Carina advirtió que su padre, el Dr. Luis Conte Agüero, le dejó a la familia el mayor regalo del mundo: la enseñanza de luchar siempre por la libertad y la democracia en Cuba, e incluso en aquellos países amenazados por el socialismo acérrimo del siglo XXI.
“Fue un tremendo orador y poeta. Desde niña me ilustró sobre los derechos de la humanidad y la ética política de luchar por la libertad y la democracia, especialmente en momentos en que el comunismo intentaba apoderarse de América Latina tras haber sumido en la miseria a Cuba”, recordó.
“Cuando nos veíamos, nunca faltaba en nuestras pláticas el tema de Cuba. Era un gran historiador que conocía profundamente la historia cubana, desde la era republicana hasta la llegada del cruel comunismo”, expresó.
“Nunca transigió con nadie cuando se trataba de Cuba, porque sufrió terriblemente las amenazas y persecuciones de los dictadores. Finalmente, decidió salir de aquel infierno comunista para continuar su lucha en tierras de libertad, en Estados Unidos”, afirmó.
“Fue un líder tan importante que sostuvo conversaciones cara a cara con personalidades tan notables como los expresidentes Richard Nixon y George Bush, siempre solicitando pleno respaldo para la causa cubana”, dijo Carina.
“Fue toda una figura política. Cuando mi madre nos traía a Miami, él nos reunía en privado para hablarnos de Cuba. Nos transmitía una pasión increíble, porque era un sabio que dominaba esa historia al derecho y al revés”, sostuvo por su parte su nieta Emilia.
“Siempre, como demócrata, nos enseñó que debíamos estar del lado de la libertad. La defendía con pasión. En ese aspecto, nunca se le podía debatir. Hablaba con propiedad de sus logros, y lo hacía como creador y fundador del Partido Ortodoxo en Miami”, aseguró.
“A pesar de que yo vivía en Uruguay, eso nunca fue un obstáculo para viajar frecuentemente a Miami y encontrarme con él, disfrutando de su amena pasión por los temas políticos, siempre con un profundo respeto por las ideas ajenas”, recalcó.
“Nunca estaré golpeada por su muerte. Al contrario, siempre me sentiré orgullosa de mi padre, por sus virtudes como historiador y hombre de lucha por la libertad. Me encantaba oír sus logros políticos, incluso con presidentes latinoamericanos que le pedían consejo para no caer en el infame comunismo”, resaltó.
“Amaba profundamente la poesía. Era un filósofo excepcional. Sus escritos reflejan su legado y sus misiones políticas, muchas de ellas llevadas a cabo en silencio. Su rol y sus logros en América Latina fueron enormes, y en Estados Unidos gozó de gran popularidad en sectores políticos y comunitarios”, aseguró.
“Mi abuela fue mi compañera ideal; siempre me acompañaba en los viajes desde Uruguay a Estados Unidos para reunirnos con mi padre. Mi madre, Susana, lo admiró profundamente. Siempre hubo alegría en nuestra familia. Nunca lo vi abatido o triste. Siempre disfrutó de la vida”, recordó.
“Mi padre conoció a mi madre durante una de sus giras por Sudamérica. Estoy inmensamente orgullosa del legado que dejó. Estuve presente en los festejos de sus 101 años. Fue un hombre sencillo, siempre dispuesto a ayudar a los demás”, concluyó.
“Me voy con el corazón alegre. Su vida en Miami fue exitosa. Estoy feliz por toda la gente que asistió a sus exequias. Es en estos momentos cuando uno comprende la importancia que tuvo mi padre en el exilio cubano. Sus amigos y partidarios nunca lo olvidarán”, sintetizó.
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