Dibujar y pintar lo que nos rodea, en la ciudad, la naturaleza o un espacio cultural, tomando apuntes explicativos, y explorando y registrando el entorno con una mirada propia, es un proceso creativo que podemos disfrutar y puede ser terapéutico, según dos especialistas que explican como este recurso educativo y científico también puede ser útil para el crecimiento personal.
Por Ricardo Segura
El cuaderno de campo es una herramienta que utilizan investigadores de distintas áreas para hacer anotaciones cuando ejecutan un trabajo de campo, es decir una investigación sobre el terreno, según explican Paola Andrea Roa y Carolina Vargas, pedagogas de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Colombia, en Bogotá, Colombia.
Señalan que esta herramienta suele ser un bloc de notas en el que biólogos, geólogos, geógrafos, paleontólogos, arqueólogos, antropólogos, sociólogos y otros investigadores escriben y dibujan sus observaciones.
“El cuaderno de campo es la herramienta básica e imprescindible de un naturalista. Volver de una excursión o salida sin haber registrado las impresiones y observaciones realizadas, supone una gran pérdida de información e impide aprovechar en el futuro lo que hayamos visto, oído o palpado. La memoria es frágil. Lo escrito permanece”, destacan Roa y Vargas.
Para construir ese “diario de campo o diario del naturalista, hay que abrir la mente a lo que se pretende describir mediante el examen atento de sus diversos matices, en un acto reflexivo en el que deben participar todos los sentidos, señalan estas pedagogas, citando al biólogo colombiano Luis Juan Rubiano.
“Hay que procurar discernir con precisión las formas y los colores, los ruidos y las impresiones táctiles, y preguntarse ¿Qué veo? ¿A qué o quién se parece? ¿Qué me recuerda? ¿Cómo es? ¿A qué sabe? ¿A qué huele? ¿Cómo huele?”, según Rubiano.
Herramientas de investigación
“El cuaderno de campo no es algo nuevo. Desde hace siglos se toman apuntes de todo aquello susceptible de ser observado”, señalan los ilustradores científicos y de la naturaleza Clara Cerviño y Miquel Baidal, ambos docentes de la Academia Illustraciencia.
“Durante las primeras expediciones científicas, el cuaderno fue una herramienta clave para recoger información biológica, geográfica, física, entre otras, a través de dibujos y anotaciones que posteriormente servían para realizar ilustraciones de gran rigor basadas en la propia experiencia”, ejemplifican.
Cerviño y Baidal son autores del libro ‘Cuaderno de campo. Aprende dibujando’ en el que ofrecen consejos sobre los materiales y técnicas adecuadas para realizar apuntes y bocetos del entorno, y proponen ejercicios que ayudan a educar nuestra mirada para conectar con el ambiente que nos rodea de una forma más profunda, según explican.
Estos especialistas detallan algunos de los materiales básicos de esta herramienta, que puede resultar sumamente útil tanto para los estudiantes, como todas aquellas personas interesadas en enriquecer sus conocimientos sobre el entorno.
Recomiendan utilizar un cuaderno “apaisado de tapa dura, normalmente cosido y con papel blanco de al menos 200 g/m² (que permite trabajar con cualquier técnica de ilustración) y una caja de lápices de los colores primarios (amarillo, azul y rojo), que permitirán obtener otros tonos al aplicarlos capa a capa y combinarlos sobre el papel, señalan.
“Más allá de la perfección técnica, el objetivo de un cuaderno de campo es disfrutar de un proceso creativo profundamente personal, explorando y registrando el entorno con una mirada propia”, destacan estos ilustradores.
Explican qué cuaderno de campo “te ayuda a desarrollar tu capacidad de observación y a despertar tu curiosidad por todo lo que te rodea y además te enseña a mirarlo con los ojos de los exploradores y exploradoras de antaño”.
Recomendaciones para comenzar
Cerviño y Baidal sugieren comenzar esta experiencia, dibujando aves, insectos y flores.
“Para dibujar aves no hay que irse muy lejos; basta con ir a alguna plaza o zona verde cercana a tu domicilio que te permita sentarte a observar detenidamente el comportamiento de palomas o gorriones”, señalan.
“Fíjate en la forma del cuerpo, el pico y las patas, así como en los colores. ¿Varían los colores a lo largo del año? ¿Identificas dos coloraciones distintas que se repitan reiteradamente?”, señalan.
