aquello le resultó vergonzoso y contestó:“que continuaría junto a su familia en Miami”. Su comentario final fue:“entonces usted no tendrá ninguna probabilidad de obtener el premio”.

En 1961 fue investigado científicamente para ver si podía obtener el Premio Lasker de ese año.

Por norteamericanos amigos, que creían él lo merecía, supo quién dio un informe contrario a su persona. Aquello nunca lo deprimió porque estaba orgulloso de haber llegado a donde muchos envidiosos no llegaron nunca.

En el mismo año, E. H. Christopherson, presidente de la Sociedad Americana de Pediatría quiso darle un “grant” de investigaciones y médicos ligados al Jackson Memorial, le dijeron aquí en Miami que él, no se ocupaba de la medicina sino de acciones para derrocar a Castro, por lo cual no iba a tener el tiempo necesario para estudios e investigaciones. Cosa que el tiempo probó ser falsa.

En 1967 presidió el I Congreso Mundial de Angiocardiografía que tuvo lugar en la ciudad de Panamá. Ese mismo año el Colegio Americano de Radiología lo reconoció como descubridor de la angiocardiografía y lo premió con la Medalla de Oro de dicha institución, honor que sólo había recibido otro extranjero, (Madama)María Sklodowska Curie por su tratamiento del cáncer por medio del radium

Se le considera por muchos el creador de la angiocardiología, por aportes como la angiocardiografía radioopaca, la cavografía superior, la cavografía inferior y la aortografía retrógrada.

En 1968 con motivo del VIII Congreso Interamericano de Cardiología celebrado en Lima, Perú, recibió la Medalla de Oro «Hipólito Unanue», concedida solo a personalidades médicas de renombre mundial. Unos meses después invitado a impartir una serie de conferencias en la ciudad de Manila, Filipinas, recibió la Medalla de Oro de la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás, que sólo se había conferido una vez anterior, al famoso cardiólogo norteameri-cano Paul D. White. También se le confirió la Placa de Bronce de la Sociedad Filipina de Cardiología.

En 1970 recibió el Premio Anual de Medicina del Departamento de Salubridad, Educación y Bienestar Social de Washington y en 1973 tres altas distinciones: Miembro de Honor de la Sección de Cardiología de la Academia Americana de Pediatría, honor que se confería por primera vez; miembro del Colegio Internacional de Pediatría, con sede en Suiza y miembro de la Asociación Médica Mundial, con sede en New York

Propuesto por las Sociedades de Cardiología de EuropaAsiaÁfrica, América Central y Sur-américa recibió el Premio Fundación Pedro Cossío durante el Congreso Mundial de Cardiología celebrado en sept.1974, en Buenos AiresArgentina, un alto reconocimiento.

El profesor, investigador y gran cardiólogo cubano, falleció en Miami el 7 de diciembre de 2000, a los 98 años, con la satisfaccción del deber cumplido y haber publicado 335 trabajos médicos.

El Dr. Luis A. Labrada-Rondón, médico que estudió en la Udad. de Santigo de Cuba, ha escrito sobre el Dr. Castellanos: “ninguno de mis profesores lo mencionó alguna vez. Hoy me resulta claro que cumplían órdenes provenientes de los altos mandos del partido comunista, quien ya había ordenado, sutilmente, sepultarlo por considerarlo una persona con “diversionismo ideológico” y por tanto, peligroso en el proceso de formación de las nuevas generaciones de médicos cubanos. Ese mismo principio fue el que los llevó a sustituir la asignatura “Historia de la Medicina” por la de “Comunismo Científico”. Yo supe del Dr. Castellanos de forma casual, cuando el Dr. Enrique Lora Leroux, un viejo médico de Bayamo y su exalumno, me regaló el libro “Las malformaciones congénitas de la infancia”, 1948, escrito por el Dr. Agustín Castellanos. El primero en utilizar el término angiocardiografía, practicando miles de esos exámenes. Dosificó el contraste cardíaco ideal para los niños, dependiendo del peso en kilogramos.

