SEREMOS FELICES, SI QUEREMOS…

Written by Libre Online

12 de noviembre de 2025

Jesús J. López (1947)

Si la gente quisiera sería feliz, pero hay muchas personas que no atienden a los desinteresados consejos que dan algunas publicaciones generosas, y sufren por permanecer hundidas en la adversidad. Desde la mayor aventura hasta el ínfimo placer más frívolo, todo está catalogado para bien de los que sufren y no es culpa de los publicistas si el ser humano gime de dolor. 

Dos lados no son malos, pero es preciso relacionarse con ellos y ayudarse a sí mismo. Usted desea tomar en su desayuno lengua de búfalo y le parece que no podrá satisfacer ese modesto capricho porque no hay lengua de búfalo en la población donde usted reside. Ayúdese, no se desaliente, piense que usted podrá ser feliz si come en el desayuno una sabrosa ración de lengua de búfalo. Si usted ha leído algunas revistas que inspiran impulsos eficaces para resolver problemas personales, verá usted que es fácil. 

Lo único que usted ha de hacer, en vez de lamentar su mala suerte, porque carece de lugar donde adquirir la lengua de búfalo, es proponerse comer lengua de búfalo, aunque lo crea imposible arrastrado por el pesimismo. Levántese temprano y vaya al campo con su escopeta cerciorándose de que está cargada con balas explosivas. Recorra la campiña en traje ligero para no sofocarse demasiado y estar en condiciones de correr. Si es necesario, póngase al acecho cuidadosamente hasta que vea venir un búfalo, entonces aproxímese con cautela, vigile bien los movimientos de la bestia, procure acercarse por la parte donde se halla el rabo del búfalo para que la fiera no olfatee el olor de usted y se alarme haciendo más difícil la casa. Compruebe que el búfalo tiene lengua y dispare. Lo demás es muy sencillo cortarle la lengua, llevarla a la cocina y ponerse a desayunar.

Y lo mismo que con el sencillo sistema para recrearse el apetito devorando lengua de búfalo se puede hacer con cualquier cosa. Hay quien ve su negocio arruinado y se inunda de angustia. La desesperación le ciega y no advierte que con poco trabajo reconquistaría la fortuna y hasta sería más próspero que antes de quebrarse su hacienda. Bastará que lea una revista nutrida de consejos prácticos y consoladores. 

Supongamos que usted disfruta de un pequeño comercio, pero la guerra, el extravío de un socio jugador y borracho, la falta de mercancías o los derroches de su esposa le llevan al desastre. No se apure. Todo se arregla con diligencia y buena voluntad. 

Cierre el comercio clavando en la puerta un letrero en que avisa a los clientes que usted se propone ensanchar la esfera de sus operaciones mercantiles y diciendo a los acreedores que volverá enseguida y que no teman perder su dinero. Entonces recurra a un amigo de la infancia que le prestará la cantidad que usted necesite para instalar un quiosco de refrescos en otra ciudad. Y acomódese a esa otra ciudad. 

Ahí se pone con los refrescos eligiendo un lugar próximo a las carreras de caballos, pelota, boxeo, bailes, excursiones campestres, teatros y a la vez que esté buscando aislado y sea propicio a un asesinato, porque lo que usted necesita es que haya mucha gente en los contornos y vaya a beber refrescos. Conseguido esto que es facilísimo, reúne su dinero, no lo malgaste. Utilice lo estrictamente preciso para sostener el kiosco bien surtido y a la vez guardar económicamente.

Al poco tiempo usted se asombrará del resultado, amplíe el negocio, construya un local mejor con comodidades para los visitantes, juegos lícitos mecánicos, algo de restaurante, un poco de música. Y siga guardando dinero.

Tendrá suficiente para prestar a los empleados y obreros sobre sus sueldos a devengar, ganando una pequeña comisión. Su casa será un pequeño Banco, después será un gran Banco y después usted será millonario. ¿Ve que claro está todo?