Estos especialistas explican que si se presta atención al comportamiento de las aves, se pueden identificar patrones. “Algunos animales son solitarios, otros forman comunidades. Al observarlos también puede descubrirse de qué se alimentan y como son sus nidos”, apuntan.
Cerca de tu casa también “podrás observar distintas especies de insectos con o sin alas, las diferencias entre machos y hembras, así como una amplísima variedad de formas y tamaños, colores y texturas, pero todos ellos con tres pares de patas”, añaden.
“Si vives en una zona con cigarras, es muy probable que algún día te encuentres una ‘muda’ (un exoesqueleto con forma de insecto, pero completamente vacío), producto de alguna de las numerosas metamorfosis que sufren estos insectos hasta convertirse en individuos adultos”, explican.
“Las flores son un mundo aparte
Cuando empieces a observarlas, dibujarlas y preguntarte el porqué de sus formas y colores, ¡nunca dejarás de maravillarte”, destacan.
“En primer lugar, es interesante comprobar si se trata de una flor simple, como un tulipán, o compuesta, como las margaritas, en las que cada parte central de color amarillo es una miniflor tubular, mientras que el borde se compone de flores liguladas con un ‘pétalo’ (lígula) de color blanco” según Cerviño y Baidal.
Además de aprender las técnicas de dibujo, que explican detalladamente en su libro, “lo más importante es la práctica constante y aprender de forma progresiva”, recalcan.
“Aunque haga tiempo que no dibujas o no sepas hacerlo, céntrate en dibujar cada día sin preocuparte demasiado por el resultado, ni comparar tus dibujos con los de otras personas. En poco tiempo serás consciente de tu propia evolución” enfatizan.
Conectando con el entorno y nosotros mismos
“La acción de dibujar en el entorno natural consigue que nos aislemos de todo lo superfluo. La apropiación del momento a través del lápiz y el pincel implica una relación con lo representado cognitivamente superior a la que se establece cuando nos situamos tras el objetivo de una cámara”, señala el ilustrador naturalista Diego Ortega Alonso.
“Ello se debe al tiempo empleado en la observación directa, al desarrollo de nuestra capacidad de retentiva, al esfuerzo intelectual que entraña el ejercicio de dibujar o pintar, y tomar apuntes (gráficos, pictóricos y caligráficos), en el cuaderno de campo en un proceso de interpretación y asimilación del entorno”, explica.
“El cuaderno de campo te obliga a desconectar de la tecnología y a pasar un tiempo contigo mismo, el papel y aquello que estás observando”, explican Cerviño y Baidal.
“En muchas ocasiones esto implica salir de casa, pasear por la ciudad, el campo, el bosque, la playa o un museo, buscando aquello que despierte en ti una emoción o la curiosidad de conocerlo mejor”, apuntan.
Explican que “el dibujo hace que centremos la atención de una manera muy especial, ya que debemos observar atentamente para poder reproducir aquello que estamos mirando y plasmarlo en el papel. Además la conexión mano-cerebro ayuda a memorizar e interiorizar de una forma mucho más profunda”, recalcan.
“El cuaderno de campo es la herramienta perfecta para reconectar con lo que te rodea obligándote a parar y salir del ritmo frenético del día a día, mientras poco a poco y casi sin darte cuenta mejoras tus habilidades como observador e ilustrador. ¡Verás el mundo con otros ojos!”, enfatizan.
Para reforzar la faceta terapéutica de esta herramienta, Cerviño y Baidal recomiendan: “ten siempre muy presente que es algo para ti: todo lo que hagas en el cuaderno estará bien, es un espacio seguro y privado. Lo importante es que disfrutes del proceso”.
“Puedes dibujar y pintar en cualquier sitio, incluso dentro de casa, por lo que no necesitas mucho tiempo para desplazarte a algún lugar alejado. Descubrirás que en nuestro día a día estamos rodeados de cosas muy interesantes”, puntualizan.
“Si decides salir fuera a dibujar, busca un sitio tranquilo, donde puedas sentarte un rato y tomarte tu tiempo, sin prisas”.
Durante el tiempo que dediques al dibujo, “apaga el teléfono móvil, reduce los estímulos externos, como una televisión encendida u otras distracciones y aprovecha para estar ese momento para alejarte de la tecnología” concluyen.
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