Miembro honorario de más de 50 asociaciones cardiológicas del orbe. Pocas veces Cuba ha tenido un embajador científico que la representara con tanta dignidad. La capacidad investigativa del Dr. Agustín Castellanos lo estimula a introducir nuevas variables en el incipiente mundo del cateterismo cardíaco, logrando imágenes espectaculares.

Gran amigo de otro eminente cardiólogo de México y del mundo: Ignacio Chávez, quien ya había descrito las principales características de la hipertensión pulmonar, descripción que todo el mundo reconoce como “Complejo de Chávez”. Fundó su Instituto Nacional de Cardiología de México, el 18 de abril de 1944 y surgió la idea de fundar otro con las mismas características en Cuba, idea que desarrolló con el Dr. Castellanos, quien lo invitó a visitarlos con el objetivo de exponer ante las autoridades de Salud Cubanas las ventajas de un Instituto de Cardiología. En realidad la idea era aún más ambiciosa: crear Institutos de Cardiología en todos los países de América Latina e interconectarlos entre sí. En ese contexto de festejos fundaron La Sociedad Interamericana de Cardiología.

Pero hay un nexo curioso que muchos pasan por alto, la cardiología para adultos, en Cuba, nació de la cardiología pediátrica practicada por el profesor Castellanos. Debemos recordar que algunos de los fundadores del Instituto Nacional de Cardiología de Cuba, en 1966, se formaron en la institución del Dr. Castellanos. Muchas de estas ideas organizacionales, el Dr. Castellanos las analizaba directamente con el Dr. Paul D. White, con quien mantenía una muy cercana amistad. De hecho, en algunos viajes que realizó el Dr. Castellanos a EE.UU, se alojaba en su propia casa.

En 1965 el Dr. Castellanos fijó su consultorio particular en Coral Gables, después de haber homologado su carrera de medicina en EE.UU. No hay cubanos ni latinos en este país que hayan solicitado sus servicios y no fueran atendidos. Siempre prestó con humildad sus servicios, sin importar la condición social o económica de sus pacientes. Por haber llevado la cardiología cubana a planos estelares, tanto en la isla como en los propios EE.UU y el resto del mundo, por su humanismo a toda prueba, por ser el cardiólogo cubano más famoso internacionalmente y porque nunca dejó de amar a su patria, el Dr. Agustín Castellanos González es considerado “Padre de la Cardiología Cubana”.

Aportes a la cardiología del Dr. Agustín Castellanos González 
 Creador del angiocardiograma 
• Creador de la aortografía retrógrada 
• En su momento, tenía el mayor número de cateterismos en niños en el mundo. 
• Creó la Fundación Castellanos, institución sin ánimos de lucro 
• Publicó los primeros estudios sobre la influencia de la fiebre reumática sobre las válvulas del corazón. 
• Publicó múltiples estudios sobre la incipiente auscultación cardiaca. 
• Publica el primer libro cubano y latinoamericano sobre cardiopatías congénitas 
• Introdujo el fonomecanocardiograma en Cuba 
• Introdujo el electrocardiógrafo en la isla 
• Fundador de la Sociedad Cubana de Cardiología 
• Fundador de la Sociedad Internacional de Cardiología 
• El cubano con más publicaciones en revistas indexadas 
• El cardiólogo cubano más reconocido internacionalmente 
• Nominado al Premio Nobel de Medicina

  (1).-El primer cardiólogo pediátrico de Florida.-Francisco A. “Frank” Hernández fue el primer cardiólogo pediátrico en el estado de Florida y el pionero que llevó a muchos de sus seguidores a continuar su trabajo para ayudar a los niños con enfermedades del corazón. El Dr. Hernández nació en Cienfuegos y vino a los EE. UU. para asistir a la universidad, donde obtuvo su licenciatura y su título de médico en el Columbia College en la ciudad de N. Y. Regresó a Cuba para su internado médico y obligación militar y se desempeñó como cirujano de vuelo en el Hospital General del Ejército en La Habana.