Recuerde que Míster Goodyear fue un joven pobre, Edison, también Y Ford. Pero tuvieron el talento de inventar cosas. Míster Singer perfeccionó la máquina de coser. Nobel descubrió la dinamita. Los chinos inventaron la pólvora y eran chinos pobres. Un día usted podrá ser tan rico como Rockefeller. Basta con que usted quiera ser rico como Míster Rockefeller. 

Basta que usted descubra yacimientos de petróleo, oro, platino y radio o que inventó el automóvil, la máquina de coser o la goma. Ellos no habían inventado nada hasta que inventaron la máquina de coser, la bombilla eléctrica y el automóvil. Ellos no habían descubierto nada hasta que descubrieron la Goma, la dinamita y la pólvora. Cristóbal Colón era un melancólico por temperamento, pero un día se lanzó al mar y descubrió América. Láncese usted al mar, descubra la América, Mr. Peary fue al Polo Norte, vaya usted al Polo Norte…

En los asuntos sentimentales pasa lo mismo, el ser humano es débil y se acongoja pronto por falta de guía y de iniciativas. Pero si reflexiona que la felicidad no depende sino de él mismo, será feliz. Ama a otro ser y el otro ser no corresponde a su pasión, no se suicide, no se entregue a la tortura de la bebida y la marihuana. No fume opio, no se ahorque. Puede suceder que usted crea desdén o indiferencia, lo que es duda de que usted no siente profundamente ese amor. 

Demuestre que sí que lo siente profundamente, insista en sus demostraciones, visite al ser amado. Háblele al corazón. Hurgue en su alma, no se irrite, abra su pecho a la esperanza y ciérralo cuando venga el desconsuelo. En tanto usted aplica ese simple sistema de abre y cierre, ya estará fermentado en el alma del otro ser un punto de contacto con el alma de usted. Abra el pecho para que se acerquen los puntos, ciérrelo para que no le alcance el recelo. Sea noble, sea sincero. 

Abelardo, jamás desconfió de Eloisa, no se ponga triste como Hamlet. Julieta aparecía cada madrugada en el balcón despidiendo a Romeo. En vez de seguir el mal ejemplo de Otelo, que era un moro muy bruto, imite a Leandro que era un poeta. Continúe sin fatigarse, asediando a la persona que le interesa. Si hace falta un año, dos, diez, ciento cincuenta no importa, siga. En esa pertinencia estará su felicidad…

En caso de enfermedad crónica, las afables publicaciones regalan vías de curación infalibles, eso que usted padece lo han padecido muchos y no se desmayaron alentados por el vigoroso convencimiento de que pronto estarían sanados y sanaron. Los males más graves desaparecieron. No piense usted en su dolencia. Al contrario, piense que está bien. No olvide que Matusalén sufrió de múltiples y crueles afecciones hepáticas, renales y nerviosas y vivió casi mil años. Usted puede hacer como Matusalén, viva mil años. Se acaba de hallar la penicilina y se ha descubierto la sulfa. También hay la tomateína y específicos para la tos, las caries dentales, la caída de las orejas y los orzuelos. 

No desconfíe usted de la ciencia. Miles de millones de pesos serán empleados para que no sean necesarios los médicos y dentro de 90 años aproximadamente usted verá que todo el mundo está bien de salud. Los sabios buscan sin cesar y encontrarán lo que usted necesita en tanto llega ese momento. Renuncie usted a martirizarse con la idea nefasta de que está enfermo. Usted no está enfermo, ese dolor es ilusorio, ese cansancio es fementido. Esa fiebre es imaginaria, esa pierna que le falta le volverá a crecer.

Benditas sean las publicaciones que nos llevan de la mano hacia la aventura perfecta. Si no fuera por ellas, no podríamos subsistir frente a los embates del destino. Gracias a ellas tenemos cuanto es urgente para convencernos de que nos hayamos en el paraíso y el que no se siente feliz es porque tiene un carácter muy escéptico y no atiende a las recomendaciones milagrosas de las revistas colectoras de prodigios específicos que son prontuarios de inalterables dichas…

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