Los cambios políticos en la isla lo llevaron a mudarse a Miami, en 1945, donde ocupó un cargo en el National Children’s Cardiac Home, atendiendo a niños con fiebre reumática. En 1951, se convirtió en su Director médico en Flagler Street y Le Jeune Road, donde desarrolló las técnicas angiográficas y de cateterismo más nuevas para ese momento. Instalaciones que también se estaban desarrollando en centros médicos en los principales centros médicos de todo el país. Su laboratorio fue el primero al sur de Baltimore. El Dr. Hernández contó con la ayuda y la experiencia del Dr. Agustín W. Castellanos, quien fue la primera persona en el hemisferio occidental en inyectar contraste, en ese entonces una técnica radiológica innovadora para delinear la anatomía cardíaca. Había trabajado en este método desde la década de 1930. El Dr. Hernández mantuvo sus contactos con amigos médicos en Cuba y conoció allí a la Dra. Helen Taussig, que se le acredita como la primera cardióloga pediátrica en los EE. UU. (La foto tomada en Cuba alrededor de 1950. El Dr. Hernández el cuarto a la izquierda. La Dra. Helen Taussig es la primera, el Dr. Otto García, el 2°, y su esposa, la Dra. Eloina García, la 3°).

(2) Dr. Agustín «Tino» Castellanos Sánchez, nació el 12 de septiembre de 1927 en La Habana. Era el único hijo del Dr. Agustín W. Castellanos y Ángela Sánchez. El 18 de diciembre de 1951 se casó con María «Mariíta» Viota y formaron una familia antes de salir de Cuba en 1960 para iniciar una vida próspera en Miami. El Dr. Castellanos Jr. dedicó su vida al avance y enseñanza de la cardiología y creó junto a otros profesionales el marcapaso moderno.

Fue un médico reconocido internacionalmente, un erudito prolífico y un educador dedicado. Profesor de Medicina y Director de Electrofisiología Clínica en la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami y el Hospital Jackson Memorial durante 33 años, donde enseñó a becarios de cardiología. Hizo importantes investigaciones sobre arritmias cardíacas, 52 de sus estudios han visto la luz en el New England Journal of Medicine y el American Journal of Medicine.

Tino Castellanos, consiguió desarrollar su propio prestigio en el campo de las investigaciones cardiovasculares. En 1990, a los 63 años, trabajó en la costa pacífica de Colombia, donde junto con un equipo internacional de investigadores dispararon dardos de monitoreo a ballenas jorobadas para realizar electrocardiogramas para después utilizarlas en el estudio del corazón humano. De acuerdo con los científicos que participaron en aquella aventura, la amplia visión que brindaba el corazón de una ballena (estructuralmente muy parecido al de un humano), era muy importante al momento de estudiar el corazón de una persona a través de un microscopio, pero con muchos más detalles. De este experimento, los investigadores lograron aprender cómo tratar las arritmias que pueden ocasionar ataques cardíacos.

En 2011, el Dr. Agustín Castellanos decidió retirarse de la Medicina, ya había conseguido diversos honores de instituciones de gran prestigio entre ellas la Asociación Médica Americana, la Universidad de Miami y la Asociación Médica Cubana.

Falleció el 9 de agosto de 2017 a la edad de 89 años, tras padecer la enfermedad de Parkinson y de fibrilación auricular. Sus contribuciones a la medicina y a la sociedad se sentirán para siempre y el trabajo de su vida será recordado por su esposa, hijos y nietos, junto con innumerables amigos, colegas, pacientes y estudiantes cuya vidas impactó.

Dos de sus hijos son médicos también: Agustín Manuel Castellanos Viota, neurólogo y Daniel Castellanos Viota, psiquiatra.

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